

Secciones
Servicios
Destacamos
SARA PASTOR TEJEDOR
Logroño
Martes, 23 de abril 2019, 20:20
La voz es nuestra principal herramienta para comunicarnos; sin la voz no podemos expresar nuestros deseos, emociones y no podemos desarrollar nuestra vida profesional. ... Existen profesiones en que es más frecuente encontrar problemas de voz: docentes, locutores, comerciales... por ello será necesario adquirir una técnica vocal muy especial si no quieren tener lesiones tales como nódulos, pólipos, etc. que comprometan de forma importante su calidad y cantidad de voz.
¿Cuántas veces hemos dicho o escuchado estoy afónico, no tengo voz, cuando grito me duele la garganta...? Si aparecen cambios en la calidad normal de la voz, podemos estar ante una disfonía. No todas son iguales, existen 4 tipos de disfonías según sea su causa.
1.- Disfonías funcionales: producidas por un mal uso de la actitud vocal, malos hábitos. Existen dos tipos: hipertónica (sobreesfuerzo vocal) e hipotónica (debilidad vocal).
2.- Disfonías orgánicas: producidas por lesiones en los órganos implicados en la fonación. Las más frecuentes son nódulos, pólipos, edema de Renke, parálisis cordar, sinequias, quiste, surcos, puente mucoso, verguetute...
3.- Lesiones asociadas: producidas por patologías relacionadas con procesos de lesiones malignas y/o tumorales.
4.- Disfonías psicógenas: producidas por un trastorno psicológico.
Las patologías vocales no solo aparecen en adultos, los niños o las personas mayores están igual de expuestos o más a manifestarlas. Un ejemplo cada vez más común son las disfonías infantiles, donde existe el falso mito de que los nódulos se reabsorben y no es necesario tratarlos. No es correcto, el nódulo no va a desaparecer y si la técnica vocal no es la adecuada va a favorecer el empeoramiento de la patología.
Existen señales de alarma que nos pueden indicar que algo no va bien en nuestra voz:
1.- Pérdida de voz no asociada a procesos catarrales o alérgicos.
2.- Pérdida frecuente de voz (parcial o total).
3.- Sensación de opresión o cuerpo extraño en la garganta.
4.- Pérdida de volumen o eficacia de la voz sin motivo aparente.
5.- Dolor o molestias en el momento de la fonación.
6.- Sensación de ahogamiento (quedarte sin aire cuando hablas).
7.- Invertir más energía de la normal para hablar (cansancio vocal).
Si aparece alguno de estos síntomas, se repiten o permanecen en el tiempo es posible que se tenga una patología vocal, por ello es recomendable acudir a un especialista.
El otorrinolaringólogo (ORL), por lo general, es el encargado de valorar y diagnosticar la mayor parte de las patologías vocales.
El logopeda es el encargado de realizar la intervención total o parcial de las disfonías más frecuentes.
Las estructuras y órganos que nos permiten hablar, cantar, gritar... son una cadena; pulmones-diafragma-laringe-faringe-cuello-boca, que se interrelacionan entre sí, y con todo el cuerpo como un conjunto. Los logopedas nos encargamos de que todas las estructuras implicadas funcionen correctamente para tener una buena voz.
En rasgos generales, existen varias etapas que debemos trabajar.
1.- Corregir malos hábitos orales.
2.- Potenciar la relajación y respiración.
3.- Coordinar la respiración con la fonación.
4.- Mejorar la articulación.
5.- Potenciar la impostación.
6.- Eliminar la causa orgánica, en caso de que ésta sea el origen.
Aunque los descritos anteriormente sean puntos generales dentro de la intervención de las disfonías, ésta debe ser individualizada y diseñada exclusivamente para cada paciente, ya que cada uno tiene unas características específicas que deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, aquella persona que tiene excesiva tensión no debe realizar los mismos ejercicios que una que carezca de tono.
Existen ciertas pautas a tener en cuenta para evitar la aparición de disfonías.
1.- Mantener un buen estado mental general, referido a evitar el estrés, las tensiones musculares,... esto provoca que estemos tensos, e influye indirectamente en la postura y la producción vocal.
2.- Mantener una postura correcta, la cabeza debe estar alineada con el cuerpo y los hombros mantenerse relajados para que la voz salga directa sin obstáculos.
3.- Ser consciente de los signos de fatiga vocal (picor, carraspeo, esfuerzo al hablar) y evitar las situaciones en las que se producen.
4.- Evitar gritar o hablar en entornos ruidosos o con polvo.
5.- No forzar la voz en situaciones de resfriado o ronquera.
6.- No carraspear, con esta acción provocamos un trabajo agresivo en los repliegues vocales.
7.- No susurrar, con ello provocamos que la musculatura se tense en exceso.
8.- Inspiración nasal, para preparar el aire y calentarlo.
9.- Respiración costo-abdominal, al respirar de manera superficial la musculatura del cuello se verá sobrecargada y por lo tanto la emisión de voz será más forzada.
10.- Procurar no quedarse sin aire mientras se habla.
11.- Evitar hablar con la boca semicerrada.
12.- Evitar las bebidas muy frías y muy calientes. Pueden provocar reacciones negativas en la faringe o la laringe y repercutir en la voz.
13.- No fumar, es el elemento dañino por excelencia para el aparato respiratorio y fonador.
14.- Evitar las bebidas alcohólicas o el exceso de cafeína así como los alimentos picantes o fuertes, ya que resecan las mucosas de las cuerdas vocales.
Nuestra voz es algo que nos caracteriza, en nuestra mano está cuidarla.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Una luna de miel que nunca vio la luz
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.