Por un puñado de cuentos

Había una vez –como empiezan todos los cuentos– un certamen literario que comenzó en 2007 con noventa mil euros de bolsa, tuvo que ser recortado a la mitad en 2011 por la crisis económica y finalmente desapareció en 2020 porque nunca resultó buen negocio. Al Premio Logroño de Novela, un capricho personal del alcalde Julio Revuelta y del entonces presidente de Caja Rioja Fernando Beltrán tratando de emular la pompa del millonario Planeta, al menos hay que reconocerle la virtud de haber pisado tierra y de tender la mano a la divulgación cultural llevando a algunos de sus jurados a institutos donde entrar en contacto con los jóvenes: que viesen que los grandes escritores como Jorge Edwards o los recordados Caballero Bonald y Ana María Matute son personas de carne y hueso y no solo nombres en aburridos libros de texto. Así se sembró la semilla de lo que hoy es Cuéntalo, el Festival de Narrativas de Logroño.

De modo que el dinero siempre ha estado ligado a este programa, organizado por el Ayuntamiento de Logroño, que en esta ocasión cuenta por primera vez con el apoyo del Ministerio de Cultura. Un festival que crece año tras año, que se está convirtiendo en el equivalente logroñés al 'Actual' riojano de las letras (aunque no solo de las letras) y que en esta sexta edición, efectivamente, se centra en las muchas y variadas formas de 'contar' el vil metal, como explica su director, Juan García Calvo, en estas mismas páginas.

Cuéntalo 2022, que comienza mañana y se prolonga hasta el 20 de noviembre, tendrá a más de medio centenar de creadores en trece conversaciones y otras muchas actividades diversas, entre ellos los escritores Manuel Gutiérrez Aragón (escritor y cineasta), Alicia Giménez Bartlett, Belén Gopegui, Benjamín Prado, Sara Mesa, Nacho Carretero, Remedios Zafra, la poeta Elena Medel, el curador de arte Vicente Todolí, los músicos Nacho Vegas y Ana Tijoux en sendos conciertos o los humoristas de 'Ilustres Ignorantes', que agotaron en horas las localidades para el espectáculo de clausura.

Hasta entonces van a ser dos semanas de intensa actividad, en las que también habrá cine, exposiciones, ilustración en librerías, talleres de creación y ficción sonora. Representaciones a medio camino entre el teatro y la performance de 'Yo sé perder', de Compañía La Soledad, y 'Pensar el dinero', de Los Torreznos, que han actualizado su obra para la ocasión. Y 'Casa', el proyecto escénico de Lucia Miranda que nació en una edición anterior del festival y ahora se ha convertido en función.

Las narrativas de audio también vuelven con dos ficciones sonoras: '¿Quién mató a la cocina cristiana de Occidente?' y 'Al otro lado del Ebro', el 'dramawalker' de Logroño creado por El Patio Teatro y coproducido con al Centro Dramático Nacional, que se presentó el año pasado y esta vez se escuchará y comentará con el vecindario del barrio de San Antonio, donde se localiza la trama.

El ciclo incluye dos propuestas de cine de ficción y dos documentales: uno sobre el butronero conocido como 'Flako', llamado 'el Robin Hood de Vallecas', y otro sobre 'el Kala', un popular personaje del entorno de la calle Laurel. Ambos conversarán con sus respectivos directores, León Siminiani, y el riojano Diego Pérez. La Filmoteca Azcona se suma al festival con una película del mencionado Gutiérrez Aragón ('La mitad del cielo'), que estará presentándola, y otra de Lars von Trier.

Por último, completan el programa charlas en centros educativos, encuentros de autores con clubes de lectura y periodistas, así como libros y juegos. Muchas cosas y muchos cuentos antes del colorín, colorado.

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