Volver la mirada atrás en el plano cinematográfico es una de las responsabilidades culturales de las filmotecas. La Rafael Azcona dedica un mini ciclo de películas a una de las figuras más influyentes del cine europeo, el danés Lars von Trier; y a partir de ... las 19.30 proyecta una de sus más grandes y controvertidas creaciones, 'Rompiendo las olas' (1995).

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Desde su irrupción, Trier se ha caracterizado por su tendencia inquieta, revolucionaria y transgresora. De su firma, junto a la de su compatriota Thomas Viterberg, crearon a mediados de la década de los 90 un movimiento purista y rompedor denominado Dogma 95, que a través de un decálogo aconsejaba las pautas a seguir para rodar películas de una manera libre. Solo se necesitaba una cámara, un potente guion y un equipo de actores.

Antes del advenimiento de este ciclón que dio a luz obras muy cañeras, como 'Los idiotas', que se verá la próxima semana, el autor de 'Europa' (1991) alumbró una historia apasionante en la forma y el fondo. 'Rompiendo las olas' fue y es un un auténtico shock. Una pieza desgarradora filmada con fuerza visual capaz de llegar a un público más amplio de lo que se esperaba.

Un drama de raíces nórdicas y mesiánicas acerca de la devoción, la penitencia y la fe. Una fe que traspasa su convención espiritual para acercarla a un sentido humano coqueteando con lo sobrenatural.

El dispositivo expresivo y la puesta en escena desnuda empleada por el cineasta danés para relatar la entrega de Bess (Emily Watson), una devota religiosa a ultranza, por sanar a su marido Jan (Stellan Skarsgard) de los daños causados por un terrible accidente, es hipnótica y empática a la vez.

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Un planteamiento descabellado como el propuesto por Trier logra, a contracorriente, un resultado fascinante y sensorial. Una obra absoluta e imperecedera que marca un antes y un después en la filmografía de Lars von Trier.

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