«Puede que en otra vida fuera bruja»
La semana de Angélica Morales ·
La escritora turolense promociona 'La casa de los hilos rotos' (Destino), la novela que ha cambiado su vida. «Existo. Se han prendido luces sobre mí», celebraSecciones
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La semana de Angélica Morales ·
La escritora turolense promociona 'La casa de los hilos rotos' (Destino), la novela que ha cambiado su vida. «Existo. Se han prendido luces sobre mí», celebraIzaskun Errazti
Sábado, 12 de agosto 2023, 20:04
Dice Angélica Morales (Teruel, 1970) que Otti Berger, la protagonista de ''La casa de los hilos rotos', su última novela, es ahora mismo «mi religión», que ambas son ya «sólo una». Y así debe ser si se tienen en cuenta las alegrías que el relato, ... en el que ficciona a la diseñadora más sobresaliente de la Bauhaus, le está brindando. «Sus hilos se unieron a los míos y juntas empezamos a tejer esta historia», explica la escritora. Una historia con la que Morales quiere devolver a esta mujer, que se enfrentó a la barbarie nazi, «el papel que le arrebataron otros». Su rutina diaria sigue ligada a ella, a la que quiere dar a cono cer «en todo el mundo».
08:15 horas. En la espesura de la página en blanco puedo ser cualquier cosa. La vida para mí es eso, un bosque de letras que se buscan. Me levanto temprano. Saludo a mis gatos Mina y Félix (miau requetemiau). Tomo un café con mi marido bibliotecario, el señor Ubé, en el bar de costumbre: La Duquesa. Huesca es un como un decorado teatral. Yo empecé a escribir aquí, en esta postal de invierno. Después regreso a casa y comienzo a alimentar las redes sociales.
10:08 horas. Internet es un monstruo insaciable y es necesario arrojar a su pantalla cualquier cosa que pueda mantenerlo en activo; un mueble de Ikea, una fotografía borrosa de mi primera comunión, el aparato dental de Bertha Von Suttner... Ahora que estoy de promoción con mi novela, 'La casa de los hilos rotos', publicada por Destino, todo ha cambiado para mí. Existo. El salto a la novela de mano de la editorial Destino ha prendido las luces sobre mí. Ahora, al pasear por el Coso de Huesca, hay lectoras que me detienen para decirme que están leyendo mi novela. Me hablan de Otika y sonríen. Se han convertido en cómplices. Eso es lo que me ha dado una gran editorial; visibilidad, seguidores, lectoras que me miran como si yo fuese una fruta jugosa en el desierto de sus vidas.
19:30 horas. Por la tarde voy al gimnasio a nadar. El agua me calma, cruzar ese útero de baldosas azules me permite olvidarme de mí.
11:40 horas. Me he propuesto que Otti Berger sea conocida en todo el mundo. La promoción es intensa. Presentaciones, clubs de lectura. Adoro ir a los pueblos. La gente me recibe con gran alegría. Hay soledad en los pueblos y las bibliotecas con sus clubs de lectura insuflan vida. Respiramos juntos dentro de los libros. Otika teje para nosotras un manto de color y gotitas de lluvia. En todos los clubs; Sariñena, Loporzano, Monegrillo... Al terminar estamos empapados de emoción. Eso solo lo dan los libros. Creo que mi misión en la vida es esa, escribir la emoción y luego repartirla entre las mujeres solas. Otro dato: también soy actriz y soñaba con alfombras rojas. Las tardes son para escribir. Soy muy disciplinada. Escribo cada día. Si estoy inmersa en una novela me centro en la documentación y la estructura. Suelo elaborar los capítulos en papel y pegar las hojas en un corcho. Diseño mapas emocionales dentro de la lengua del tiempo. La novela histórica es apasionante. Escribir heridas me deja sin aliento.
22:03 horas. Es el momento de las series , 'Poirot', 'Se ha escrito un crimen', 'Babylon Berlín'... Tengo ansiedad, así que necesito confiar mi alma a ese dios sintético llamado Lorazepan. Benditos sean los barbitúricos. Amén responden mis gatos acomodándose a los pies de la cama..
13:05 horas. Grabar el audiolibro de 'La casa de los hilos rotos' ha sido un regalo. De algo han tenido que servirme mis tablas en el teatro y mis cursos de doblaje. Doblar películas me fascina. Ponerle voz a las emociones de los otros y que su dolor encaje en tu dolor. También escribo poesía, porque es la única forma que encuentro donde soy verdaderamente libre.
20:36 horas. Cada domingo publico un poema inédito y lo comparto en redes . Mi marido, el señor Ubé, realiza un collage digital para acompañarlo. Somos una familia de artistas gatunos. Animalistas. ecologistas, vegetarianos, con la nostalgia de otros siglos titilando en nuestras pupilas. La poesía como sanación. Escribí 'Mi padre cuenta monedas' y gané el V Premio Internacional de Poesía Gabriel Celaya. Contaba en el libro los malos tratos sufridos por mi padre, tanto psicológicos como físicos. Heridas. Un telar llamado lenguaje. Siempre ese dolor que no se borra.
09:06 horas. Un dos, un dos... Gimnasio. Entrenadora personal. Pesas, sentadillas, plancha. Bicicleta. El gimnasio me permite desarrollar el arte de la contemplación, ver a las mujeres en la piscina haciendo aquagym, por ejemplo, su piel repleta de cicatrices, su forma de caminar. A veces lloran porque necesitan ayuda para subirse las bragas. Todas cuentan historias. Se cuentan desnudas sobre una alfombra gris, intercambian difuntos o la flor del cáncer. Ellas no saben que más tarde las contaré yo dentro de una novela.
19:30 horas. Si he terminado el trabajo y estoy satisfecha, llamo a mis amigas y salimos a tomar una cerveza. La mía sin alcohol, tostada.
12:00 horas. El Pirineo y los bosques, eso es lo bueno de habitar en una ciudad como Huesca. De vez en cuando hago escapadas con mis amigos. Nos asomamos a los esconjuraderos donde hace siglos eran arrojadas las brujas y nos limpiamos de las malas vibraciones. Los valles del Pirineo muerden mi sangre. Cierro los ojos y me imagino volando de un valle a otro, con el cabello atado a los sueños, como la Margarita de Bulgákov. Puede que en otra vida haya sido bruja.
17:20 horas. Tic tac. Más presentaciones. Más promoción. No olvidarme nunca de citar la novela en las redes, con esa insistencia que da la fe. Otti Berger es ahora mi religión. Miro la mesa de trabajo. Está llena de manuscritos viejos. Ha llegado el momento de hacer limpieza. Creo que mientras escribo estas líneas ha comenzado a trepar por mi garganta una nueva historia:¿Mujeres otra vez?
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