Por su propia dignidad, haga su testamento vital, ¡Ya!
IGLESIA ·
Secciones
Servicios
Destacamos
IGLESIA ·
Por si usted no estaba en ello, sepa que anteayer entró en vigor la Ley de la Eutanasia. Ley aprobada pírricamente, aprovechando la pandemia y muy de tapadillo. Cuando lleguen las elecciones, todos los que apostamos por la vida y por los cuidados paliativos lo ... tendremos en cuenta.
¿Por qué? Por dos razones. La primera: se trata de una ley de gran trascendencia para el futuro de la sociedad, y la segunda, porque es un atentado flagrante contra la vida y contra la dignidad de las personas. A día de hoy, de los 197 países que hay en el mundo, 7 han legalizado la eutanasia. España, tristemente al menos para mí, es uno de ellos.
El pasado 2 de mayo destiné este espacio a este mismo asunto. Y la verdad es que si lo repito es porque hay mucha gente que desconoce del todo de qué va todo esto.
Yo, y cientos de riojanos mayores y jóvenes, hemos hecho una apuesta por la vida, desde la concepción hasta la muerte natural. Y a la par queremos hacer una apuesta por los cuidados paliativos. Debo decir, porque es de justicia, que varios amigos que tengo residentes en Bélgica, uno de los siete países que como España ha legalizado la eutanasia, me cuentan cosas realmente escalofriantes a este respecto. «En una palabra, me comentan, aquí la eutanasia se ha convertido en una barra libre de muertes».
Que nadie dude de que esta ley promueve realmente la eliminación –así como suena– de las personas débiles, ancianos y enfermos terminales. Y que conste que respeto con toda mi alma otros planteamientos y actitudes vitales que se han dado y se pueden dar. El juicio definitivo sobre el interior de las conciencias hay que dejarlo solo para Dios.
Asimismo, animo desde aquí a mis lectores y amigos a que colaboren en la defensa del derecho a la vida difundiendo la campaña que hoy se está haciendo en las parroquias de nuestra diócesis de La Rioja. En ellas, en las parroquias, se facilitará el documento del testamento vital a los/as que lo soliciten.
Todo ello me mueve a aconsejar vivamente a mis lectores –ancianos o no– que hagan cuanto antes su testamento vital, en el que han de hacer constar al menos estas tres peticiones: 1.- Que no les sea aplicada de ninguna manera y en ningún caso la eutanasia o el llamado suicidio asistido. 2.- Que se apliquen los cuidados paliativos necesarios, sin que se prolongue el proceso de la muerte de forma desmedida y abusiva. Y 3.- Muy a destacar: la petición de ayuda espiritual, que se concreta en la presencia de un sacerdote católico que les administre los sacramentos.
A propósito de esta tercera petición, he de manifestar con claridad y contundencia que la paz espiritual que proporciona a los enfermos graves tanto la oración como una confesión bien hecha no se paga con nada y conforta extraordinariamente al enfermo y a los familiares que rodean al enfermo. Esto lo saben muy bien los médicos, las enfermeras y todo el personal auxiliar que se esfuerza heroicamente por una asistencia sanitaria eficaz y solvente. Y, por supuesto, esto que pido para los católicos lo hago extensivo a los seguidores de cualquier religión legalmente reconocida. Poner pegas a la presencia institucional del sacerdote en un centro sanitario es poner palos en la rueda de una asistencia sanitaria humana, digna y alentadora.
El testamento vital, llamado técnicamente 'Declaración de instrucciones previas y voluntades anticipadas', es aconsejable registrarlo, para que se incluya en la historia clínica del paciente y esté disponible para que el médico responsable de su asistencia pueda aplicarlo cuando llegue el momento.
Debo insistir una vez más que un estado laico, laico de verdad y sin sectarismos laicistas, se excede en sus cometidos si pretende eliminar la idea de Dios en las personas y en la sociedad. Y muchos enfermos y enfermas quieren tener al final de sus vidas el testimonio de ese Dios que conforta y da sentido a la muerte.
¡Ah! Se me olvidaba. Un tal Boudewijn Chavot, padre de la eutanasia en Holanda, ha denunciado «el asesinato de personas dementes que no querían morir, así como la creación de una auténtica industria de la muerte que aplica la eutanasia en cadena y la ocultación por parte de las autoridades de prácticas negligentes contra la voluntad de los pacientes». ¿Por qué de estas cosas no se nos ha informado debidamente?
A lo dicho, a por el testamento vital, y si tienen dudas pregunten en su parroquia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.