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El auditorio de Riojafórum acoge hoy, a las 20.30 horas, el concierto de Silvia Pérez Cruz (36 euros). La cantante, compositora y actriz catalana, ... poseedora de una de las mejores voces de la música española actual, presenta su nuevo disco, 'Farsa. Género imposible' (2020), en la que cuenta con letras de poemas de Miguel Hernández y Ana María Moix y otras compuestas «en diálogo con otras disciplinas artísticas como el teatro, la danza, el cine, la poesía o la pintura».
– En una época en la que prima el artificio y todo lo que rodea a la música, antes que el arte, en la suya destaca, sobre todo, su extraordinaria voz. ¿Piensa que es arriesgado sostener su trayectoria con su voz o confía suficientemente en ella?
– No creo que mi música se sostenga por mi voz. Creo que mi voz es una herramienta para poder expresar unos sentimientos, sobre todo en el directo, y también en un disco, pero dedico mucho tiempo a cuidar cada detalle, desde cada letra hasta cada melodía, cada armonía, cada arreglo, cada músico que participa... Hay un trabajo emocional y humano y creo que es necesario que todos se sientan parte, que no solo sean un acompañante. Me gusta cuidar a cada persona, creo que mi carrera se representa por no tener prisa, ser libre y hacer lo que siento con las personas que tengo ganas de compartirla.
SOBRE SU VOZ...
LOS GÉNEROS...
SOBRE SOBRE EL ÉXITO...
– Su voz, tan hermosa, ofrece una sensación de poderosa fragilidad. ¿Es consciente? ¿Persigue esa sensación?
– Creo que hay una búsqueda de defender, proclamar la belleza de la vulnerabilidad, y sí que no intento esconder esa fragilidad, creo que es importante que en el arte se comparta el artista humano, frágil. Creo que reivindicar la fragilidad de esa belleza hace bien. No proclamo la perfección inalcanzable sino una fragilidad compartida.
– Su nuevo disco, 'Farsa', contiene canciones nacidas de la danza, el teatro, el cine... ¿Cómo ha logrado darles una unidad reuniéndolas en un disco?
– La unidad es que están grabadas en el mismo momento y en un momento en el que busco una sonoridad. También hay un interés por las texturas. Y todas nacen del diálogo con otras disciplinas artísticas, algo que me representa y he decidido hacer así. Mi madre me enseñó a ver la belleza que comparte un cuadro, una fotografía, un baile, una canción... y me gusta mucho entender cómo cada disciplina artística cuenta una emoción con sus herramientas. Este disco aúna tres años de aprendizaje con otros artistas.
– De hecho, es un disco que tenía que haber salido mucho antes, ¿no? ¿Cómo cree que le ha podido afectar la espera?
– No lo sé porque como la pandemia ha afectado a todo... Tendría que haber salido en abril de 2020 y entonces decidimos esperar porque era un disco que había que cuidar, con entrevistas, salir a hacer gira, y al final salió en octubre. En su lugar, en primavera, decidimos compartir un disco que habíamos grabado con Marco Mezquida en Japón ('MA. Live in Tokyo'), porque teníamos ganas de compartir música y era el momento. Era bonito escucharlo en soledad, ya que es frágil, grabado en un sitio pequeño. La verdad es que llegó en el momento que pudo ser y ya no me lo imagino de otra manera.
– En 'Farsa' hay algo de copla, de jazz... su formación musical. ¿Lo ha sentido como una vuelta al origen?
– Tengo una relación muy universal con la música. Para mí, los estilos son como las palabras, sirven para ordenar pero resumen demasiado. Mi carrera se ha especializado no en ningún estilo sino en intentar buscar qué comparte cada género, aumentar mi vocabulario, aprender de diferentes músicos y músicas. Cuando intento expresar un sentimiento uso todo lo que está a mi alcance y a veces salen cosas que tienen más relación con el folclore de aquí o Argentino, o de Brasil, o con el jazz. Uso las herramientas que tengo para expresarme, aunque el origen siempre está ahí, pero si hay que ir al origen, ese es el canto de mi padre y de mi madre.
– Hay dos referencias que le vienen a uno a la cabeza al escuchar su nuevo disco: Chavela Vargas y María Arnal. ¿Se siente en medio de ellas?
– Qué lindo. Soy muy fan de Chavela Vargas en mi vida por lo conectada que estaba con el mundo, con los vivos y los muertos, con la tierra y las estrellas, por su apertura, su canal... ese peso. Es un gran referente. Nunca me lo habían dicho pero la tengo muy presente. Y me encanta cómo canta María Arnal y lo que hace. Sé que ella aprecia mucho mi trabajo y que he sido un referente para ella, así que es un honor. Celebro todos sus éxitos.
– Supongo que es consciente de que su música, su estilo, puro y lleno de belleza, no es para grandes masas, sino, más bien, para una inmensa minoría que aprecie la calidad. ¿Le gustaría que esa minoría fuera más amplia?
– Yo quiero que mi música la escuche todo el que la quiera escuchar. Estoy muy contenta con el público que tengo, que ha ido creciendo siempre lentamente y no ha ido a menos. Ese, para mí, es un buen ritmo, un buen caminar, porque nunca quise un éxito repentino. Mi objetivo no era la fama, quería que fuera una consecuencia. Un día fui al programa de Buenafuente y la presentación fue algo así como «una artista que no es muy conocida pero que es respetada por todos». Empezó a hablar de artistas que le habían hablado de mí y después me fui a cenar pensando que no estaba nada mal, qué bien que se respete mi música y mi manera de compartirla. De la misma manera, nunca ha dejado de sorprenderme de que una música tan frágil como la que hago haya podido ser disco de oro. Si miro atrás, canciones súper íntimas, como las de los discos '11 de noviembre' y 'Granada', han sido discos de oro. Me siento muy feliz del camino hecho y compartido.
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