Por el último libro del teólogo y dominico secularizado José Manuel Bernal (Alfaro, 1936) desfilan todas las mujeres que tuvieron una presencia real en la vida de Jesús y aquellas que aparecen en las parábolas. Son 'Las mujeres del evangelio', un libro que pretende ser ... una «ferviente» reivindicación de la importancia de la mujer en el plan divino de salvación.
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– ¿Cómo plantea este enjundioso asunto?
– El libro tiene dos partes. Primero hago un repaso de todas las mujeres que aparecen en el evangelio, con el texto bíblico correspondiente y un pequeño comentario para penetrar mejor en el perfil de esas mujeres y ver qué tipo de relación llegaron a tener con Jesús. Y en el apéndice final resumo qué tipo de mujeres contactaron con Jesús; fueron mujeres enfermas, abandonadas, pobres, marginadas, de mala fama... Al final intento hacer ver que, dentro de la sociedad judía, donde la mujer estaba completamente marginada y postergada, Jesús la respeta y nos ofrece una imagen de mujer más libre, una sociedad de iguales. No intento hacer un libro de polémica, sino descubrir cómo es esa mujer a través de los relatos bíblicos.
– El discipulado de iguales que Jesús suscitó tiene poco o nada que ver con la realidad histórica, y no solo la de aquella Palestina.
– La verdad es que en la tradición cristiana no se ha tenido muy en cuenta esta reivindicación que hizo Jesús de la mujer. Hay un dato muy importante en la resurrección de Jesús, donde las mujeres tienen un papel importantísimo. Ellas están allí, en el calvario al pie de la cruz, mientras que los apóstoles escaparon y uno le negó y otro le traicionó. En cambio las mujeres estuvieron valientes al pie de la cruz, sobre todo la Magdalena, el testigo más importante y la primera que anuncia a los apóstoles que Jesús ha resucitado. Para mí es de una importancia extraordinaria porque la resurrección nos abre una perspectiva y un horizonte nuevo.
– ¿Qué debemos deducir del perfil de las mujeres que acompañaban a Jesús?
– Jesús se rodeó de gente humilde, enferma y considerada pecadora. Aquella sociedad consideraba a los enfermos gente castigada por sus pecados, y Jesús los libera de la enfermedad manifestando así su poder y su compasión, especialmente hacia las mujeres. Y eso nos tendría que hacer pensar en la iglesia de hoy con qué sociedad nos relacionamos y qué tipo de sociedad cultivamos en nuestras iglesias.
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– Menciona que hemos creado un Dios en clave masculina y se precisa un lenguaje nuevo para acercarnos a él.
– Presentar siempre un dios masculino y con barba no ha hecho ningún bien dentro de la espiritualidad cristiana, y ha condicionado mucho el tipo de piedad que tenemos. Las mujeres han estado en un primer plano, eso hay que resaltarlo.
– ¿Qué pasos considera prioritarios para avanzar en igualdad en el seno de la iglesia?
– Los movimientos feministas dentro de la iglesia están trabajando mucho. En La Rioja hay un grupo de teólogas que es muy de valorar; intentan que la teología no sea algo exclusivo de hombres y, de hecho, hay mujeres que estudian teología e incluso el papa Francisco está dando pasos importantes dando a las mujeres en cargos de responsabilidad dentro de la Curia romana. Se están dando pasos, pero en esto no hay que ceder y hay que seguir adelante. Y luego está el tema del acceso de las mujeres al ministerio, que puedan ser sacerdotes u obispos incluso, pero esto va a ir lento porque la tradición es más pesada y no va a ser fácil.
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– ¿Visualiza una mujer papa?
– Lo de papa no sé si lo conoceremos, pero que puedan ser sacerdotes y obispos ya se da en las iglesias reformadas (anglicana y luterana). La católica tendrá que acercarse a ese movimiento porque la mujeres están presionando mucho, pero lo más importante no es tanto que sean sacerdotes u obispos como que dentro de la iglesia adquieran cargos de responsabilidad.
– ¿Por qué es tan lento el avance por la igualdad en el seno de la iglesia?
– El ritmo al que avanza la iglesia no es suficiente, aunque algo está empezando a cambiar en algunas parroquias rurales, donde algunas religiosas hacen ciertas celebraciones (dan la comunión, la liturgia de la palabra,...) ya que es donde más falta hace por la carencia de vocaciones sacerdotales.
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– No parece un logro echar mano de las mujeres por la falta de hombres sacerdotes.
– Estoy de acuerdo en que esto no tiene que ser un parche o el remedio a un problema, sino que ellas tienen que acceder al sacerdocio porque no hay ninguna razón dogmática que se lo impida, eso está claro.
– También deja claro que Jesús era feminista.
– Claro. Y el argumento de que los sacerdotes tienen que ser varones porque Jesús lo era, eso es una tomadura de pelo porque lo sexual no está implicado en su función salvadora. Los teólogos eso lo tienen bastante claro y no lo discuten. Lo mismo que el celibato, no hay ninguna razón dogmática por la que ese ministerio tenga que ser asumido por personas célibes.
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