El 'thriller' conquista el cine español

Sin duda la comedia ha sido tradicionalmente el género más utilizado por el cine español, sobre todo durante la dictadura franquista en la que no había espacio para otro tipo de trabajos más comprometido, ni recursos para cintas de mayor envergadura o acción. Una comedia donde, más allá del entretenimiento, también se refugiaba la crítica al régimen y al rígido sistema social, como bien demostró Luis García Berlanga con sus inolvidables 'Bienvenido, Mister Marshall', 'El verdugo' o 'Plácido', entre otros.

Sin embargo, esa comedia más satírica fue poco a poco -y de forma clara en los últimos años- cediendo terreno a otra más comercial de corte adolescente con excelentes resultados recaudatorios. Y es que hasta hace unos años las cintas más taquilleras y también populares solían ser comedias de más o menos calidad no en pocas ocasiones aborrecidas por la crítica, pero con el favor de un público amplio. Uno de los máximos exponente de esta comedia más gamberra y comercial sería la saga de Torrente. Santiago Segura convirtió en una mina de oro los tópicos más casposos del humor nacional. Actualmente sigue manteniendo a tres películas de la saga entre las diez más taquilleras del cine español, donde también se encuentra otra comedia como 'La gran aventura de Mortaledo y Filemón'.

Cambio de paradigma

En cualquier caso, a finales de los noventa y sobre todo ya en pleno siglo XXI una nueva hornada de directores han sabido adentrarse por terrenos cinematográficos que, con contadas y honrosas excepciones, no tenían demasiado predicamento en España. Quizás el director más representativo de este cambio de paradigma que revolucionó la manera de hacer y entender el cine en España fue Alejandro Amenábar. Su ópera prima 'Tesis' ya fue una declaración de intenciones sobre el encorsetado y subestimado cine español. Una ruptura de lo convencional que corroboró años más tarde con 'Abre los ojos'. El gran éxito de estas cintas no fue solo lograr el reconocimiento de la crítica, sino también el aprecio de un público acostumbrado a mirar con escepticismo el cine de su país.

Daniel Monzón, director de 'El Niño' es otro de los responsables de ese mayor peso del trhiller en el cine español. Primero con 'La caja Kovak' y especialmente después con la impactante 'Celda 211'. Un recorrido exitoso por un género que también ha realizado Alberto Rodríguez, quien antes de 'La isla mínima' ya mostró un cine policial rompedor en España con 'Grupo 7'. Directores todos ellos sin complejos por trasladar a la industria española un cine más 'estadounidense' sin olvidar las esencias e idiosincrasia de la cultura de aquí. Además, estas cintas cuentan ya con una importante inversión para los estándares españoles. Algo que permite a las cintas candidatas al Goya de este año conseguir una factura técnica impecable. Y es que el cine español ya no es solo humor.