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El Museo del Prado no sería lo que es sin las aportaciones de excepcionales promotoras y mecenas del arte como Isabel de Castilla, María de Hungría o Isabel Clara Eugenia. Así lo reconocen tanto el director del museo, Miguel Falomir, como Noelia García Pérez, historiadora ... del arte y comisaria responsable del itinerario 'El Prado en femenino', con el que la pinacoteca quiere saldar su deuda con las mujeres que crearon, enriquecieron y cuidaron su colección. Contrasta la relevancia de este 'matronazgo' con la clamorosa minoría de mujeres representadas en el Prado, en cuyas salas se exponen 19 cuadros pintados por 16 mujeres entre más de 1.500 piezas.
Organizada en colaboración con el Instituto de las Mujeres del Ministerio de Igualdad y en cartel hasta el 9 de abril, 'El Prado en femenino' repasa el papel de las grandes promotoras y benefactoras de las artes a través de 32 piezas repartidas en una decena de salas y en una horquilla temporal muy concreta: de 1451 a 1663, de Isabel la Católica a Isabel Clara Eugenia. Todas las obras del recorrido están vinculadas a aristócratas, emperatrices y reinas que, según la comisaria, «no solo destacaron en las labores del patronazgo, sino también en la promoción de los artistas que trabajaron a su servicio».
«No hay ningún otro museo en el mundo en cuya construcción la aportación de las mujeres haya sido tan decisiva, ya fuera como coleccionistas o como promotoras, o contribuyendo de forma determinante a su fundación y presentación», asegura Miguel Falomir. Está convencido de que Prado es una «mega-potencia en este aspecto».
El itinerario empieza por Isabel I de Castilla, referencia clave en el origen y evolución del patronazgo femenino español y como figura política. «Era el punto de partida inexcusable para analizar la promoción artística que desarrollan las mujeres de la casa de Austria, en las que tuvo una influencia decisiva», asegura García Pérez.
Se ocupa luego de figuras como Isabel de Portugal, María Tudor, Isabel de Valois, Margarita de Austria, María de Aragón, María de Hungría, o Isabel Clara Eugenia. Sin ellas no estarían en el Prado joyas como la serie de 'Los cinco sentidos' de Brueghel y Rubens y, las pinturas del Greco, 'Carlos V la batalla Mülhberg', de Tiziano, las soberbias esculturas de bronce de Felipe II y María de Hungría confiadas a Pompeo y Leone Leoni, 'La Sagrada Familia rodeada de santos' de Rubens, o los retratos de 'Adán' y 'Eva' de Alberto Durero.
«Sin estas mujeres el Prado no sería lo que es», reitera la comisaria. «Fueron importantísimas figuras políticas de la Europa de los siglo XVI y XVII, asumieron un gran poder y comprendieron que el arte era un instrumento muy útil para visibilizar su posición como mujeres y gobernantes en un contexto complicado en el que todavía las mujeres tenían que legitimar su derecho a gobernar», aclara la comisaria. «Sin duda alguna el arte es un arma de poder y las colecciones artísticas que ellas alimentaron y cuidaron fueron tremendamente útiles para visibilizar su poder en las Cortes del Renacimiento», precisa.
«Como promotoras y patronas de las artes las mujeres son impulsoras de este museo desde su propia fundadora, Isabel de Braganza. Isabel II contribuyó a que las colecciones se mantuvieran Unidas tras la muerte de Fernando VII y las coleccionistas que con sus propias actitudes y colecciones como promotoras desempeñaron un papel fundamental en la construcción del Museo del Prado», destaca la experta.
No cree la comisaria que podamos afirmar que estas promotoras son «feministas antes de feminismo», por más que señale cómo «defendieron a muerte el papel de la mujer y su posición en el terreno social, ideológico y político en un contexto complicado». «La mayoría fueron grandes políticas, como reinas, regentes, gobernadoras o emperatrices, pero ejercieron el poder en un contexto en el que el reinado de las mujeres se consideraba antinatural, ilegal y contrario a las Sagradas Escrituras». «De María de Hungría y después de María de Austria se decía que eran mujeres varoniles. Pero tuvieron el éxito del reconocimiento absoluto, tanto que en el funeral de María de Hungría se la reconoció como la mente más atenta y vigilante en cuestiones de Estado en toda la Europa de entonces», concluye la comisaria.
Tras Isabel la Católica las otras dos promotoras más destacadas son María de Hungría e Isabel Clara Eugenia, que desempeñaron relevantes cargos políticos. Tras la muerte de su esposo, Luis II, María fue regente de Hungría en nombre de su hermano, Fernando I, hasta junio de 1527 y gobernadora de los Países Bajos en 1531 a1555. Isabel Clara Eugenia fue princesa soberana del estos territorios entre 1599 y 1621 junto a su esposo, el archiduque Alberto, y ya viuda ocupó el puesto de gobernador hasta el fallecimiento en 1663. El Prado alberga decenas de obras derivadas de forma directas su patronazgo y sin mencionar la estrecha vinculación del museo con la obra Rubens que hacen que el Prado el museo del mundo con más obra del maestro flamenco.
«María de Hungría fue la figura más sagaz de su generación y de la Casa de Austria en lo que a la relación con las artes se refiere». «A ella le debemos la construcción de la imagen Imperial de Carlos V, pero también su capacidad de instrumentalizar el arte al servicio de los intereses políticos de su dinastía», destaca la comisaria.
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