Octubre Corto

Los pioneros son los padres

El Festival de Cine Octubre Corto de Arnedo comienza a vivir los previos a su vigésimo quinta edición honrando a los mayores, a parte de quienes les han traído hasta aquí, a quienes inculcaron la pasión por el cine desde la ciudad del calzado para toda La Rioja, buena parte de España y parte del extranjero. Es el objetivo de la exposición 'Los Gil de cine', que puede contemplarse por las tardes hasta el 28 de octubre en el Centro Fundación Caja Rioja de la ciudad del calzado –en horario de 18.00 a 21.00 de lunes a sábado–.

Hijos de un acomodador del Teatro Cervantes, los hermanos y sacerdotes arnedanos Santiago (1923-2021), Eduardo Teófilo (1927-2012) y Eduardo Gil de Muro Quiñones (1941-2007) fueron entre las décadas de los años 50 y 70 del pasado siglo grandes divulgadores de la pasión por el cine a través de la organización de cursos, ciclos y sesiones de cine club, tanto en su ciudad como en otras riojanas.

Parte Octubre Corto de la premisa de que no hubo un cine club en La Rioja con el que Santiago y Eduardo no mantuvieran una colaboración o un grado de implicación, ya fuese mayor o menor, participando en presentaciones, coloquios, seminarios, ayudando en notas de prensa... También la contagiaron a otros españoles como Logroño o Gijón e incluso en América del Sur, adonde fue destinado Eduardo Teófilo y participó en la creación de varios cine clubs como el de Uruguay, el FAX en Montevideo o el Luminaria en la boliviana La Paz.

Esta exposición con la que el festival arnedano quiere tributar y agradecer su labor reúne afiches de esa labor, carteles, programas de sesiones como las del mítico cine club Sendero y varios nacionales e internacionales, carteles con actividades, publicaciones, recortes de críticas que escribían en medios de comunicación, etc., materiales legados a Octubre Corto por las familias y por Bernardo Sánchez, comisario de la exposición junto a la producción de Chechu León, director del Octubre Corto, y Fundación Caja Rioja. También muestra fotogramas en 35 milímetros que Santiago guardaba para explicar al público con la lupa a mano cómo era un primer plano, uno medio... Es un ejemplo de la faceta divulgadora y educativa que compartieron los tres hermanos a través del séptimo arte. Fue la conjunción de su vocación sacerdotal con la dedicada al cine. Y ocurrió en el marco teórico que la Iglesia católica dedicó al séptimo arte desde los años 30 hasta el concepto de 'Film ideal' a finales de los 50. «Fue un magisterio ejercido desde la más absoluta libertad, sin tutelaje alguno, y que logró transferir a generaciones de espectadores riojanos, a través de los cine clubs, ciclos y cursillos, un mismo grado de libertad en la visión del cine», subraya Octubre Corto en este tributo.

Santiago Gil de Muro (1923-2021) fue dinamizador de varios cine clubs recordados en La Rioja, como el Cantabria, el Pío XII o el Lumière, fiel espectador en festivales como Gijón o San Sebastián y recopilaba toda la información que le llegaba, como la que recogió en artículos, críticas y su libro 'Los cine-clubs riojanos, décadas de luz' (1997). Eduardo (1941-2007) plasmó ese conocimiento en 'De los valores del cine al cine de los valores' (2006), además de sus críticas en la Revista de Voluntariado Social o El Péndulo del Milenio. Profesor, crítico de cine, Eduardo Teófilo (1927-2012) escribió más de 70 libros, apuntando su etapa latinoamericana entre 1957 y 1964 como la más fructífera y dejó huella en Uruguay y Bolivia, retirándose en España con más actividad.

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