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Hace mil años esta era tierra fronteriza. En un periodo que abarca más de dos siglos, aprovechando una época de repoblación y de paz, los impulsos benedictinos y las necesidades que imponía el Camino de Santiago, comenzaron a proliferar aldeas, pueblos y las primeras ciudades. Y, a su alrededor y para su servicio, toda clase de construcciones al estilo arquitectónico y artístico del momento, el románico: pequeñas ermitas rurales, iglesias de mediano tamaño, grandes monasterios, castillos, hospitales de peregrinos, casas de acogida, caminos, puentes, fuentes... Algunos de esos tesoros se han perdido para siempre. Otros que merecen ser conocidos por todos, y no solo por su valor patrimonial sino por la lección histórica que entrañan sobre antiguos esplendores pasajeros, constituyen el legado románico de La Rioja y los pilares de esta tierra.
La Fundación Santa María la Real, de Aguilar de Campoo (Palencia), ha publicado la guía 'Todo el románico de La Rioja', en la que la historiadora del arte Minerva Sáenz recoge 163 vestigios románicos censados en la comunidad.
Esta nueva guía nace de la enorme documentación gráfica y textual aglutinada en la 'Enciclopedia del Románico en La Rioja' (publicada en 2008) y reúne en sus páginas todos los vestigios de este arte censados en la comunidad. «Sin embargo –según explica Pedro Luis Huerta, coordinador de publicaciones de la Fundación– hemos adaptado el tono científico y la información de la Enciclopedia a las características más divulgativas que se les supone a estos compendios de turismo cultural».
La publicación de la profesora de Historia del Arte de la Universidad de La Rioja Minerva Sáenz Rodríguez documenta 163 testimonios románicos, con más de cuatrocientas imágenes y un análisis exhaustivo de las obras, tanto por orden alfabético como con arreglo a su interés artístico y a través de apuntes históricos y análisis de sus aspectos exteriores e interiores.
Además, la guía incorpora un mapa de localización, un índice toponímico por localidades, un glosario de términos y dos estudios introductorios, así como un apartado de 'otros vestigios' con apuntes sobre edificios, escultura mueble (pilas bautismales) o artes decorativas (cruces procesionales), obras quizá, menos conocidas o de menor entidad artística, pero que también merecen una visita o, como mínimo, una reseña.
La guía, como todas las de la colección, comienza con dos estudios introductorios. El primero dibuja al lector el territorio riojano en los siglos del románico y el segundo le describe los principales rasgos del románico de la comunidad, que la autora califica como «muy diverso» y «brillante» en manifestaciones como las artes decorativas, «en las que hay muestras selectas y pioneras incluso a nivel peninsular».
En lo que se refiere a arquitectura y escultura monumental, el estilo incide de modo muy diferente en las dos grandes comarcas, separadas por Logroño y por el río Iregua. En la Rioja Alta las construcciones son de mayor calidad, tienen mejores materiales –sillería– y las formas arquitectónicas son más complejas. La escultura monumental también es mejor en calidad y cantidad pues está ejecutada con mayor esmero.
Por su parte, en la Rioja Baja las formas arquitectónicas son más sencillas y los materiales más pobres –mampuesto y sillarejo–, empleando la piedra de sillería sólo en contadas ocasiones para resaltar ciertos elementos como arcos o pilastras. La escultura monumental es de mayor pobreza; en realidad apenas existe y cuando la hay es «tosca, sumaria y esquemática».
Estas diferencias, que condicionaron tan profundamente la situación artística, fueron originadas por causas sociales, políticas y económicas, según Minerva Sáenz. Entre ellas, destaca la aparición del Camino de Santiago por Logroño y las tierras del oeste, provocando que «las aisladas zonas rurales del este no tomaran contacto con los focos artísticos en auge»; o el retraso en la liberación del dominio musulmán que sufrió La Rioja Baja y que impidió el normal desarrollo del arte románico, «que penetró muy débil y tardíamente».
La tercera de las razones que explican este desequilibro –según la autora de la guía– es que, «como el románico es 'hijo de la pobreza', el crecimiento económico y demográfico que experimentaron algunas poblaciones de la Rioja Baja posteriormente, fue contraproducente, pues provocó la destrucción de las iglesias románicas para construir otras mayores que fueran capaces de albergar a una población cada vez mayor». Por el contrario, en las zonas rurales de La Rioja Alta subsisten más vestigios porque sus habitantes, al no experimentar ese aumento demográfico, conservaron sus templos primitivos.
«Resulta paradójico que las limitaciones económicas pasadas hayan contribuido a una mayor conservación de nuestro patrimonio artístico medieval», reflexiona Sáenz.
La Fundación Santa María la Real es una entidad privada sin ánimo de lucro, cuya misión es promover iniciativas de desarrollo sostenible, basadas en estudio, investigación, restauración, conservación y difusión del patrimonio natural, social y cultural. Esta guía es un manual de visita, pero también un compendio de los pilares de La Rioja.
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