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El tabaquismo es un hábito tóxico, es decir, una costumbre nociva que genera enfermedad. Es una conducta adictiva, en la que la persona pierde el control de su consumo. Para la medicina es una enfermedad crónica que es causa de numerosas enfermedades, de la ... mala evolución de otras y causante de una gran mortalidad.
La piel humana está expuesta a los efectos del humo del tabaco de una forma directa, por contacto del humo ambiental con la piel, e indirecta, por la llegada vía sanguínea de las sustancias tóxicas procedentes del humo del tabaco inhalado.
1 Aspecto envejecido, con arrugas muy marcadas en el rostro y mayor profundidad en las líneas de expresión
2 Semblante demacrado facial, con prominencia de los huesos.
3 Piel de apariencia atrofiada, opaca o grisácea.
4 Manchas cutáneas púrpuras.
5 Cabello reseco y quebradizo.
6 Piel seca y atrófica y olor corporal a tabaco
7 Dificultad en la cicatrización
8 Cáncer de labio y agrava los melanomas.
El humo del tabaco genera una gran cantidad de radicales libres, elementos químicos que dañan las membranas de las células, llegando a destruir y mutar su información genética, afectando también a las arteriolas de dermis y epidermis donde producen 'disfunción endotelial', rompiendo las fibras elásticas que soportan la piel y le confieren su resistencia.
El humo del tabaco disminuye la oxigenación de los tejidos y, por tanto, de la piel.
El British Medical Journal publicó en 1985 un estudio del doctor Douglas Model en el que se revelaba que la mayoría de los fumadores con más de diez años de hábito podían ser identificados a través del examen facial. De esta forma, la 'cara del fumador' vino a definirse por una serie de rasgos característicos, tales como arrugas muy marcadas que contribuían a presentar un aspecto envejecido, una piel de apariencia atrofiada, semblante demacrado y manchas cutáneas de color púrpura.
Resulta evidente que el tabaco es un enemigo declarado de la piel y, por ello, de la estética. El atractivo que nos vendían aquellas películas del lejano Oeste y de los sagaces detectives de los filmes policíacos venía a ser, en la realidad, tan falso como los grandes decorados de cartón piedra.
El tabaco lesiona la piel de todo el cuerpo, siendo esto más manifiesto en la cara, porque se suman los efectos de los rayos ultravioletas del sol. El envejecimiento prematuro en la piel acusa más en las mujeres, debido a las características de su piel, que suele ser más delicada que la de los hombres.
Los dermatólogos estamos obligados a divulgar estos impactos negativos del tabaquismo en el ámbito de nuestra especialidad. Sobre todo, porque sabemos que existe un segmento de fumadores para quienes la preocupación cosmética actúa incluso más eficazmente que mensajes tan terribles y, no obstante, tan verdaderos, como «el tabaco mata» y similares.
Sin embargo, esta labor divulgativa nunca debe estar presidida por la intransigencia y la estigmatización de los fumadores.
El único consejo que le daría a un fumador para que logre dejar el vicio sería que lo principal es querer hacerlo, tener clara la decisión de dejar el tabaco. Porque abandonar este hábito es todo un proceso, en el que lo que más cuenta es la voluntad y la motivación para dejar de fumar.
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