Con solo 16 años Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) solicitó su ingreso la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Lo hizo el 14 de octubre de 1897. Era un pésimo estudiante y su expediente académico, plagado de malas notas, no le allanó la ... entrada. Pero sí el dibujo, técnica en la que ya destacaba y que sería siempre la base de su revolucionaria, múltiple y reconocida obra. Durante un año la academia fue su casa. Estudió paisaje, ropaje antiguo y dibujó escultura clásica en el caserón neoclásico de la madrileña Calle de Alcalá, que dejaría al caer enfermo. Transcurridos 125 años, Picasso regresa con honores de genio a la escuela donde afianzó su innato talento de dibujante, crucial para su obra.
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La fuerza creativa y el ingenio que mostró muy pronto se puede apreciar en 'Picasso: rostros y figuras'. Así se titula la muestra que hasta el 15 de mayo reúne en las salas de Bellas Artes cincuenta y ocho obras del genio malagueño para calibrar la importancia del retrato en su obra. Proceden de dos colecciones fabulosas: la de la Fundación Beyeler de Basilea (Suiza), y la de la propia Real Academia, institución que revisa y celebra su fugaz relación con el artista que cambió las reglas de arte en el siglo XX.
«Picasso fue, entre muchas otras cosas, un pintor cubista, pero jamás dejó de ser clasicista y aquí afianzó las bases de la pintura a través del dibujo y a ser artista», apunta Estrella de Diego, académica, catedrática y comisaria junto a Raphaël Bouvierde de una exposición articulada en torno a «variadas y expresivas representaciones de rostros y cuerpos».
«Celebramos la vuelta a casa de Picasso con una muestra que ofrece una perspectiva ejemplar de su extensa producción, desde el protocubismo hasta sus creaciones tardías», destacan sus responsables. Han reunido cuarenta y cinco estampas, tres dibujos y una escultura de las colecciones de Bellas Artes y siete pinturas y dos esculturas excepcionales de la Fundación Beyeler, que, con más de treinta piezas de Picasso, figura entre las mejores colecciones privadas del mundo.
Entre ellas 'Mujer' (1907), un colorido rostro de inspiración africana que anticipa 'Las señoritas de Aviñón'. Una pieza icónica «que nos demuestra como se puede ser radical y clásico a la vez», apunta Estrella de Diego. También son excepcionales el retrato cubista 'Mujer sentada en un sillón' (1910), 'Mujer que llora' (1937), 'Busto de mujer con sombrero (Dora)' (1939), o la diminuta escultura 'Cabeza de mujer (Fernande)' (1908), conservada en la colección de la academia. Además, se muestran otras dos pinturas procedentes de la Anthax Collection Marx, que la Fundación Beyeler tiene en préstamo permanente.
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El retrato es el tema principal de la exposición que se ocupa del Picasso pintor, escultor o grabador, obsesionado por temas como el pintor y la modelo, como se ve en dos legendarias series de estampas, 'La obra maestra desconocida' y 'La Suite Vollard', ambas de las colección de Bellas Artes, junto con otras piezas de gran significación en su creación gráfica, como 'La comida frugal'.
Del cubismo al clasicismo, de la escultura a la pintura y el grabado, la trayectoria de Picasso es rica y diversa. «Pero su carrera estuvo en todo momento gobernada por el dibujante, de modo que resulta difícil renunciar a imaginar la influencia última que aquel tiempo de aprendizaje académico llegó a suponer para la educación del malagueño», destaca Estrella de Diego.
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En cada una de sus etapas creativas reaparece su pasión por el dibujo, aprendido en sus primeros años en Málaga y en su paso por la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado en la Academia de San Fernando, de la que casi al final de su vida, el 25 de octubre de 1971, Picasso sería elegido Académico Honorario.
La oportunidad para traer esta joyas de Picasso a España surgió de la importante exposición sobre Goya que tuvo lugar el pasado otoño en la sede de la fundación suiza, que fue respaldada por la Academia con préstamos fundamentales. Ahora la Beyeler responde prestado algunos de su tesoros picassianos.
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Ernst e Hildy Beyeler, credores de la galería y la fundación Beyeler y su imperio apreciaron en Picasso a un artista que abrió nuevas sendas y desafíos para el arte. Establecieron una relación de amistad con Picasso y se implicaron de diversas maneras en un continuo compromiso con su obra. La Galerie Beyeler dedicó once exposiciones monográficas a Picasso y vendió más de mil obras del genial artista malagueño. La fundación organizó luego dos grandes monográficas dedicadas a Picasso, una sobre surrealismo y otra en torno a sus períodos azul y rosa.
Inaugurada en 1997, la fundación gestiona uno de los museos privados más importantes y bellos del mundo. Situado en un edificio diseñado por Renzo Piano en el corazón de un parque a las afuera de Basilea, su excepecional colección acoge señaladas obras maestras de los principales artistas modernos y contemporáneos.
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