«Me permití imaginar las cosas que podrían haber pasado, sin exagerar»

– ¿Cuánta ficción se ha permitido en este trabajo?

– Quise que no pasara eso. Me permití imaginar las cosas que podrían haber pasado, pero sin exagerar demasiado.

– ¿Se ha encontrando con que unas piezas eran más evocadoras que otras?

– Cada una tiene una naturaleza muy distinta y ha derivado en un relato diferente. Hay elementos que, además de artísticos, son religiosos; otros que son objetos cotidianos y otros que son concebidos originalmente como una pieza artística. Cada uno tiene una historia que contar.

– El retablo de Bucesta, por ejemplo, ¿qué le inspiró?

– Es muy significativo que esté en el museo porque eso significa que el pueblo está deshabitado. En ese caso, hago un recorrido por los despoblados riojanos, contando la historia de sus gentes desde el momento en que recibieron los retablos hasta que estos fueron sacados de las iglesias.

–¿Hay piezas que haya descubierto y le hayan sorprendido con este proyecto?

– Me pasó con la tinaja y 'Maternidad', de Daniel González, de quien había oído hablar, pero no conocía como ahora. La tinaja es un objeto cotidiano, a los que no les damos excesiva importancia, pero la tienen. Quienes los fabricaron no fueron conscientes de que aquellos objetos acabarían en un museo. Eso me permite hablar de la vida de las personas en las ciudades, los pueblos... en historias sobre la vida cotidiana. En el Museo de La Rioja conviven piezas de arte con otros objetos de carácter etnográfico.

– ¿Se ha encontrado en el proceso de documentación para escribir el catálogo con alguna otra pieza no seleccionada de la que le hubiera gustado escribir?

– Me han gustado mucho muchas piezas que ya conocía, pero a las que no había prestado tanta atención como ahora. Me pasó, sobre todo, en la parte de la antigüedad, con Roma y los celtíberos, con aquellos objetos de la vida diaria de la gente porque te ayudan a reconstruirla: botellas de perfume, biberones, espejos...

– ¿Y ha 'sufrido' con el cambio de escribir libremente a pasar a hacerlo por encargo?

– Soy una escritora pausada y esta vez he tenido que ser una escritora menos pausada. Como ejercicio ha sido interesante, pero no siempre sencillo.