Perlas de música para siempre

Él lo sabe muy bien, tras cuatro décadas de profesión salpicadas por la literatura, robando tiempo a una y a otra. «Siempre he dicho que la medicina era mi esposa y la literatura mi amante». Una relación múltiple en la que aún cabía otro pretendiente, la música, que en realidad estaba en la vida de Sáez Aldana muy desde el principio. Desde que le regalaron, con 11 años, su primer LP. «Lo recuerdo perfectamente, era una Novena de Beethoven editada por Belter».

Ahora, ya jubilado, el riojano gana en libertad... y también en producción. Cinco libros en cuatro años dan fe. Entre ellos cuatro en la editorial 'Ma non troppo', cuatro aproximaciones singulares y prácticas al mundo de la música clásica. La última, aún caliente de la prensa, se titula 'Las perlas de la música clásica' y parte de una idea simple: cien compositores de todas las épocas, cien piezas comentadas para guiar al lector en la escucha, casi minuto a minuto.

«No se disfruta lo que no se conoce», explica el autor. «Y es una pena. Por desconocimiento, hay muchos prejuicios contra la música clásica, sobre todo entre los jóvenes». Está la idea preconcebida de que «es un tostón, que es algo difícil de entender». Y no lo es, como tampoco resulta difícil de disfrutar.

De ahí el libro, que puede ser una puerta de entrada para «el que quiera acercarse, quiera aficionarse a esta música y no sepa cómo».

El de Sáez Aldana es, como no podía ser menos, un recorrido propio. «Me he dejado llevar por mis gustos personales. Aunque he intentado que hubiera una muestra significativa de épocas, estilos y compositores, al final siempre hay preferencias». Y así, en la selección hay «de todo. Cosas muy conocidas, y otras que no conocía ni yo antes de ponerme a escribir el libro».

Y así, entre el famoso (y famosamente falso) 'Adagio de Albinoni' y terminando en la Ópera de Tres Centavos' de Kurt Weill, discurre un camino de cien paradas. En cada una de ellas, Sáez Aldana hace una pequeña introducción al autor y a la forma, para luego acompañar al oyente por la pieza. Todo prologado por Pablo Sainz-Villegas. «Sólo puedo agradecer su generosidad como persona, además del extraordinario artista que es».