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«Nuestro lugar es el presente, no es geográfico, es lo que está sucediendo». Por encima de nacionalismos e identidades patrióticas, el escritor mexicano establecido en Barcelona Juan Pablo Villalobos expresó ayer en Logroño un compromiso personal y literario de hombre de su ... tiempo: «Nos corresponde todo aquello que está sucediendo ahora y tenemos que enfrentarlo».
«Nunca me consideré activista, pero toda literatura es política», afirmó el autor de 'Yo tuve un sueño' (Anagrama, 2018), un libro de no ficción compuesto por diez relatos sobre la migración de niños centroamericanos a Estados Unidos. «Se están normalizando cosas que tienen que ver con el discurso del odio -añadió en referencia a lo que está sucediendo tanto en EEUU como en España-. La nostalgia alimenta la ultraderecha. Cuando alguien dice 'antes era más bonito'... ¿Antes cuándo? Antes no era mejor, lo era solo para una élite. Esos discursos nostálgicos son muy peligrosos».
Esdir (12.30 h.) Marsol y Sáez Castán, autores de 'Mvsevm'.
Casa del Libro (19 h.) conversación entre Aitor Gabilondo y Santiago Roncagliolo, con Jesús Ruiz Matilla como moderador.
Filmoteca Rafael Azcona (20.15) proyección de 'Idrissa' y coloquio con Xavier Artigas.
Biblioteca Rafael Azcona (21.30 h.) performance de Nell Leyshon.
Stereo (22.00 h.) concierto de Elías e Ignacio.
Villalobos (Lagos de Moreno, Jalisco, 1973) participó este lunes junto al guatemalteco Eduardo Halfon (Ciudad de Guatemala, 1971) en la segunda conversación literaria del Festival de Narrativas Cuéntalo, con la periodista Cristina Hermoso de Mendoza como moderadora y la Biblioteca Rafael Azcona por escenario. El desarraigo es el tema monográfico de esta tercera edición del ciclo organizado por el Ayuntamiento de Logroño, y la sesión de este lunes, una de las más internacionales, tomaba el título de un relato de Halfon, 'Partirse en dos'.
¿Qué es lo que nos hace ser de un sitio?, planteó la periodista de RTVE. «Nunca he sentido pertenencia a un único lugar», respondió sobrado de motivos el guatemalteco de nacimiento, emigrado a Estados Unidos, riojano de adopción, posteriormente residente en Nebraska y actual vecino de París. «Nací judío de ascendencia árabe en un país donde no había judíos ni árabes. De ahí la sensación de permanente extranjería, de exilio y nomadismo. Pero también yo soy de aquí de La Rioja... No tengo un Dublín literario; lo quiero, pero puedo aparentar incluso ser de Tokio cuando escribo».
Premio Nacional de Literatura de su país en 2018, Halfon obtuvo nueve años antes el Premio Bretón en Logroño, se casó con una riojana y vivió en Matute. «No me incomoda la pregunta 'de dónde eres', pero es compleja. Es difícil saber de dónde es uno. La nacionalidad es más fácil».
Por su parte, Villalobos nació en los Altos de Jalisco, «en un pueblo con identidad muy fuerte en términos sociales y religiosos». Pero él tenía «la sensación de que quería más»: ir a estudiar a Guadalajara (México), Veracruz, Barcelona, San Pablo y vuelta a Barcelona... «Uno es de donde crece, de eso no hay duda. Yo escribí una primera novela para 'destruir' mi ciudad natal y para intentar encontrarme en el mundo. Uno es también de dónde elige vivir. Y parte de mi aprendizaje como escritor ha sido apropiarme de esos otros espacios, como Barcelona. Uno es también de donde crecen sus hijos, como dijo Jordi Soler [otro escritor y poeta mexicano residente en Barcelona]».
Por su experiencia: «Hay una voluntad de ser de todas partes -confesó Villalobos-. Mi idea del desarraigo es sentirse en casa en cualquier lugar. Hoy también soy riojano. No veo el desarraigo como una tragedia sino como la posibilidad de no ser solo uno, sino de ser muchos».
Este escritor que asegura «defender lo superficial para llegar a lo profundo» sostiene que «no hay personaje que no sea literario». «La posmodernidad acabó con los conceptos de alta y baja cultura y ahora tenemos más libertad».
Los ilustradores Manuel Marsol y Javier Sáez Castán (en la foto con Sónia Zarándula) presentaron ayer en Librería Cerezo 'Mvsevm', editado por Fulgencio Pimentel. También dentro de la programación del Festival de Narrativas Cuéntalo, Esther Pascual leyó fragmentos de 'El exilio ya está aquí', de César Galiano Royo, anoche en el Café Bretón.
«La prohibición es un gran motivante», apuntó Halfon, más partidario de diferenciar la actitud personal de la literaria: «Como hombre uno tiene que hacer lo que puede, pero como escritor mi interés va por otro lado», explicó.
«Soy un cuentista que disfraza sus relatos de novela», dijo el autor de 'Saturno': «Soy breve, busco la economía de lenguaje, porque llegué a la literatura antes por la influencia anglosajona que por el 'boom' [latinoamericano]. Más quitar que poner, a pesar de mis editores y lectores, que quieren libros que pesen. Y creo que entre el inglés y el español he terminado escribiendo en mi propio castellano».
Villalobos, en cambio, reconoce que los latinoamericanos son «muy barrocos». «A diferencia de lo anglosajón, que es más escueto, como Halfon, nosotros somos más farragosos. Cantinflas es una el ejemplo del mexicano que habla y habla sin decir nada», bromeó en serio.
¿Y qué será de la literatura en el futuro?, planteó Hermoso de Mendoza para terminar. «Se va transformado la manera de contar la realidad, pero a la novela la hemos matado un montón de veces y ahí sigue -respondió Villalobos-. No es cierto que la narrativa de nuestro tiempo sean las series; eso es una industria y no podrá nunca tener la profundidad de la literatura. Hay que explorar lo digital, por supuesto, pero en el futuro nos seguiremos contando las cosas mediante la literatura y la poesía».
Y una última reflexión para lectores: «Otra cosa es que están desapareciendo las librerías; lo que hay que hacer es 'matar' a Amazon».
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