Como una fortaleza aguardando el relevo, la aspillera levantada en piedra seca hace tres años en un cerro próximo al pueblo parece vigilar la llegada de unos visitantes que se retrasan. Aquí las obras suelen ser efímeras, pero la 'Espiera' de Carlos Mata aún sigue ... en pie, como si el artista catalán supiese entonces que debía perdurar; que vendría una larga travesía por el desierto. Han pasado dos veranos en blanco a causa de la pandemia:uno sin actividad alguna y otro con una exposición de emergencia en la ciudad. Y ahora, por fin, cuando todo parecía perdido para siempre, vuelve a Santa Lucía de Ocón 'Arte en la tierra'.
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El festival de arte rural impulsado en su pueblo desde 2003 por el escultor Félix Reyes y la dibujante Rosa Castellot, una de las iniciativas culturales más arraigadas en el verano riojano, llega esta semana a su décimo novena edición. El impulso del Gobierno regional ha sido decisivo para recuperar una propuesta que amenazaba con desaparecer por falta de medios, pero necesitará algo más que una subvención si se quiere consolidar en el futuro.
De momento, el relevo ha llegado con un solo artista, a diferencia de ediciones anteriores. El elegido es alguien muy especial, Carlos Ramírez de la Concepción 'Zorromono' (Nalda, 1987), un creador riojano todavía joven y siempre independiente que trabaja entre la pintura y la escultura con materiales muy diversos y un concepto formal que busca raíces profundas. Su proyecto en Santa Lucía es 'Umbral', una serie de siete intervenciones dentro y fuera del pueblo inspiradas en «los espacios de tránsito para reflexionar sobre lo que es ese lugar, lo que pudo ser y lo que será».
Para ello se ha documentado previamente sobre la historia de la localidad, ha recorrido sus calles y sus campos durante semanas, ha escudriñado escondrijos casi olvidados por la mayoría y ha hablado con sus vecinos para que sus obras puedan «reactivar el espacio patrimonial y natural» y sirvan para «defender los derechos de la gente de los pueblos más allá de los clichés de la España vaciada y el reto demográfico».
La chopera de la ermita, la fuente, las viejas bodegas y el monasterio rupestre excavado en el monte son algunos de los emplazamientos en los que interviene con telas pintadas y rasgadas, osamentas de animales, pieles, jabón de glicerina, cadenas, maderas, cuerdas y materiales de desecho. Las siete obras podrán visitarse este sábado a partir de las 19.00 horas. Entonces se verá que Zorromono no es un intruso en el campo. Que Santa Lucía es y quiere seguir siendo paisaje con artista y artista con paisaje.
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