El padre Nájera e Isabel de Briñas, visionarios en el filo del dogma oficial
Tesis doctoral ·
Los siglos XVI y XVII fueron prolíficos en la aparición de devotos que, bien de buena fe o bien para ganar fama o riqueza, juraban mantener vínculos con el más allá. Dos de ellos, de origen riojano, son rescatados por el estudiante de la UR Juan Ibáñez Castro
El universitario riojano Juan Ibáñez Castro ha obtenido el grado de doctor por la Universidad de La Rioja (UR) tras la defensa de su tesis titulada 'El mundo visionario en la España moderna: manifestaciones y problemas. Una aproximación desde la tratadística y la Inquisición', calificada con 'sobresaliente cum laude' y, además, premiada con la mención internacional al título.
La tesis de Ibáñez Castro rescata el mundo de los visionarios en la España que va de los siglos XVI al XVII, cuya experiencia religiosa individual amenazó el papel social de la Iglesia y se movió entre la fe sincera, la supervivencia y la picaresca, como el caso de la riojana Isabel de Briñas; mientras que entre los teólogos que trataban de poner orden en el mundo visionario destacó fray José de Nájera.
Juan Ibáñez Castro ha llevado a cabo su investigación doctoral en el marco del proyecto 'Abadesas y prioras. El ejercicio del poder en y desde los conventos femeninos en la Edad Moderna. Sus límites y problemas', financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y cuya investigadora principal es la catedrática Ángela Atienza, quien ha dirigido su tesis.
«Los hombres y mujeres de la Edad Moderna consideraban el mundo visionario como una parte real de sus vidas; buscaban en lo maravilloso explicaciones para todo tipo de situaciones personales y colectivas –explica el nuevo doctor–. En la categoría visionaria encontramos profecías, revelaciones, apariciones, éxtasis, arrobos, visiones, etc. y, a partir de estas manifestaciones, estudiamos la diversidad de hombres, mujeres y realidades que se esconden detrás de la concepción del mundo visionario que convivió con la vida real de la España moderna».
Hay que tener en cuenta que el mundo visionario era un universo conflictivo que abría la puerta a una experiencia religiosa íntima que, desde un punto de vista sociocultural, amenazaba el papel dirigente de la Iglesia Católica, «uno de los pilares del Antiguo Régimen y de la Monarquía Católica», añade. Esa experiencia religiosa individual y autónoma, directa entre el fiel y Dios, les procuró a sus protagonistas conflictos con la Inquisición.
Entre la diversidad de hombres y mujeres que caminaron sobre el filo del dogma oficial entre los siglos XVI y XVII –si bien existen casos de menor intensidad hasta mediados siglo XX–, destaca Juan Ibáñez a los riojanos Isabel de Briñas y fray José de Nájera.
Isabel de Briñas, procedente de una familia de sastres de esta localidad riojalteña, había emigrado a Madrid, donde enviudó. Allí empezó a experimentar éxtasis, profecías, visiones... de la mano del dominico Domingo de Daza.
Considerada santa por muchos dominicos y por el círculo del inquisidor general, fray Antonio de Sotomayor, otros solo veían en ella a una embustera que, en sociedad con su confesor se beneficiaba económicamente de los anhelos de sus vecinos.
Profusa investigación
Respaldado por la catedrática Ángela Atienza, Ibáñez ha completado su investigación con tres estancias en la Universidad Complutense de Madrid, la Università degli Studi Roma Tre –donde visitó el Archivo Secreto Vaticano y el de la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición)– y la University of East Anglia de Norwich.
Inquisición de Toledo
Juzgada por el Santo Oficio de Toledo (1639 y 1641), el fallo le acusó de ser «una mujer de gusto acomodado, que quería llenar el estómago, ganar influencia social y hacer que su nombre pasara a la historia como fundadora de una nueva comunidad dominica». El tribunal –formado, entre otros, por el también riojano Jerónimo Ramírez de Arellano– la condenó a destierro por dos años y a ser instruida en la fe católica.
Caso diferente es el del padre Nájera o Naxara, localidad donde nació en 1621. Como fraile capuchino, se distinguió como misionero en el golfo de Guinea y la actual Venezuela, donde participó en la fundación de Araure y se preocupó por conocer la cultura y la lengua indígenas.
Dedicado a la formación doctrinal de los indios en su lengua, en 1672 Nájera publicó 'Espejo mystico en que el hombre se mira prácticamente ilustrado'. libro «gestado en sus años en la Corte de Carlos II el Hechizado, donde fue testigo de la corrupción, los vicios y la superstición entorno al monarca. «Es un original diálogo novelado entre un padre espiritual y su discípulo, que muestra las claves del mundo visionario, así como las creencias y prácticas extendidas entre la Corte de Carlos II».
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