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ÁNGEL A. DEL ARCO
Domingo, 12 de junio 2022, 23:39
José Tomás ha llegado, ha sido recibido como lo que es, un mito viviente, quizás el único que hay en la actualidad, ha toreado y a pesar de las dos orejas cortadas ha defraudado en un espectáculo demasiado frío y decepcionante por el mal juego ... de los toros lidiados y la poca contundencia de un torero al que no se le ha visto la frescura de otras tardes. Hasta sus incondicionales se han ido cabreados en una tarde histórica que sirvió para qué José Tomás se presentara como matador de toros en Jaén y de paso reapareciera vestidos de luces después de casi tres años de su última actuación en la Monumental de Frascuelo de la vecina Granada.
Para el día de este domingo, donde ha actuado en solitario, ha elegido cuatro toros de las ganaderías de Victoriano del Río, Juan Pedro Domecq y Álvaro Núñez.
José Tomás o la 'estatua' como algunos fieles seguidores le apodan por su quietud delante de los toros, se ha vestido de torero con un terno tabaco y oro en el Parador Nacional de Santa Catalina. Un lugar de referencia en la ciudad, acorde a los deseos de un torero que cuida con sumo cuidado todos los detalles. Y es que el descanso previo y el ritual sagrado de vestirse de 'valiente' antes de citarse con su destino, merece el mejor de los sitios, dónde el artista encuentre la paz y la concentración necesaria para después jugarse la vida delante de los cornúpetas escogidos al detalle.
El próximo 10 de diciembre José Tomás cumplirá 27 años de alternativa, los mismos que llevábamos esperando en la capital del Santo Reino para verlo torear como matador de toros, aunque de eso de esperar sabemos bastante por esta bendita tierra, siempre olvidada y arrinconada, alejada de las grandes inversiones y oportunidades de crecimiento que sí han tenido en otros sitios.
Esta corrida coincide con la Feria y Fiestas en honor a la patrona de la ciudad, la Santísima Virgen de la Capilla. La actuación del madrileño ha sido un revulsivo para la ciudad, tanto en lo económico como en el social. Hoteles, bares y restaurantes han colgado el completo desde que se anunciara la corrida, con un impacto que puede superar los tres millones de euros.
Una hora y media antes de que empezara el festejo con José Tomás de protagonista, las seis de la tarde, se abrieron las puertas de la plaza para que el público entrara de forma tranquila y escalonada. Impresionaba ver los ríos de gente en los alrededores de la plaza, en un ambiente que hacía tiempo no se veía por estos lares, a pesar del intenso bochorno provocada por la primera ola de calor que asola media España, aunque nadie se quejó, al contrario, todos contentos y con la idea de disfrutar y acompañar al 'mito' José Tomás en su encerrona con cuatro toros en el coso de la Alameda de Jaén.
Eran las siete y media de la tarde cuando el presidente del festejo, Lope Morales, sacó su pañuelo blanco dando comienzo la corrida de toros. En solitario, demonterado y ceremonioso José Tomás se hizo presente colocándose en la primera raya ante la primera gran ovación de un público que abarrotaba el coso de la Alameda. Erguido de planta, serio, a paso lento cruzó la plaza junto a sus cuadrillas de banderilleros y picadores ante la admiración de sus partidarios. Se volvió a repetir la ovación cuando ya había cambiado el oro de su capote de paseo por el percal de un capote que luego le serviría para ratificar su asombrosa tauromaquia en la lidia de los cuatro toros.
Clarines y timbales y el primer toro de la tarde salió por la puerta de chiqueros. Un animal de Victoriano del Río, bien presentado, berrendo de lámina y que salió muy suelto en los primeros momentos, defecto que acusó durante toda la lidia. Dispuesto el torero intentó torearlo a la verónica, algo que no siempre consiguió, destacando las dos medias de remate en el centro del platillo y una larga a una mano. El animal no se centró nunca en la lidia, recibiendo un puyazo al relance de la que salió nuevamente suelto.
No era toro de triunfo, pero tras un tercio de banderillas en el que destacó el subalterno Miguel Martín en dos pares, el madrileño se fue al centro del platillo para brindar su primera faena al respetable. En esos terrenos intentó iniciar su faena por 'estatuarios', destacando nuevamente el final por bajo en tres muletazos por cada pitón que levantaron los primeros olés del público. A pesar de los defectos del toro, el torero se quedó en el sitio consiguiendo dos series sobre el lado derecho que fueron ligadas, acompañando la embestida del toro pero sin mandar en la embestida, acentuando los problemas que ya de por sí tenía el toro de Victoriano del Río. Dos tandas más, una por cada pitón y se fue a por la espada en una labor que fue a menos. Tampoco estuvo acertado con la espada, pinchazo, estocada contraria y trasera y cuatro descabellos. Escuchó palmas.
El segundo fue un toro de escasa presencia que fue protestado por el respetable. Nada que destacar en el recibo capotero y en los posteriores tercios. El toro de Álvaro Núñez fue revoltoso y complicado para estar delante de él.
José Tomás intentó con la muleta someterlo por bajo en los primeros compases, aunque el animal siempre tuvo el defecto de meterse muy por dentro, buscar los tobillos con el evidente peligro que ello conlleva. Tampoco se dio mucha coba en otra labor anodina y de poco interés. Se puso por ambos lados, pero apenas si consiguió algún muletazo brillante. Decepción en los dos primeros toros ante el mal juego de los dos toros lidiados de Victoriano del Río el primero y Álvaro Núñez el segundo.
El tercero fue otro toro de Victoriano del Río que fue hasta ese momento el de más nobleza de la tarde. Embistió en los primeros compases, recetándole el torero un ramillete de verónicas que tuvieron poco eco en los tendidos. En ese momento la gente empezaba a desesperarse, empezando a protestar por el mal juego de los toros.
En los medios y con el torero con la muleta en la derecha el toro dijo basta, metiendo el freno de manos y negándose a embestir. Poco a poco fue acortando los terrenos, mientras la faena se despeñaba por el precipicio. De manera sorprendente y cuando ya estaba dispuesto para entrar a matar, surgieron dos tandas de muletazos al natural, muy cerca de los pitones y dejándole la muleta en la cara, consiguiendo naturales de excelente trazo que levantaron una labor que a priori no decía nada y sobre todo el ánimo de una afición desilusionada ante el decepcionante espectáculo hasta ese momento. Mató de estocada entera muy trasera que fue suficiente, cortando la primera oreja de la tarde, que fue protestada por gran parte del público, dejándola el torero en el ruedo, dando la vuelta al ruedo entre las ovaciones del respetable.
A esas alturas de la tarde casi nadie tenía esperanzas de que el torero pudiera remontar la decepcionante tarde, unido a que en los chiqueros aguardaba un toro de Juan Pedro Domecq, ganadería que no ha tenido un buen comienzo de temporada. Pero lo que son las cosas, fue el toro que mejor juego dio, también beneficiado de que apenas recibió castigo por parte del picador de turno. Tuvo nobleza el animal, pero estuvo escaso de fuerzas, aunque en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey.
José Tomás se lució con el capote a pies juntos en un recibo muy jaleado por un público deseoso, algo que volvió a repetir en un quite por 'calerisinas'. Viendo el torero la escasa fuerza de su oponente de Juan Pedro Domecq se fue a los medios a empezar su faena de muleta, sin probamientos, con la muleta en la derecha para realizar un trasteo en la que intentó ligar las series, buscó templar las embestidas, algo que no siempre consiguió en una labor discreta en la que tan sólo destacó en momentos aislados. Sufrió enganchones, siendo lo mejor su final por 'estatuarios' y la estocada final, la mejor de las cuatro. Cortó una oreja que paseó entre una leve sonrisa, decepcionado también por el mal juego de los toros que el mismo eligió.
La gente pidió que pidiera el sobrero, aunque el torero cogió el capote de paseo y cruzó el ruedo entre los aplausos de sus incondicionales y la decepción general del resto que se preguntaban si había merecido la pena tanto esfuerzo por venir y pasar una tarde de calor insoportable.
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