Su primera novela, 'Pan de limón con semillas de amapola', fue llevada al cine y le valió una nominación a los Goya. Con la segunda, 'Historias de mujeres casadas', resultó finalista del último Premio Planeta. El éxito, el cine y la literatura rubrican la trayectoria ... de la escritora Cristina Campos (Barcelona, 1975), también guionista y directora de casting.
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Hoy estará en Logroño, en la librería Santos Ochoa de Calvo Sotelo (19.30 horas), para acercarnos a la historia de las tres protagonistas de su último libro; tres amigas casadas, independientes y mayores de 40 años con las que Campos explora la realidad de los matrimonios y el deseo femenino.
– En su novela plantea distintos tipos de relaciones y de infidelidades, sin juzgar ni cuestionar a sus protagonistas. ¿Con qué intención aborda este tema?
– Con la intención de entretener, sin más, pero es cierto que he sido generosa hablando de mi propia intimidad y esa generosidad es la que me ha hecho finalista del Planeta. En nuestro país hay mucha literatura erótica pero poca literatura intimista, y creo que esa manera que he tenido de hablar de la intimidad y de la sexualidad femenina desde la verdad es lo que me ha llevado al éxito.
– La infidelidad, asunto central de su novela, no se vive igual en hombres que en mujeres porque buscamos cosas diferentes. ¿Son ellos más 'listos' por implicarse sentimentalmente menos?
– Eso no lo dudo y ojalá pudiéramos ser como ellos en ese aspecto, porque el hombre busca el complemento y la mujer, la sustitución. Ojalá nosotras pudiéramos tener un amante sin sufrir, pero no tenemos esa capacidad de desvincular el sexo del sentimiento. Lo sé porque esto que cuento en el libro está basado en las historias de cuatro amigas mías que se han desgarrado. Hay una cosa muy curiosa, y es que a las mujeres infieles de las que hablo y que deciden dar el paso de separarse sus maridos no las ven venir, porque las suyas no son relaciones rotas. Son mujeres con vidas muy estables que, de repente, se enamoran de otro hombre y acaban mintiendo. Qué pena no poder ser sinceros y decir a tu marido: «Me he enamorado de otro».
– Y, como refleja en su libro, a la hora de tomar una decisión así las mujeres se ven muy condicionadas por los hijos.
– Bueno, es que esta novela no tendría ningún sentido sin hijos. Porque si tú estás casada con un tío estupendo y a los diez años se te cruza otro... ¿por qué no lo vas a probar? ¡Claro que sí, la vida es una! Pero con hijos todo es más complicado. En la novela hablo de mujeres mayores de 40 años, en cuyos matrimonios el deseo sexual se va desvaneciendo con el tiempo, con el tedio de la vida cotidiana... Es algo muy normal y yo no he descubierto nada nuevo, pero se le está dando una bola a todo esto que me encanta porque al final es hablar de la verdad, de lo que sucede.
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EN PRIMERA PERSONA
SUS LECTORES MASCULINOS
– ¿Hay muchos lectores que se han llevado las manos a la cabeza con su libro?
– Pues así como las mujeres se reconocen en estas historias, aunque nosotras sobre todo somos de infidelidades psíquicas y pocas veces nos atrevemos a dar el paso, los hombres casados que me han leído se quedan un poco descolocados porque hablo de una realidad que no se plantean.
– Gabriela, la protagonista, es su alter ego, aunque asegura que nada tienen que ver con ella. ¿Cómo se explica eso?
– Siente como yo siento y en ese personaje de ficción vuelco mis deseos. Yo no he sido infiel, pero si lo fuera me pasaría lo que le pasa a Gabriela, me acabaría enamorando de mi amante. En mi caso y en el de las mujeres que me rodean no concebimos el sexo únicamente como diversión. Mi protagonista es una mujer de 45 años, con sus inseguridades físicas y –para ella– descargar una noche con un hombre que no le importa ¿para qué? Pero claro, si te enamoras...
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– Los capítulos de su novela tienen títulos cinematográficos ('Maridos y mujeres', 'Vidas cruzadas', 'Herida'... ) y en sus páginas suena la música (de Frank Zappa, Iggy Pop, Alanis Morissette, Silvia Pérez Cruz...) Lo del cine lo entiendo, como guionista y directora de casting que es. ¿Y la música?
– Escucho muchísima música constantemente. Han sido tres años de mi vida escribiendo durante 5 o 6 horas diarias, y cada hora y media me ponía música, caminaba... La música es parte de mi vida y cada noche escucho música y bailo un ratito.
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– Dice que descubrió la literatura con 'Jane Eyre', un clásico de la literatura romántica. ¿Cuánto ha condicionado Charlotte Brontë su escritura?
– Ahora mismo se me queda lejana. Para escribir esta novela me he apoyado muchísimo en escritoras francesas como Annie Ernaux o Leila Slimani, que no tienen pudor ninguno a la hora de hablar de su intimidad. Y lo hacen de una manera tan desgarrada que incluso en algún momento he tenido que parar de leerlas. El pasar por encima de mi pudor me ha llevado al éxito.
– ¿Tampoco le ha incomodado que su marido, el cineasta Jaume Balagueró, leyera la novela?
– Mi marido y yo somos una pareja creativa; yo incluso le leo las escenas de sexo para mejorarlas. Cuando le pregunté si le importaba que fuera a escribir sobre infidelidad femenina me contestó: «¿Tú crees que el Marqués de Sade le preguntó a alguien? Haz lo que quieras». Tengo un marido inteligente, feminista y es mi equipo; llevo tres meses sin pasar por casa y sin él nada de todo esto hubiera sido posible. También te digo que su carrera como director de cine tampoco hubiera sido posible sin mí, ya que teniendo una familia grande (con tres hijos) tenemos que hacer equipo.
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– Ha sido finalista del Planeta con su segunda novela. Con el listón tan alto, ¿no le da vértigo mirar a su horizonte literario?
– Yo disfruto del momento, lo demás me es indiferente. Le ha pasado a infinidad de gente que tras una gran novela la siguiente ha sido un desastre, luego yo no pienso en el futuro, para nada.
– Sus dos novelas hasta el momento son historias sobre la amistad femenina. ¿Su nicho literario definitivo?
– Mientras escribía esta segunda novela y, como tardaba mucho tiempo en hacerlo, mi padre (también escritor) me dijo: «Cris, no te preocupes, un escritor siempre escribe la misma novela». Y hay algo de cierto en eso. Una novela es papel con tinta encima y solo funciona si tiene alma; el alma de los personajes van contigo, se la das tú con tu vida o la vida ajena.
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