«Los niños son bastante más exigentes; un poema les gusta o no les gusta»

– ¿Qué diferencia encuentra en hacer poesía para niños y para mayores?

– La poesía para niños, aunque parezca paradójico, es más difícil porque el público infantil es bastante más exigente en el sentido de que es muy claro, le gusta o no le gusta, y no se pone a pensar ni a escudriñar la metafísica de un poema. En general, es una poesía sometida a la métrica porque aporta una sonoridad muy buena para favorecer la lectura y la escritura; les ayuda a aprenderse el poema, a memorizarlo y a sacarle chispa.

– Además de agua, ¿de qué está hecho este poemario?

– De unas ilustraciones maravillosas de Mojgan Bagheri y que son las que han inspirado estos poemas, excepto dos que ya tenía hechos previamente y funcionaban muy bien con los niños. Aun así, ella volvió a dibujarlas para este libro porque es muy trabajadora y entusiasta. También está hecho de cosas que les gustan a los niños; de un elefante, una jirafa, un cocodrilo, un poco de amor, el corazón de mamá, de naturaleza, las nubes... y el agua, que sirve de excusa para hablar del medio ambiente. Un agua puede estar hecha de caricias pero no de plásticos, por ejemplo. Todo el poemario es una excusa para hablar de amistad, cariño, de respeto a los animales y al medio ambiente, de amor por los padres... También tiene algún recuerdo infantil con mis hijos.

– Conoció a Mojgan Bagheri de una forma fortuita y curiosa en las calles de Florencia, un encuentro que se ha consolidado en una colaboración y en una amistad, supongo.

– Pues sí. Ella se define como artista callejera y la conocimos en las calles de Florencia con sus láminas, que nos encantaron y compramos algunas. Mi marido nos animó a intercambiarnos la dirección, que luego yo perdí, pero ella me reencontró a través de Instagram. A partir de ahí surgieron los proyectos. En realidad, el primer libro que íbamos a hacer era este poemario, pero antes se nos cruzó el cuento 'La mensajera del viento'.

– ¿Cómo diría que son los dibujos de Mojgan?

– Creo que tienen una gran sensibilidad, belleza y recogen la esencia de las cosas. También hemos tenido mucha suerte con Rebeca Vega, que ha maquetado estos dos libros, y tiene esa sensibilidad para unificar la ilustración con el poema.

– A las tres las une la debilidad por los niños.

– Pues sí, esa sensibilidad hacia los niños nos une y nos hace trabajar de una forma especial.

– ¿Cuántos poemas reúne 'De qué está hecha el agua'?

– Reúne 22 poemas y deja libre un par de página para que los niños puedan escribir su propio poema y hacer su propia ilustración.

– Busca la sonoridad de estos versos a través de redondillas, cuartetas, quintetos. ¿Cada poema le pide un tipo de rima?

– La estrofa más usada es la redondilla, pero el uso de una métrica u otra lo marca cada historia, para que sea más ágil, más simpática...

– Nunca pierde la oportunidad de subrayar algún valor humano en su literatura, y aquí hace hincapié en el medio ambiente.

– No puedo evitarlo. Creo que es importante hablar de valores a los niños, y cuanto más tiernos sean mejor. En los cuentos, las poesías, las conversaciones... es una manera tan natural de transmitirles valores para la vida que no se puede perder la oportunidad de ayudar así a los niños.

– Supongo que sus nietos habrán sido los primeros lectores y críticos de 'De qué está hecha el agua'.

– Mis nietos y los niños que conozco, y les ha gustado, aunque he introducido algún cambio que me han sugerido.