«Cada niño es diferente y así se le debe enseñar »
Rosario Lamela | Maestra y editora ·
«Aún recuerdo cómo lloraba con los avances de mis alumnos», aseguraSecciones
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Rosario Lamela | Maestra y editora ·
«Aún recuerdo cómo lloraba con los avances de mis alumnos», aseguraSi enfrentamos a Rosario Lamela ante la palabra 'extraordinaria', lo último que haría es analizar su significado. Le ocurriría con cualquiera. Y es así porque lo que convierte a esta riojana en extraordinaria es que para ella, lo más importante de cada término, son ... sus fonemas. Gracias a esa peculiaridad suya, miles de niños de varias generaciones han aprendido a dividirlos en sílabas y discriminar adecuadamente sus sonidos.
Para entender la habilidad especial de Rosario con las palabras y descubrir cómo ideó su exitoso método de enseñanza es conveniente bucear en su vida. La de una niña, hija y nieta de maestros, que con 16 años tuvo que abandonar sus estudios a causa de una enfermedad nerviosa que le dejó la mente en blanco. «Perdí la memoria y sufría dolores de cabeza tan fuertes que me resultaba imposible leer. Me dijeron que nunca más volvería a hacerlo pero mi vocación era tan fuerte que con 32 años, casada y con un hijo, logré terminar la carrera de Magisterio». No sin dificultades, compaginó a partir de entonces su vida familiar con la dedicación a sus alumnos, dentro y fuera del aula. No en vano, no sólo les transmitía la lección desde la pizarra sino también en su propia casa o incluso en su huerta. «Cualquier lugar es válido para aprender y enseñar», recalca.
Rosario fue una buena maestra. De esas de las que se dice que dejan huella para siempre en sus alumnos. Y lo fue, sobretodo, por su valentía para tratar de dar solución a algo ante lo que el sistema educativo de entonces resultaba ineficaz: los problemas de lectoescritura que limitaban el aprendizaje de muchos niños. Gracias a su idea, la 'Cuadrovía Lamela', ella les brindó una oportunidad.
A sus 84 años, Rosario goza, ya desde hace tiempo, de su merecido retiro profesional tras décadas de entrega absoluta a la enseñanza pero no olvida lo que su talento especial sigue suponiendo para miles de niños con dificultades. Una oportunidad en forma de cuadernillo que se basa, en realidad, en una idea muy simple pero que solo mujeres con una inteligencia extraordinaria como la suya son capaces de idear. Una técnica que respeta, además, valores tan importantes para el desarrollo personal como son la paciencia y tener siempre presente que «cada niño es diferente y así se le debe enseñar». «Aún recuerdo cómo lloraba cuando comprobaba los grandes avances que alcanzaban mis alumnos; ¡Empezamos en el tren y seguimos sin salirnos de la vía!». Así motivaba Rosario a sus alumnos entonces y de igual modo lo hacen hoy, como ella entonces, las maestras y maestros que siguen confiando en su exitoso método, tantas décadas después.
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