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Hasta cinco veces, Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925 - Madrid, 2000) dijo «no» a la Real Academia Española (RAE). «No fue la docta institución la que le cerró las puertas. Ella no quiso entrar, y eso la engrandece». Así lo asegura el biógrafo de la escritora y ensayista, José Teruel (Melilla, 1959) que hoy presentó en el Instituto Cervantes la biografía de Martín Gaite, que le dio el premio Comillas que convoca Tusquets, y depositó un legado en su memoria en la Caja de las Letras.
«Hasta en cinco ocasiones la reclamaron para la RAE Manuel Seco, Rafael Lapesa, Carlos Bousoño y, muy especial e insistentemente Víctor García de la Concha. Ella dijo no, y esa negativa engrandece su catadura moral», asegura Teruel. «Pensaba que no tenía nada que hacer en la RAE y así se lo repitió al que sería su director, García de la Concha. Supo decir no y mantenerse alguien que hacía gala de sus negativas: aseguraba que si no sabías negarte, decir que no, te hacían ministro», recuerda Teruel la ironía de la autora, de quien se celebra su primer cenntenario .
Además de su biógrafo, Teruel es el responsable de las obras completas de Martín Gaite, Carmiña para sus amigos y lectores. Son siete volúmenes de los que tres, ya descatalogados, reposarán en la caja 1.609 de la antigua cámara acorazada que atesora hoy en el Cervantes la memoria de las letras hispanas.
También contendrá la correspondencia de Martín Gaite con Juan Benet; fotos familiares e inéditas; dos postales manuscritas por Carmiña dirigidas a su padre y a su madre; una boina con un broche, de las muchas que hicieron característica la imagen de la autora, y las siete cartas que la escritora envió a sus biógrafo en los años 80 y 90.
«No fui amigo íntimo de la escritora», asegura Teruel. Destaca como a pesar de que Martín Gaite no escribiera ninguna autobiografía «su yo está a veces oculto, como el Guadiana, en todo lo que escribió, ya que mantuvo una reacción biológica con su obra».
La premiada biografía de Teruel «no es cronológica» pero llega hasta los últimos días de Carmiña para relatarnos «como se murió escribiendo» una autora que para Juan Cerezo, editor de Tusquets, «fue una de las más relevantes del siglo XX».
Ana María, hermana de la escritora, fue quien sugirió a Teruel que escribiera su biografía en 2003. Desde entonces trabajó en el «desordenado por no decir caótico» archivo de la vivienda familiar de El Boalo, un pueblo cercano a Madrid, que acabaría comprando la Junta de Castilla y León.
«Ha sido un trabajo de minuciosa reconstrucción», dice de 'Carmen Martín Gaite. Una biografía', libro que en sus casi 500 páginas describe el contexto social y literario de una narradora «que supo conquistar a varias generaciones de lectores». Evoca «las tragedias que condicionaron la personalidad de la amable, ingobernable y carismática autora salmantina», como su desastroso matrimonio con el también escritor Rafael Sánchez Ferlosio, la muerte de su hijo Miguel a los siete meses a causa de una meningitis, y la de su hija Marta, con 29 años, víctima del sida que casi la aparta del mundo.
Profesor de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Teruel accedió a una ingente documentación, en gran parte inédita o poco conocida: cartas, cuadernos de apuntes, collages, notas y observaciones de toda índole de la escritora. También a datos aportados por familiares y amigos. «El resultado es el retrato de una escritora que abrió muchas sendas cerradas a la mujer en su época y de una novelista y ensayista que descubrió los múltiples matices que ocultan las existencias aparentemente anodinas», concluye Teruel.
Martín Gaite nació en el seno de una familia burguesa de ideas liberales que le inculcó una educación poco convencional. A finales de los años cuarenta, tras licenciarse en Filología Románica en la Universidad de Salamanca, la futura escritora se trasladó a Madrid para doctorarse. En la capital se reencontró con Ignacio Aldecoa y a través de él conoció a figuras de la generación del medio siglo, como Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre o Rafael Sánchez Ferlosio, con quien contrajo matrimonio en 1953.
Con su primera novela corta, 'El balneario', obtuvo en 1955 el Premio Café Gijón. Tres años después 'Entre visillos' le valdría el Nadal. Se iniciaba así una brillante trayectoria literaria en la que sobresalen títulos narrativos como 'El cuarto de atrás', 'Nubosidad variable', 'La reina de las nieves' o 'Caperucita en Manhattan'. Publicó además ensayos como 'Usos amorosos del XVIII en España', 'El cuento de nunca acabar' y 'Usos amorosos de la postguerra española' y tradujo más de una treintena de títulos en seis idiomas.
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