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Su primer libro, 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', fue el más vendido en España en no ficción en 2019. Ha sido traducido a 15 idiomas y está a la venta en 40 países. La psiquiatra Marian Rojas protagoniza a las 19.30 horas ... de hoy el Aula de Cultura de Diario LA RIOJA-UNIR (en directo por el canal Youtube de la UNIR) con su segundo fenómeno de ventas, 'Encuentra tu persona vitamina'.
– Ya puede imaginar la primera pregunta. Defina por favor persona vitamina.
– Aquellas que nos alegran el alma, nos iluminan, alivian el sufrimiento. Las que nos ayudan a segregar oxitocina en los momentos malos.
– Usted no cree en el determinismo. La persona vitamina y la persona tóxica, ¿nacen o se hacen?
– No, no creo en el determinismo. Tenemos la voluntad, a pesar de que algo nos impulse. Las circunstancias de la infancia influyen mucho en cómo te enfrentas a la vida.
– Como psiquiatra que es, ¿qué diagnóstico hace del impacto del COVID en nuestras vidas?
– Me tiene superpreocupada. Con el confinamiento me di cuenta de que la pandemia nos inundaba de cortisol y nos quitaba vías de escape: los planes, los abrazos... La sociedad está agotada. Creo que más que nunca necesitamos volver a las interacciones humanas, con cuidado, pero volver.
– ¿Qué futuro augura?
– Los servicios de salud mental estamos saturados. Hay que empezar a mandar un mensaje con un poco de optimismo. En las peores circunstancias el optimismo siempre nos ha salvado de no enfermar. Ojo, no significa negar la realidad.
– ¿Cómo andamos de resiliencia? ¿Y de tolerancia?
– La resiliencia hay que trabajarla. Mucha gente ha salido fortalecida, pero también a mucha esto le ha dejado muy tocada. Y sobre la tolerancia creo que se ha generado una polaridad terrible.
– ¿Estamos 'intoxicados de cortisol', la hormona del estrés?
– Sí. Totalmente. Yo creía que hasta finales de noviembre había un resurgir de ilusión. Y de repente llega Ómicron y nos pilla ya cansados. Hay que buscar mecanismos para salir de la intoxicación.
– ¿Como cuáles?
– Lo primero es desinformarse un poco. Y buscar mecanismos como la naturaleza, el deporte, dar un abrazo de 8 segundos con las medidas necesarias...
– Abomina del término 'tóxica'. Prefiere «persona que desencadena subidas de cortisol en su entorno». ¿Qué tiene en contra de definir a alguien como tóxico?
– Cuando uno sabe el impacto de las palabras en el organismo se da cuenta de que tiene que usar otro lenguaje. Quienes tienen la queja como respuesta van modificando su organismo y su sistema inmunológico. Y eso es brutal. Hay un impacto a nivel genético.
– Defiende que «una persona no es tóxica, lo que sucede es que el efecto que produce en el otro es una intoxicación de cortisol». Si me lo permite, le diré que personalmente creo que hay personas que exudan toxicidad.
– Pero toda persona que tiene toxicidad es porque sufre por algún tema que no ha sanado. Un tóxico tiene un trastorno de la personalidad (psicópata, narcisista...) o está herido. Hay que intentar comprender lo que hay detrás. Si es un narcisista, te tienes que alejar; si es un psicópata, aléjate también. Pero hay gente que lo que tiene es sufrimiento.
– Características del tóxico universal: egoísta, negativo, envidioso, victimista, amargado, que juzga, criticón, manipulador, dependiente y 'put drama in your live'. Poco espacio queda para no encontrar toxicidad...
– Yo lo que quiero es que si sufres por alguien y no sabes identificar por qué, digas 'Lo que me pasa con este es la envidia'. Si entiendes qué le pasa es más fácil de identificar.
– Pero tampoco que alguien sufra justifica que esparza su daño, ¿no? Cada uno lleva su mochila.
– Claro, pero a veces la gente herida solo sabe comunicarse desde la rabia y tú recibes toxicidad. Hay que intentar entender por qué ha llegado ahí. No es fácil, y si no consigues desmontar lo que le sucede, aléjate de esa persona.
– Frente al nocivo, 'impermeable psicológico' propone. ¿De qué material está hecha esa prenda?
– A veces, de cemento; otras, de plástico. Es intentar que las cosas te resbalen. En vez de ir a pecho descubierto, ir un poquito de duro.
– ¿Cómo quitar el mando de nuestras emociones a los tóxicos?
– Enfrentándose a ellos pensando 'Me estás acortando los telómeros, me estás inflamando, intoxicando de cortisol, haciendo que mi corteza prefrontal funcione peor... Es decir, me estás haciendo más tonto, más inflamado, más viejo y con más capacidad de enfermar. ¿Te voy a dar tanto poder? No, hombre, no». Yo soy partidaria de evitar conflictos... a no ser que te hieran y te tengas que defender.
– Vamos, 'por la paz, un Ave María'. Pero también de eso viven muchos...
– Sí, llevas razón.
– Comprender es aliviar, perdonar para avanzar, dice usted. Su libro se alinea con la frase de Juan Pablo II 'No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón'. ¿No hay, por tanto, paz sin perdón?
– Totalmente. Una persona resentida no puede ser feliz. Se intoxica de cortisol y enferma. Quien no sabe perdonar corre el riesgo de tener problemas autoinmunes.
EL CORTISOL
– Propone, incluso, empatía con el nocivo. Hasta plantea regalarle un plan para disfrutar juntos. Demasiado buenismo, ¿no?
– Me refiero a cuando es una persona con la que te vas a ver toda la vida. Entonces tienes dos opciones: estar todo el día enfadado con ella u organizar una actividad que conlleve distracción, y así es más fácil disminuir esa toxicidad.
– ¿Cuándo hay que ser expeditivo con el tóxico? Es más, ¿cuánto aconseja ser y en qué términos? A veces los paños calientes acarrean más problemas más graves que si se corta a tiempo una relación tóxica, ¿no?
– Tenemos que ser capaces de percibirlo, y en un caso así yo recomiendo que un amigo, un profesional, un familiar... te ayude a verlo con perspectiva. Hay que marcar distancia, y no siempre es fácil, claro que no.
– Despide su libro diciendo «Propongo encontrar la vitamina que todos llevamos dentro». ¿¿Cuánto tiempo nos da?
– Me hubiera gustado que la gente lo hiciera con premura, pero en tiempos de intoxicación de cortisol con poner el primer pie en el camino ya me siento feliz. Que en nuestro vocabulario existan 'persona vitamina' y 'oxitocina' es iniciar el camino para encontrar lo bueno que llevamos dentro.
–«El amor verdadero aparece cuando desaparece el enamoramiento», sostiene. Suena extraño. Y duro.
– Muchas parejas se rompen porque piensan que siempre van a vivir los primeros 17 meses de fulgor hormonal. Hay una primera parte que es la chispa, ese enamoramiento, y luego otra como de desilusión, de ver que ya no es lo mismo. Entonces hay gente que se plantea dejarlo. Y yo digo no, eso es lo que reestructura lo que van a ser los próximos años de tu vida. Nadie puede vivir siempre como los primeros meses, bioquímicamente es imposible. Las parejas que funcionan son las que saben llevarse bien, que siguen teniendo química, se respetan, pero no tienen la intensidad de los primeros compases.
– ¿Y qué queda con ese 'enamoramiento'?
– Queda muchísimo cariño, ganas de tener un proyecto común... Sabes que es la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida.
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