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En el Día de las Librerías compré 'El maravilloso mundo de NO-NO'. No les desvelaré quién es NO-NO ni la razón de su nombre, pues les dejo la oportunidad de encontrarlo y pasárselo fenomenal con sus hijos o alumnos. Esa misma semana me ... coincidía con una charla educativa a familias. Como supondrás, querido lector, en el transcurso de la misma salió también la palabra NO: «¿Cuándo, cómo, de qué maneras...decimos NO a nuestros hijos, al alumnado, a las personas con las que convivimos, etc.». «¿Qué pasa cuando no queremos hacer algo y no somos capaces de decir NO? ¿Cuándo no nos aceptan un NO?» etc.
Un NO es una respuesta ante una pregunta (o, desgraciadamente, ante una acción física). Como toda respuesta tiene su razonamiento tanto para adultos, jóvenes o niños: «No puedes ver la tele porque tienes tareas, llevas ya una hora, etc.» A los pequeños les podemos facilitar alternativas: «No, ahora no toca la tele, pero puedes jugar, venir al parque, leer, cocinar conmigo...», también a los jóvenes, incluso a los adultos. Pero, y cuando los individuos no quieren hacer algo, porque ese algo va contra su dignidad o su libertad, ¿entonces? Entonces no solo se trata saber decir NO. Un NO razonado, claro, sincero, y sin concesiones, se trata también de que el que lo escucha sepa que un «NO es NO». Hablamos de acciones que van contra los derechos de los sujetos. Si una persona no quiere beber, insultar, robar o pegar a otro, además de estar en lo correcto, está en su derecho. Si una persona no quiere tener relaciones íntimas, o se retracta en su intención, está en su derecho.
Y si bien alguien puede pensar que son muy diferentes los tipos de NO, lo cierto es que son a veces un límite que no se debe cruzar, o una opinión, o una crítica resumida en un monosílabo, y otras una defensa de la intimidad o de la libertad personal. Porque decir NO tiene todo que ver con la esencia de la persona. Su propia etiología, del latín «non», nos muestra su significado «ni una cosa», nada, y lo mismo asevera su raíz indoeuropea «ne-» de la que derivan: nulo, nefasto.
Tenemos, como padres, la obligación de aprender a decir NO congruentemente; de enseñar a nuestra prole: a decir NO ante una situación injusta u ominosa; a comprender el razonamiento que subyace tras una respuesta negativa y a aceptarla cuando es incuestionable porque atañe a la libertad de la otra persona.
Es imprescindible que hombres y mujeres demos ejemplo positivo en el saber decir NO, en defender los derechos de todos, especialmente de los más vulnerable: niños y mujeres, para que NO tengamos nada que reivindicar los 20 y 25 de noviembre. Solo celebrar que «la educación es la vacuna contra la violencia y la ignorancia» (Mafalda).
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