Nacho Duato I Bailarín y coreógrafo
«No veo solución al tema de la danza en España, por eso he creado mi propia compañía»Secciones
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Nacho Duato I Bailarín y coreógrafo
«No veo solución al tema de la danza en España, por eso he creado mi propia compañía»El Teatro logroñés no solo recibe este viernes a la recién creada Compañía de Nacho Duato, sino que será testigo del estreno absoluto de 'Cantus', la nueva coreografía del artista valenciano y referente de la danza en nuestro país. La cita, a las 20.00 ... horas en el Bretón de los Herreros.
– ¿Por qué este estreno precisamente en Logroño?
– Lo quería estrenar en estas fechas y este es el teatro que estaba libre, y estoy encantado porque he venido muchas veces al Bretón con la Compañía Nacional de Danza (fue su director artístico entre 1990 y 2010) y me gusta mucho este teatro.
– 'Cantus' parte de una reflexión sobre los horrores de la guerra a través de los ojos de jóvenes atrapados en ella. ¿Tiene relación directa con los actuales conflictos en Ucrania, en Palestina, en Yemen..?
– No, está dedicada a todos los niños que estén en cualquier guerra del mundo. Yo ya he hecho tres ballets inspirados en la guerra, como 'Kol Nidre', un canto judío para los niños de Gaza que creé hace ya 15 años. 'Cantus' es una reflexión, pero con mucha distancia, es muy poético. También cuando he tocado temas como la tortura o el terrorismo lo he hecho siempre con mucha distancia.
– ¿Por qué la elección de la música del británico Karl Jenkins para esta nueva obra?
– Ya trabajé con él en 'White Darkness' y también en 'Castrati'. Aquí ha escrito unos salmos, a modo de rezo a las víctimas, que creía que le iban bien.
– El repertorio que nos trae a Logroño se completa con dos coreografías más y muy diferentes, 'Duende' y 'Na Floresta', impregnadas de naturaleza y folclore. ¿Buscaba el contraste?
– Sobre todo en Inglaterra y Norteamérica, les gusta mucho poner nombre a un programa y que las coreografías tengan algo que ver. A mí eso me aburre un poco y me parece un poco hortera, prefiero que las coreografías sean distintas. Los tres ballets que presentamos en Logroño tienen en común que son míos. 'Duende' y 'Na Floresta' tienen más de 30 años pero mantienen la frescura de su nacimiento, no han envejecido mal.
– Hace apenas unos meses vio la luz su nueva compañía, CND, un nombre no sé si con retranca o con mala leche.
– Ya no se llama CND (como la Compañía Nacional de Danza) porque el Ministerio se molestó, aunque no tenía registrado el nombre y yo sí, y ahora se llama CDND. Pero me da igual, me divirtió poner CND, estuvo así durante un año y se mosquearon un poco. Pero bueno, yo me he mosqueado tanto con ellos... Tengo que decir que el Ministerio no me ha apoyado en absoluto, no me cede ningún vestuario ni decorado. Si quiero algún traje de las coreografías que me pertenecen y que nunca más se van a bailar y se están pudriendo en un desván lo tengo que alquilar. No han apoyado en absoluto a la compañía; no han dado becas a ningún niño; no me felicitaron el día del estreno después de 20 años trabajando con ellos. A mí me duele vivir en un país de tanta envidia y donde se desprecia tanto al artista. Porque cuando tú no amas al que hace el arte, no amas el arte.
– En su nueva compañía y escuela no sólo prepara a jóvenes bailarines internacionales sino que facilita que cualquier joven con talento, al margen de sus medios económicos, tenga acceso a una formación.
– Este año hemos dado 75.000 euros en becas, sobre todo a bailarines chicos, que es lo que más tengo. En la compañía hay 18 bailarines, pero en el Trainee Program (para estudiantes de postgrado ) tengo unos 40, y en la escuela (imparten grado elemental y medio de Danza clásica y Danza española) son doscientos y pico.
– ¿Qué más pretensiones tiene con este proyecto?
– Proteger mi legado artístico, que se sigan bailando mis ballets y no se pierdan. Yo he hecho en España más de 80 ballets y ahora voy a crear una fundación. También hacemos actos sociales para mayores y niños, ensayos para el barrio... Mi labor es seguir con mi trabajo pero educando a bailarines. Ahora que la gente se ha enterado de que tengo una nueva compañía me están llamando de todas partes, de China, Nueva York, Alemania, Italia… lo que ocurre es que quiero que los bailarines se concentren y trabajen en el estudio.
– ¿Trabajar sin ataduras, sin servidumbres, ha cambiado algo el arte de Nacho Duato?
– Está muy bien trabajar sin ataduras, aunque yo también dirijo el ballet del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo, donde tengo 180 bailarines y me obliga a viajar cada mes a Rusia. En octubre estrenamos la ópera 'Yevgueni Oneguin' y está bien ese contraste entre un teatro enorme donde trabajan 1.000 personas, 200 músicos, 60 cantantes… y de pronto estar en una compañía, la mía, donde a veces tengo que ir a comprar una tela para hacerme un vestuario. Es un contraste enorme, pero casi que me gusta más esto último.
– Da la impresión de que le está resultando ruinoso sacar adelante su compañía.
– Bueno, nunca me he metido en este mundo para ganar dinero, me hubiese compensado más heredar la fábrica de mi padre. Pero yo quería bailar y lo demás no me importa, de hecho todos los conservatorios tienen mis trabajos y todos son gratis. Y también puedo decir que los conservatorios podrían ayudarme un poquito más y no lo hacen.
– La danza siempre ha estado en un segundo plano en nuestro país, algo que venimos escuchando y repitiendo desde hace lustros. ¿Hay solución para que adquiera la relevancia que merece?
– Yo no le veo solución, por eso he decidido hacer esta compañía. Creé mi pequeño mundo, trato de ir de giras, pero creo que tiene muy poca solución porque no se lo toman en serio, no les educan en el colegio desde pequeños, porque no somos un país musical. Te vas a Berlín y en las familias todos tocan algún instrumento, y en Rusia igual, todos los bailarines tocan el piano, saben solfeo. Son países musicales y España no, puede que sea el clima... El otro día, paseando por Madrid, pensaba que en nuestras calles ves teatro que no ves en otras partes del mundo –las gitanas de la Plaza Mayor, los turistas con la boca abierta, cómo sirven vinos y sangrías…– y la gente no va al teatro porque el teatro está en la calle. En Alemania si no van al teatro se aburren como una mona porque están ya a las ocho en casa cenando. Y luego está el Teatro Real, con tan pocos espectáculos de danza y unas entradas tan caras que más que 'real' es de ricos.
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