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El vinilo ya supera al CD (y te enseñamos a diferenciar cómo suenan)

El vinilo ya supera al CD (y te enseñamos a diferenciar cómo suenan)

Después de 30 años de brusca caída y una lenta recuperación, ya se venden más discos que compact discs; un regreso que ha sorprendido a los enamorados de este formato y que tiene a las tres únicas fábricas españolas trabajando a destajo en Vizcaya, Madrid y Castellón

Isabel Ibáñez, Iker Cortés y Anartz Madariaga

Martes, 25 de abril 2023, 00:14

¿Crees que serías capaz de identificar el sonido de una misma canción si la escuchas reproducida en un tocadiscos, en compact disc o a través de 'streaming'? Ten a mano unos buenos auriculares, porque aquí vas a encontrar la oportunidad de averiguarlo escuchando cuatro canciones de diferentes estilos grabadas en los distintos formatos y contestando a un test sencillo... o no tanto.

Pero vayamos primero a 1991; el 'grunge' -palabra indispensable en la historia de la música que la RAE aún no ha aceptado (aunque sí lo ha hecho con mamitis, puntocom o hagioscopio)- explotaba en todo el mundo con el 'Nevermind' de Nirvana, y en España los Héroes del Silencio aupaban ni más ni menos que tres canciones de su disco 'Senderos de traición' ('Entre dos tierras', 'Maldito duende' y 'Despertar') al número uno de Los 40 Principales.

Bien, aquel fue el último año de reinado de los vinilos en nuestro país en cuanto a ventas se refiere. Los CD llevaban desde finales de los 80 arrinconándolos poco a poco en las estanterías de las tiendas y muchos aficionados, rendidos ante las maravillas prometidas por el nuevo sonido digital, retiraron los LP de sus discotecas, apilándolos en algún trastero o regalándolos a los colegas neoluditas, auténticos visionarios. Los ejemplares más afortunados pasaron a engrosar el mercado de segunda mano, que nunca se ha ido, pero millones de ellos, fabricados en cloruro de polivinilo (PVC), material muy contaminante, acabaron en los vertederos.

«Tengo muchos amigos que tiraron sus colecciones a la basura y ahora se tiran de los pelos»

Julián Ruiz

«Tengo muchos amigos que tiraron sus colecciones a la basura y ahora se tiran de los pelos», asegura el productor y periodista musical Julián Ruiz (Murcia, 1950). El responsable del mítico programa de radio 'Plásticos y decibelios' y de la página web que sigue actualizando casi diariamente fue de las pocas personas que permaneció fiel al formato. «Es que yo soy coleccionista y a los 17 años empecé a trabajar en la radio», apunta el propietario de una colección de vinilos que ya supera las 623.300 referencias.

Durante lustros, los tocadiscos se llenaron de telarañas, víctimas de un salto al vacío que encontró red en torno a 2007, cuando el vinilo empezó a resurgir de sus cenizas, resurrección imparable y cada vez más rápida que ha culminado en nuestro país con un dato que los que escuchaban 'Smell Like Teen Spirit' mientras veían el plato girar nunca hubieran creído posible: después de 30 años, en España se venden hoy más vinilos que CD, un asalto que en el mercado estadounidense se produjo dos años antes.

Los últimos datos de Promusicae -aglutina al 90% del sector español de la música grabada- hablan del «continuado auge del vinilo en las preferencias de los compradores»: el formato experimentó en 2021 un aumento del 38% en sus ventas (1.624.000 ejemplares en total) respecto al año anterior, y supone el 54% de los discos físicos adquiridos en las tiendas, quedando por primera vez desde 1991 por encima del CD (44%), que crece tan solo un 5%.

Lo analógico vence a lo digital. Puede que esta sea la única marcha atrás conocida hasta el momento en un mundo que avanza sin frenada en lo tecnológico. (Bueno... ¡las cámaras de fotos analógicas están también de regreso!). Y si nos fijamos en las casetes... en 2022, en Estados Unidos su venta se ha disparado un 28% con 440.000 unidades, frente a las 343.000 del año anterior y a las 74.000 de 2015.

Los ingenieros de sonido

Salomé Limón, Saúl Santolaria y Pablo Pulido

Los ingenieros de sonido

¿Cómo se explica esta vuelta a lo analógico y más concretamente al vinilo? Un artículo, el LP, que ocupa un considerable espacio y que obliga a un ritual que incluye buscar el álbum, extraer el disco con cuidado, limpiarlo, colocarlo, poner la aguja y al de unos 20 minutos darle la vuelta para escuchar la otra cara... cuando con un golpe de ratón podemos disfrutar de millones de canciones. Algo tiene que ver precisamente ese ceremonial que culmina con la escucha, además de cierta moda, dicen los expertos, no exenta de esnobismo y, evidentemente, la preferencia por un tipo de experiencia sonora.

Salomé Limón, en Mirador Studio.
Imagen - Salomé Limón, en Mirador Studio.

Cuenta Salome Limón (Madrid, 44 años), compositora, productora e ingeniera de sonido con cinco grammys latinos en su haber, que todo es cíclico. «Están incluso volviendo las cintas de casete», apostilla. En su opinión, este regreso del disco tiene que ver con «la nostalgia y no tanto con la calidad o con el sonido del vinilo. Se trata de que el objeto en sí es como un premio», comenta. La compositora, que se encuentra ahora inmersa en la mezcla de 'Vulnerable', un LP de siete canciones compuestas por ella e interpretadas por músicos y cantantes que la «mueven», apunta algunas de las razones. En primer lugar, una portada en un vinilo «es mucho más bonita que en el móvil o en un CD, tienes más superficie para explayarte». En segundo lugar está el ritual. «Escuchar un vinilo es como 'venga, voy a disfrutar'. No se trata tanto de calidad, aunque habrá gente a la que le guste el sonido del vinilo y prefiera ese ruidito. De hecho, hay plugins para introducirlo en cualquier canción».

«La vuelta al vinilo tiene que ver con la nostalgia y no tanto con la calidad. Se trata de que el objeto en sí es como un premio»

Salomé Limón

De esa nostalgia y de ese recuerdo también habla Saúl Santolaria, otro músico, productor e ingeniero. «El cerebro está condicionado a escuchar cosas que en un momento determinado registró como placenteras y busca emular ese recuerdo. Entonces, si tú de pequeño has usado la cinta de casete o el vinilo, tu cerebro almacena esa experiencia con una nitidez espectacular. Y cada vez que lo escuchas, reconoces ese formato. Porque tiene una textura y una particularidad sonora que te conectan con esa experiencia, recuperas esas emociones y para ti es mucho más placentero», afirma.

Saúl Santolaria en su estudio de grabación.

Y continúa: «Así, es normal que las personas más mayores que han crecido en un mundo analógico con cintas y vinilos tengan una pequeña desafección cuando les pones algo con mucha definición, digital o lo que sea. Pero piensa en los jóvenes, los 'millennials' o la 'generación Z', que han escuchado siempre música comprimida en mp3 con un sonido lamentable, con sus auriculares chungos que te regalan en los autobuses. Están acostumbrados a esa distorsión, a ese sonido tan sucio y poco fiable. Y de repente tú les pones algo en vinilo o CD, en altavoz, y es como que les suena mal porque ellos han acostumbrado su oído a ese sonido distorsionado. Y probablemente cuando se hagan mayores van a asistir a un coleccionismo de ese tipo de dispositivos, porque les conectará con esa experiencia que tuvieron. Aunque sea un sonido guarro, distorsionado, extraño, con fase y con un montón de cosas que en realidad suponen un detrimento de la experiencia. Pero es la suya».

«El vinilo es una aguja leyendo un surco, no son ceros y unos, así que es como más real, aunque mucha gente los compra como merchandising y no tiene equipo para reproducirlos»

Pablo Pulido

Santolaria también habla del ritual: «Tener en tus manos el vinilo, tocarlo, escucharlo, hasta olerlo, es una experiencia multisensorial con una trascendencia mucho mayor. Casi lo puedes paladear. Y estás leyendo las letras de las canciones. O sea, una experiencia mucho más trascendente que simplemente escuchar un mp3».

Pablo Pulido, ingeniero de grabación y mezclas y propietario de Estudio Uno, también cree que se ha convertido en un «artículo de colección». «Ya que los CDs no se venden, se fabrican vinilos por tener más un artículo de merchandising que un formato de reproducción». De hecho, asegura este vigués de 45 años, «mucha gente los compra y no tiene equipo para reproducirlos». Pese a todo, si tuviera que decantarse por un formato, «me quedaría con el vinilo. Es una aguja leyendo un surco, no son ceros y unos, entonces es como más real, entre comillas».

Entonces, ¿no existe el mejor formato? «Pues es muy relativo -contesta Santolaria-. El digital, el CD, no deja de ser ceros y unos, información binaria, muchos puntos muy juntitos que dan sensación de línea, de audio continuo sin serlo, pero el cerebro lo lee así y aporta además mucha nitidez. A muchos no les gusta el chisporroteo del vinilo, cosa que el CD no tiene, pero a otros este les parece muy frío, carente de ese rollo tan especial del LP. Los formatos de alta definición ni te cuento, esos tienen una definición extraordinaria, pero es que hay veces que la gente quiere un grano más gordo. Igual que en la fotografía; tú puedes tener una foto súper extraordinaria en los matices, pero preferir una foto antigua. ¿Por qué? Porque emocionalmente te está diciendo más con menos resolución».

«Es muy relativo decir que un formato es mejor que otro. A muchos no les gusta el chisporroteo del vinilo, pero a otros el CD les parece muy frío»

Saúl Santolaria

«¿A quién quieres más, a papá o a mamá?», pregunta entre risas Salomé Limón. «Son conceptos diferentes, cada uno tuvo su momento, su proceso evolutivo. Lo que pasa es que el CD ha sido más tecnológico que otra cosa. No creo que el CD vuelva a tener el auge que tenía porque carece de ese fetichismo. El CD es más de batalla y para eso ya tengo Spotify y el resto de plataformas», argumenta. Y vuelve al tema del ritual y de la aguja aunque, reconoce, «yo cuando ponía un vinilo lo ponía como un CD… Igual lo que echamos de menos es esos momentos de 'voy a escuchar música'. Ahora cuando pones música en una plataforma es poner música de fondo para hacer otras cosas, en cambio con el vinilo es como si hicieras 'mindfulness'», dice divertida.

Y no esconde que «técnicamente y objetivamente el CD suena mejor porque está todo más limpio, pero no sé si eso es lo que buscamos, que suene perfecto, o que tu canción mueva a todo el mundo y quieran escucharla mil veces». «Lo digital, los ceros y unos, es más limpio que lo analógico, pero ¿qué es sonar mejor? Porque a lo mejor una canción no está perfectamente grabada, pero tiene muchísima vida y suena mejor que otra en la que está todo limpio y no te mueve el alma», reflexiona. Sí es cierto que como formato el CD tenía más dinámica, podía ofrecer un mayor contraste entre las notas débiles y las fuertes, pero la llamada guerra del volumen, el querer sonar más fuerte que los demás en las plataformas y en las radios, acabó por dinamitar esa característica. «Ahora se está volviendo a la normalidad entre comillas, a no querer ser el que más alto suena», explica quien espera editar su álbum, en el que colaboran músicos como Eddi Circa o Emilio Aragón, en vinilo y en formato digital para plataformas hacia el 31 de mayo. Aún así, no cree que el CD vaya a desaparecer porque «es muy útil como herramienta de márketing».

¿De veras sigues creyendo que puedes discernir cómo suena cada uno de los formatos? Bien, vamos con el juego. Para calentar el oído, primero te lo daremos hecho con la canción del grupo Love of Lesbian 'Allí donde solíamos gritar'. Este periódico ha registrado, con la ayuda de Santolaria, fragmentos de cuatro canciones de estilos diferentes ('indie' español, son cubano, 'grunge' y jazz) en tres formatos distintos: vinilo, CD y mp3. Aquí tienes las tres versiones de este hito del 'indie', solo tiene que escucharlas, percibir las diferencias, que las hay, y tratar de extraer tus propias conclusiones para el test que llegará más adelante.

  • Allí donde solíamos gritar - Love of lesbian

    «Allí donde solíamos gritar»
    Love of lesbian
    Disco: '1999'
    Formato vinilo

  • Allí donde solíamos gritar - Love of lesbian Allí donde solíamos gritar - Love of lesbian

    «Allí donde solíamos gritar»
    Love of lesbian
    Disco: '1999'
    Formato CD

  • Allí donde solíamos gritar - Love of lesbian Allí donde solíamos gritar - Love of lesbian

    «Allí donde solíamos gritar»
    Love of lesbian
    Disco: '1999'
    Formato mp3-stream

Santolaria aporta algunas pistas: «El vinilo crea una atmósfera diferente, parece como si estuvieras en la sala escuchando en directo, se nota el ambiente, es más tridimensional, se nota mucho. El CD tiene un sonido como más quirúrgico, más perfecto, aunque no quiere decir que por eso sea mejor. Es más claro, pero no tiene el color del vinilo. Al fin y al cabo este es un medio absolutamente físico, la aguja pasa por el surco, lo acaricia y lo hace sonar. En cuanto al formato digital comprimido, como un mp3, pues hay mucha información que se pierde e incluso si escuchamos con atención se puede notar hasta cierto ruido».

La fábrica

Mad Vinyl

La fábrica

En Algete, un municipio ubicado a 30 kilómetros de Madrid, funciona desde el 12 de diciembre de 2020 Mad Vinyl, una de las tres únicas fábricas de vinilos de España (las otras son Krakatoa Records, en Castellón y Press Play Vinyl, en la localidad vizcaína de Urduliz). Estas empresas, de donde salen los LP listos para ir a tiendas incluso de Sudamérica y del resto de Europa, no dan a basto hoy en día. «Empezamos con una máquina y se desbordó todo bastante rápido», recuerda Eugenio López, propietario y director de la fábrica.

Coleccionista de vinilos, dj en Pacha Madrid en los noventa e informático en el diario ABC entre 2000 y 2009, López venía barruntando la idea de montar una fábrica desde 2006. «En aquella época el vinilo estaba muerto, pero hablando con el dependiente de una tienda descubrí que ni siquiera había fábricas de vinilos en España», cuenta. Y entonces empezó a tomar forma el sueño. Investigó, pensó en adquirir máquinas de segunda mano, prensadoras manuales… Pero no sabía dónde se metía: «Yo pensaba que sería como una grabadora de CDs, no me imaginaba que tenías que tener un montón de maquinaria industrial para calentar y enfriar plástico, calderas de gas, sistemas de enfriamiento de agua… Y menos mal porque habría desechado la idea», se sincera.

6.000 Son los discos que fabrica cada día Mad Vinyl, una planta ubicada en Algete, a 30 kilometros de Madrid, que tiene en estos momentos dos máquinas prensadoras

El pasado año fabricaron unos 600.000 plásticos, pero este año con la segunda máquina funcionando esperan llegar a 1,2 millones.

Las cosas cambiaron en 2014 cuando una de las fábricas suecas que hacía las prensadoras comenzó a fabricar repuestos y se planteaba ya la posibilidad de construir nuevas prensadoras. En 2019, López lo habló con su esposa, que le animó a plantear el proyecto a un amigo. Su respuesta fue tan positiva que días más tarde tenían entre sus socios a un erudito en temas industriales y al exjugador de fútbol Michael Robinson. «Era un tío estupendo y le flipaba la música. Fue una pena que no viera la fábrica funcionando porque era uno de los que más empujaba el proyecto y en el grupo de WhatsApp era el más positivo y nos contaba unas anécdotas increíbles de cuando jugaba en el Liverpool y coincidía con todos los músicos con los que yo he crecido», rememora López. De hecho, inicialmente la idea era ir a la planta los viernes, «hacer unos cuantos discos, ver cómo salen, tomar unas cervezas y echar unas risas».

Arriba, una tirada del disco 'Sing the Sorrow', de AFI, en vinilo rojo; debajo, José Luis Moro y Mario Gil, dúo de Un Pingüino En Mi Ascensor, flanquean a Eugenio López, director de Mad Vinyl, y tres estampadores de 12, 10 y 7 pulgadas. Mad Vinyl Instagram
Imagen principal - Arriba, una tirada del disco 'Sing the Sorrow', de AFI, en vinilo rojo; debajo, José Luis Moro y Mario Gil, dúo de Un Pingüino En Mi Ascensor, flanquean a Eugenio López, director de Mad Vinyl, y tres estampadores de 12, 10 y 7 pulgadas.
Imagen secundaria 1 - Arriba, una tirada del disco 'Sing the Sorrow', de AFI, en vinilo rojo; debajo, José Luis Moro y Mario Gil, dúo de Un Pingüino En Mi Ascensor, flanquean a Eugenio López, director de Mad Vinyl, y tres estampadores de 12, 10 y 7 pulgadas.
Imagen secundaria 2 - Arriba, una tirada del disco 'Sing the Sorrow', de AFI, en vinilo rojo; debajo, José Luis Moro y Mario Gil, dúo de Un Pingüino En Mi Ascensor, flanquean a Eugenio López, director de Mad Vinyl, y tres estampadores de 12, 10 y 7 pulgadas.

Lo que no se podían imaginar es que una pandemia iba a ponerlo todo patas arriba apenas unos días después de firmar la constitución de la empresa ante notario, el 2 de marzo de 2020. Aquello no les desanimó y «cuando salimos éramos como los toros de Sanfermines». Buscaron una nave, adquirieron una máquina y comenzaron «muy tímidamente» a dar salida a los pedidos. «Con una máquina, cada 24 segundos sale un disco, unos 130 a la hora y 1.000 plásticos cada ocho horas», explica López. Eso sí, si la tirada tiene que parar para cambiar los estampadores o el color del vinilo, se pierden entre treinta y cuarenta minutos. Trabajando las 24 horas al día en tres turnos, cinco días a la semana, al año «son unos 600.000 discos, pero tenemos una segunda máquina desde diciembre del pasado año así que este año esperamos llegar a 1,2 millones», afirma el responsable de una fábrica que ha tirado los más de 10.000 vinilos de 'Cable a tierra' de Vetusta Morla y las tres tiradas del 'Mayéutica' de Robe.

«Con las máquinas actuales, todos los discos salen exactamente iguales y se desechan muy pocos»

Eugenio López

Las máquinas no se diferencian mucho de las que fabricaban los discos en los noventa, lo que pasa es que el ajuste y la gestión antes «era con botoncitos y ahora tienes un ordenador». Eso contribuye a que «todos los discos sean exactamente iguales», explica López. «Antiguamente no tenían el ajuste tan milimétrico que tienen ahora y entonces había discos que pesaban más o menos, ahora hay una diferencia muy pequeña, los discos salen todos con mucha calidad y el tipo de enfriamiento es exactamente el mismo, con lo cual salen idénticos y se desechan muy pocos», desarrolla.

Así es como se fabrica un vinilo en Press Play Vinyl, en la localidad vizcaína de Urduliz. Marta Madruga

Aquí completan todo el proceso de creación de un LP, incluso el envoltorio final en plástico, con un plazo de entrega de unas diez semanas. Aún no la fabricación del máster del disco, la base con la música que servirá para hacer todas las copias, «que la hacemos en Alemania o en Holanda, pues en España no hay máquinas para ello». Se trata de una tecnología que va 'rayando' el disco de metal conforme la música se está reproduciendo, dejando en esos surcos, pequeños valles con 'colinas' y 'depresiones', minúsculos abultamientos a ambos lados del surco, la información que la aguja del tocadiscos transformará de nuevo en sonido. De ahí, con un molde, se saca el negativo, un molde que servirá para imprimir las copias físicas (los surcos se convierten en cordilleras para imprimir los discos finales con nuevos surcos).

Asegura Eugenio López que en estos momentos están en conversaciones con propietarios de algunas de estas máquinas, «pero están muy cotizadas». Para muestra un botón: «Hace unos meses, sacaron una de un museo de audio en Alemania, la restauraron y la han puesto a funcionar».

El máster servirá para crear entre 600 y 1.200 impresiones, es decir, copias sin perder calidad, lo que obliga a escuchar el disco entero continuamente con el objetivo de comprobar cómo están saliendo las copias. Y cada vez que se cambia ese máster (en realidad su negativo) vuelta a escuchar, por si acaso algo suena mal ya que «el surco es algo muy delicado y puede coger suciedad o estropearse». Así que durante la fabricación, el álbum suele estar sonando todo el tiempo. ¿Se acaba aborreciendo? «No, date cuenta que los discos que tienen tiradas grandes son de grupos importantes y no suelen hacer algo terrible. Con Vetusta Morla estábamos encantados porque a muchos de la fábrica nos gusta y escuchar el disco meses antes de que salta también tiene su premio, otra cosa es que te toque un grupo de metal extremo, que cuesta más porque tiene un volumen de grabación alto y es una música especial», dice López.

  • Cry me a river - Julie London

    «Cry me a river»
    Julie London
    Single

  • Selecciona un formato y comprueba si has acertado
  • No. Lamentablemente no es un sonido grabado de vinilo. ¿Por qué no lo intentas de nuevo?

  • ¡Casi! Pero no es un sonido grabado de CD. Si quieres, pueder probar otra vez.

  • ¡Efectivamente! Es un audio que proviene de un mp3 en stream. Solo el 27% es capaz de acertarlo a la primera.

El crítico musical

Julián Ruiz

El crítico musical

Julián Ruiz, productor y periodista musical, tenía «muy claro» que el formato iba a recuperar su atracción. «Es que no hay nada como el ritual de poner un vinilo», afirma quien a sus 72 años cree que ahora ya le costaría discernir entre la música de un CD y la de un vinilo. «Se nota sobre todo en la compresión», dice.

Julián Ruiz, rodeado de las fundas de sus discos de los Beatles. Fernanda Carvalho

-¿Recuerda cuando escuchó el primer CD?

-Sí, fue una prueba de 'Suspense' (1984), el álbum de Azul y Negro, que fue el primer CD de la historia en España. La banda trabajaba con Phonogram, que era de Philips en aquel tiempo, y les dije a los de Philips: «La habéis jodido, porque todo lo digital se copia, pero un vinilo cómo lo vas a copiar. Necesitas una prensadora, un horno, un aparato para hacer el máster… No se puede copiar tan fácil. Pero si es digital, se puede copiar fácilmente y vais a tener un problema». Y no me equivoqué. Pensé que íbamos camino del abismo (ríe). Luego ya utilizaron el 'Brothers in Arms' (1985), de Dire Straits, como foco de atención, creyendo que sonaba mejor. Una mierda sonaba mejor, pero bueno…

-¿Por qué habíamos desterrado el formato físico?

-Porque el 'streaming' está digitalmente en todos lados y además por unos pocos euros escuchas lo que quieres y la gente perdió un poco el sentido de la posesión. Vivimos en un tiempo digital, va todo muy rápido y no es la misma añoranza, ni el mismo romanticismo de cuando íbamos a una tienda a comprar el disco, quitábamos el envoltorio, olíamos el vinilo… Todo eso se perdió.

-Y ahora ha vuelto.

-Sobre todo por la gente mayor, aunque también hay gente joven, con inteligencia, que se ha dado cuenta de que es un formato estupendo. Ver una portada en vinilo, en 12 pulgadas, a verlo en un puñetero CD no tiene nada que ver. Philips y Sony, que se aliaron para fabricar el compact disc hicieron esa barbaridad porque les importaba un coño la música, lo que les importaba era vender cedés y los aparatos.

-A su juicio es un formato superior.

-Es que no hay nada que rivalice con esa maravillosa liturgia de quitar el celofán, sacar el disco, olerlo, meterlo en el agujerito, poner el brazo y que suene. Con el 'streaming', estamos restándole importancia a la música, que ahora es de usar y tirar.

-¿Por qué suena peor un CD que un vinilo?

-Pues mira me lo explicó un ingeniero que era fenomenal. Imagina que vas a comerte un bocadillo de jamón, pues el formato digital se lo come a bocados, pero no se lo come entero, mientras que el analógico lo estrecha y lo hace más pequeño, pero se lo come de una vez. Yo creo que es un ejemplo buenísimo.

-Con más de 600.000 vinilos, ¿dónde guarda su colección?

-Los guardo en varios sitios y tengo hasta un sitio especial para ellos porque si no se pueden desperdiciar. Si los vendiera a solo un euro serían 600.000 euros, pero como algunos valen hasta 10.000, 15.000 y 100.000 euros, pues imaginate el valor que tienen. Además, ahora vas a una tienda y vinilos por menos de 20 euros hay muy pocos. Es que un CD te cuesta hacer medio euro y un vinilo no y si es de 180 gramos, menos.

-¿Cree que es una moda pasajera o ha venido para quedarse?

-No me gusta ser profeta, pero yo creo que siempre se va a quedar. Los discos ahora tardan mucho en aparecer. Entre que el artista lo termina y se publica, tardan cuatro o cinco meses porque no hay suficientes prensas ni equipos de masterización y están saliendo muchísimos. La atracción por el vinilo es cada día más fuerte. Es que no tienen nada que ver con escuchar un tema en una plataforma digital donde ni conoces qué músicos tocan, ni quién es el productor, ni quién es el ingeniero, ni nada. Y así llegamos al reguetón, claro.

Hagamos un alto y sigamos con nuestro pequeño test: ¿eres capaz de detectar de qué formato proviene el siguiente fragmento musical?

  • Smell like teen spirit - Nirvana

    «Smells like teen spirit»
    Nirvana
    Disco: 'Nevermind'

  • Selecciona un formato y comprueba si has acertado
  • No. Lamentablemente no es un sonido grabado de vinilo. ¿Por qué no lo intentas de nuevo?

  • ¡Muy bien! Es un sonido grabado de CD. El 42% es capaz de acertarlo a la primera.

  • No. No es un audio grabado de un archivo mp3. Inténtalo de nuevo.

La tienda

Javier Artolozaga y Jon Barrasa

La tienda

Esta resurrección es todo un hito dentro de una historia que empezó en 1902, con la primera grabación en este formato, a cargo del tenor Enrico Caruso. Precisamente, un año antes del inicio de la debacle, en 1990, Jon Barrasa y Javier Artolozaga abrieron su tienda de discos, Power Récords, en Bilbao. «Lo fuimos viendo, sí, -recuerdan- cómo efectivamente el CD sustituyó casi por completo al vinilo, aunque no en su totalidad. Cada vez menos gente pedía LPs, cada vez se editaban menos cosas en ese formato. De hecho, llegó un momento en el que sólo vendimos CD. Te daba pena, pero por lo menos había otro formato que funcionaba y que también sonaba muy bien. Creo que éramos la tienda que más cedés teníamos, con un stock muy potente, y por supuesto también vinilos, de los que éramos consumidores, pero nos amoldamos al recién llegado. Fueron el hip hop, el soul y el garage los estilos que se mantuvieron más fieles al formato tradicional y permitieron su supervivencia».

Pero evidentemente este regreso les ha sorprendido, como a todos: «Sí, y bastante. A ver, es un fenómeno que lleva sucediendo desde hace 7 u 8 años, subiendo, pero se ha incrementado especialmente en los últimos dos o tres por múltiples factores. Hay que decir también que sigue siendo una minoría pequeña la gente que está comprando vinilo. Una pequeña gran minoría. Pero efectivamente ya hay más personas que compran vinilos que CD. Lo que pasa que también se vende mucho de segunda mano».

«Ahora entran chavales de 15 y 16 años, aunque no tengan ni dónde poner un LP lo compran como 'merchandising'»

Javier Artolozaga y Jon Barrasa

Señalan que lo del tocadiscos va en parte «con la actitud. Con el CD de pronto tenías la ventaja de adelantar la canción, pasar de una a otra muy rápido con un botón. Pero el escuchar un vinilo requiere un poco más de atención. Mucha gente joven de hoy oye muchísima música en digital, aunque ya no álbumes enteros, pero si tú te compras el vinilo te lo escuchas todo, le das la vuelta y tal». En cuanto a los precios, es un hecho que los LP han subido mucho en el último año y medio, dependiendo de discográfica, pero están costando un 25% más, entre 25 y 30 euros, cuando hasta hace poco se pagaba una media de 20. «Los discos americanos se han encarecido muchísimo por la subida del dólar, y también los ingleses desde el 'brexit'».

Power Records es la tienda de música, especializada en vinilos, con más trayectoria en Bilbao: más de 25 años vendiendo vinilos.

¿Quiénes son los clientes del vinilo? Explican que hay toda una generación nueva que no ha comprado formato físico, ni siquiera CD, y que ahora empieza a comprar y a interesarse por el vinilo «porque el CD ya se había desprestigiado mucho en los últimos 10 años, aunque sigue siendo un formato absolutamente válido. Entonces nosotros vendemos además de los vinilos, muchos CD, porque hay un público adulto que ya pasó de los LP y no ha echado para atrás. Pero es cierto que en los últimos tres o cuatro años notamos que hay mucha gente joven a la que le han regalado un reproductor de discos. No sé si relacionarlo con, no sé, digamos la dignificación de lo 'vintage', que está un poco de moda. Bueno, cada uno tiene sus razones. Luego también hay chavales que han visto los platos en casa de sus padres o de sus abuelos y les llama la atención. Hablamos incluso de 15 o 16 años. Y hay un público femenino, de chicas muy jóvenes, que compran el LP de Rosalía, Harry Styles, Taylor Swift, Billie Eilish... por el fenómeno fan, por tener algo físico».

De hecho, el último estudio de Luminate Data sorprende al desvelar que sólo la mitad de los que compran discos de vinilo tienen el medio para reproducirlos; un dato que se explica porque «muchos jóvenes compran el LP como si fuera merchandising» y a la espera de tener el dinero para comprar su primer tocadiscos.

Vamos con la última escucha, tal vez la más difícil. ¿En qué formato está grabado este fragmento?

  • Dos gardenias - Buena Vista Social Club

    «Dos gardenias»
    Buena Vista Social Club
    Disco: 'Buena Vista Social Club'

  • Selecciona un formato y comprueba si has acertado
  • ¡Sí! Es un sonido grabado de vinilo. Solo el 12% es capaz de acertarlo a la primera.

  • ¡Casi! Pero no es un sonido grabado de CD. Si quieres, pueder probar otra vez.

  • No. No es un audio con origen en un mp3 en stream. Prueba de nuevo.

Bonus track: ¿Cómo hemos hecho el test?

Somos capaces de distinguir cosas minúsculas con nuestro oído, la capacidad de este órgano es espectacular. «Entonces, ¿cómo engañar al oído para que tu cerebro diga 'esto suena mejor o esto suena peor'?», se pregunta el ingeniero de sonido Saúl Santolaria. «Pues muchas veces es una cuestión de que uno suene un poquito más alto que el otro. Se trata, por tanto, de que las comparaciones sean lo más parejas, lo más iguales de volumen, para que el oído no polarice y piense que lo que suena más suena mejor. Tenemos que hacer una comparación fiel en cuanto a niveles para que no nos condicione eso en la escucha y nos atenúe el resto de matices».

Explica aquí el proceso que ha seguido para grabar las canciones del test musical que ofrece este reportaje. De principio, digitalizó los cuatro temas de vinilo: «Se reproduce y graba a través de unos convertidores muy potentes. Y he hecho exactamente lo mismo con el CD, solo que ese paso de conversión de analógico a digital no existe porque ya es digital. Aun así, he seguido el mismo proceso para que más o menos sean equiparables y poder así hacer la comparación». En cuanto al mp3, solo hizo falta cogerlo de Spotify.

Todo afecta al sonido final, el reproductor de vinilo, con qué electrónica, con qué componentes, la aguja del plato, con qué cable incluso... «Parece una cosa como esotérica, pero es verdad. Y aquí es donde está un poco la clave. Los platos de reproducción de vinilo no son perfectos. Todas las escuchas tienen un grado de imperfección, las digitales también, pero en las analógicas se trata de una imperfección en sí misma. Y esa imperfección te puede gustar más o menos. En el caso de los de los reproductores de vinilo, hasta el motor afecta a la velocidad y la canción entonces suena más aguda o más grave. Tambien la humedad del ambiente afecta. Son un montón de condicionantes. Con lo cual el vinilo nunca suena igual. O sea, cada vez que lo reproduces hay elementos que hacen que no suene exactamente igual que la anterior vez». Pone un ejemplo clásico: cuando editaron 'Thriller', las primeras 250.000 copias se tiraron a la basura porque cuando Michael Jackson y el productor escucharon el audio se dieron cuenta de que no había graves y ellos habían mezclado el disco con un montón de graves. «Pues no estaban, habían desaparecido. Para que entren más canciones en el mismo espacio, el surco tiene que ser más pequeño y cuando el surco se hace más pequeño, la aguja no tiene la misma capacidad de leerlo todo. Una de esas frecuencias graves que tiene el bombo de 'Thriller' necesita más profundidad, más sitio. Entonces tiraron esas copias a la basura y tuvieron que hacer otra tirada eliminando alguna canción para que hubiera más espacio, más anchura de surco».

El mundo digital es más previsible. Se trata de un sistema de ceros y unos donde todo está muy cerrado: «Es lo más previsible que hemos inventado hasta ahora para reproducir música. Siempre va a sonar exactamente igual que la última vez que lo escuchaste». Una de las peculiaridades que tiene el CD es la limitación de 16 bits, 44,1 kilohercios. O sea, 44.100 puntos por segundo. «Y si metes 44.100 puntos por segundo, eso parece una línea, aunque sean puntitos separados, pero son tantos que no percibes los huecos entre ellos». Aunque con tanta cantidad de puntos también se producen errores de lectura o importación. Y luego tenemos el mp3, sonido muy comprimido digitalizado: »En el mp3 la información está reducida a la mínima expresión. Hay mucha información que parece que está pero no. Las emisoras de radio decidieron que era más cómodo reproducir la música con mp3, porque ocupa mucho menos espacio, pero baja la calidad. Las radios han mejorado mucho el sonido en lo que es la difusión y las antenas, pero lo que reproducen suena muchísimo peor que hace 20 o 30 años, cuando pinchaban en vinilo o CD».

Créditos

  • Texto Isabel Ibáñez e Iker Cortés

  • Diseño Web Anartz Madariaga

  • Vídeos Marta Madruga, Badr Ben Brahim y Pablo del Caño

  • Edición Aitor Alonso

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larioja El vinilo ya supera al CD (y te enseñamos a diferenciar cómo suenan)