La cantante y pianista Patricia Barber. Guillermo Cabrera Blanca / JAZZMADRID19

Patricia Barber: «Ya no escucho jazz, prefiero la música clásica»

Cantante y pianista de culto, la artista norteamericana asegura buscar «solo la belleza» en su álbum 'Higher'

Lunes, 30 de diciembre 2019, 19:29

En la sala vacía resuenan las escalas de calentamiento. Tiene la agilidad de los que han pasado por el Conservatorio. Encima del piano de cola, un Mac. Patricia Barber, autora de algunos de los mejores álbumes del jazz de los noventa, como 'Cafe Blues' y ' ... Modern Cool', se quita los zapatos, se coloca los auriculares. Parece contenta, bromea con los dos músicos que la acompañan en la prueba de sonido. Arrancan los graves del contrabajo y la batería. Ella interrumpe las canciones. Pide algo más de balance, menos volumen. Hasta que llega un acoplamiento que le parece «bonito» y advierte que han logrado «el punto».

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Cuando empieza 'forte', el trío se suelta. Su voz se calienta como si sus dedos frotaran sus cuerdas vocales cuando pasan sobre las teclas. «Así es hermoso», comenta al micrófono, y lo agradece. Hay quienes dicen que el jazz es jazz si hay contrabajo. Pero no, es jazz cuando los músicos necesitan mirarse al tocar. «Venga, toquemos una gran canción», dice Barber, lectora de Verlaine y Tennyson. Al terminar, revisa el móvil, sopesa la bolsa de tela con los CD de su nuevo 'Higher' y conversa, sentada en una de las butacas del teatro Fernán Gómez, en su última visita al Festival de Jazz de Madrid.

-Desde sus primeros álbumes ha buscado un sonido particular.

-Me gusta incluir muchos silencios, definitivamente. Tengo un toque de piano clásico, con un sentimiento de jazz. Yo elijo a los músicos según el momento de la composición. A veces es más rock, como en mi disco 'Smash', pero ahora mis canciones son más artísticas.

-Sus composiciones más recientes parecen más calmadas ¿Tiene que ver con una evolución personal?

-Este álbum en particular me llevó seis años y quería hacerlo más tranquilo, muy interesante en distintas armonías, inusuales en el jazz por su naturaleza clásica. Con esta riqueza armónica y con la poesía cedes en el 'beat'. Es el disco menos controvertido que he hecho nunca. Ha sucedido así porque este álbum va de música, solamente.

-¿Por qué renunciar a esa furia que era parte de su impronta personal?

-Buscaba sólo la belleza. No quería abordar nada de la situación política. Debía prestar más atención, como compositora y como intérprete, para que la gente sólo escuchara lo hermoso de la música y las letras, así que era necesario que fuera muy suave. No sé si tiene que ver con mi propia evolución como persona. Cuando grabé el anterior álbum, que es oscuro y duro, había perdido a cinco personas en un tiempo muy corto. Así que, quizás sí. Quizás ahora estoy feliz. Todos mis discos originales tienen mucho tiempo, así que puede ser que hayan quedado atrás.

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Nacida en Chicago en 1955 y militante del partido demócrata, Barber viste de negro, y medita antes de responder. En sus últimos conciertos, centra el repertorio en su disco 'Higher', como si renegara de los anteriores. Sin embargo, sabe diferenciar la rigidez del estudio de la libertad del directo, y aunque impone algunos temas que no se salen de la partitura original, sí se permite cierta soltura en largas versiones de unas piezas que la despegan de su modo dulce y melodioso, con contenida espontaneidad.

Comprometida

Ella se reconoce «controvertida, comprometida, y extremadamente política». Pero ahora está más interesada en su espacio íntimo, como si estuviera amurallado. Escribe sus canciones con lentitud, al menos las últimas. «Es muy duro. Una sílaba puede estar ahí, o no. Pero todo encuentra su forma y sus palabras».

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-¿Eso diferencia a las canciones artísticas de las comerciales?

-Hay música fácil de escribir, pero no estoy segura de que sea placentera de escuchar. No es profunda, es estúpida. Nunca la tocaría. Te garantizo que jamás ganaré un Grammy.

-¿Hacia dónde se dirige a partir de 'Higher'?

-Si tengo la música correcta, seguiré tocando. Quien escuche todos mis álbumes, verá mi viaje personal. Pero no sé qué viene después.

-¿Se ha perdido la espontaneidad del jazz?

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-Ya no escucho jazz, prefiero la música clásica. Quise entender y tocar el jazz, pero ya no me gusta demasiado. Cuando escucho otros géneros, la verdad es que me siento perdida. Ahora la gente no sabe ni entiende de música. En Spotify sólo aparece el nombre del intérprete y el tema. A veces sus usuarios no saben que oyen a Mozart, ni cómo son los instrumentos. Cuando la gente no tiene que pagar por un CD, no se compromete. En general, este fenómeno sería responsable de que mucho del jazz que se escucha hoy sean sólo ejercicios.

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