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Cuando Miles Davis despidió a su banda de jazz contemporáneo para incursionar en la fusión rock, le dijo a su contrabajista Ron Carter que cambiara su instrumento por un bajo eléctrico. Carter se negó y prosiguió una prodigiosa carrera como líder. Ambos espíritus, el de ... Davis y el de Carter, planean desde la semana que viene en el Festival Villanos del Jazz, que se celebra en Madrid durante dos meses. Son 53 conciertos de primer nivel entre octubre y noviembre. «Es el mayor festival de otoño en Europa», afirma Roberto Rey, uno de sus programadores, durante la presentación de esta rama de Jazzmadrid.
Estará Carter, todavía en activo con más de 80 años, y que anuncia su retirada de los escenarios, con otras leyendas como Diane Reeves, una de las últimas de una estirpe de exponentes del jazz vocal, que en esta segunda edición gana fuerza. Nuevas generaciones de consolidada trayectoria como Madeleine Peiroux, Lizz Wright y Melody Gardot se suben a la escena del Auditorio Nacional o el Teatro Pavón, entre otras salas madrileñas. Con un cartel cerrado casi en su totalidad, se podría aventurar una selección: Mark Guiliana, Hiromi, Judith Hill, Kurt Elling, Melissa Aldana, Bill Evans («no ése, el otro», como le decían en sus comienzos para no confundirlo con el gran pianista de mismo nombre) y Al Di Meola. Esto entre lo más contemporáneo, hijos de los estándar y extensiones de la tradición.
Envalentonados con que la mitad de las entradas de la edición anterior, la primera de Villanos, la compró un público menor de 50 años, refuerzan la presencia de la fusión, ese segundo espíritu presente en este festival de otoño. Viene de la mano de Marcos Valle, London Afrobeat o Patax. «Hoy tenemos unas cantidad de talento que no existía antes y que va a florecer siempre», reflexiona Julio Martí, corresponsable de la confección del programa. «El jazz tiene diferentes significados hoy, pero su lenguaje común es la improvisación».
Otra muestra de este mestizaje está el trío de Jorge Pardo con Benavent y Di Geraldo, que exploran las posibilidades flamencas, o Chano Domínguez, que lo hace con lo latino en esta edición con el premiado Gonzalo Rubalcaba. «El jazz ha saltado barreras y está presente en otros estilos», asegura Rey. «Las bandas de soul o hip hop, llevan bandas de jazz detrás. Aquí tendremos también conciertos bailables». «Los jazzistas se aproximan a otros músicos y da un resultado increíble», ratifica Luis Martín, director de Jazzmadrid.
Entre los que se han sumado al festival hay nombres ya habituales que han recalado en los escenarios españoles en el último año, como Kenny Garret, Emmet Cohen o Julian Lage. Y dos conciertos que renacen aquellas ideas de juntar a verdaderos maestros para retarse y divertirse con la improvisación, como aquellos Gigantes del Jazz, que lideraba Gillespie con figuras como Monk y Mingus entre otros.
En esta ocasión estará Dave Holland, Chris Potter, Lionel Loueke y Eric Harland, juntos bajo el nombre de Aziza. «Será impresionante», resume Martí, que extraña precisamente la interacción entre los músicos que vengan al festival. «Queremos que fluya de manera natural, con gente de nivel, capaz de reinventar el instrumento o su lenguaje».
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