-ky2E-U160476860643hcG-1248x770@La%20Rioja.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
La presencia de público a los conciertos de Actual al fin se regularizó en la penúltima jornada. Rigoberta Bandini llenó la sala de cámara en ... el ciclo 'Paraíso' mientras que Maria Arnal i Marcel Bagés no llenaron pero consiguieron una notable media entrada en el auditorio dentro del programa de 'Grandes Conciertos', algo que, con el devenir de propuestas en principio más potentes, como Sen Serna, Toteking y Jay Jay Johanson, bien puede ser considerado un éxito.
Rigoberta Bandini comenzó por todo lo alto, con la canción 'In Spain we call it soledad', una de las bandas sonoras de Actual. Así hizo bailar desde el inicio al público, absolutamente entregado durante la hora de directo, tanto que hubo quien no tocó su asiento. Y en la última, 'A ver qué pasa', el ambiente estuvo a punto de ser incontrolable, con los espectadores saltando y celebrando la actuación como si fuera un cotillón. A nivel de divertimento puede que fuera el mejor momento del festival, pero a nivel artístico fue lo más parecido a Nathy Peluso, con poco o ningún mérito ni calidad.
Rigoberta Bandini puede ser la artista nacional del momento, puede que hasta nos represente en Eurovisión, pero habrá que ver si en TVE y en Italia hace lo que en Logroño: enseñar gratuitamente las tetas en medio del concierto, mientras interpretaba por vez primera en directo -según confesó- 'Ay, mama'. Su actuación fue lo más parecido a una fiesta de fin de curso, con inocente arrogancia, o no tanto. El repertorio estuvo construido en base a la canción popular, con homenajes, si no pitorreos, a Julio Iglesias y Mocedades; con estética de colegio privado de los 90, y con continuas escenificaciones y referencias a la espiritualidad y religión para, a continuación, practicar 'twerking'. Un desmadre que acabó, en el bis, con una versión 'techno' del villancico 'El camino que lleva a Belén'. Y el respetable, enloquecido, coreando a gritos.
La aportación sonora fue bastante justa, con percusión electrónica, teclados casi de adorno y mucho 'sampler'. Así se está a un paso de justificar el 'play back'... Fue una fiesta, sí. Y hasta pudo ser entretenida. Pero es otra estrella fugaz que durará una o dos constelaciones porque artísticamente no tiene ningún valor.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.