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Apesar de que el Espacio Peñas 2.0 de las fiestas de San Mateo de Logroño emigra al parque de La Ribera, la tradicional primera y gratuita jornada del MUWI La Rioja Fest permaneció ayer, en el arranque de la séptima edición, en el Escenario ... Ibercaja Revellín. Y lo hizo en una tarde y noche apacible en la que desde el primer concierto, el de Impacto Vudú, contó con cientos de espectadores, a pesar de la competencia del ciclo 'Logroño vivo, escenario emergente', igualmente apoyado por el Ayuntamiento logroñés. Antes, durante y después, eso sí, sonó la música pinchada por el dúo de DJs Tangerine Sistas.
Impacto Vudú es un grupo vasco en la línea de Carolina Durante y Niña Polaca, con un rock muy anclado en la actualidad, con referencias constantes a las redes sociales en sus letras; y enérgico, con una base musical muy típica sobre la que sobresale una voz no muy armoniosa pero contundente; aunque también recordando ocasionalmente al rock radical vasco. Eso sí, el cuarteto fue trío por la enfermedad de Maialen Hereza, por lo que el bajo lo tocó el cantante, Luis Suárez.
«Hemos venido desde San Sebastián por unas carreteras que parecíamos estar en el Tour de Francia. Había un accidente y hemos tardado tres horas», lamentó Luis Suárez. Años atrás, haciendo el mismo camino, Mikel Erentxun pinchó una rueda. Pese a esa odisea, Impacto Vudú actuó con ganas y regaló algunos breves pero sobresalientes solos de guitarra y batería. A modo de colofón, aunque todavía sonaron dos temas más después, una versión algo fallida pero celebrada de 'Toro', bandera de El Columpio Asesino. En el último momento, al batería Álvaro Ginés se le quebró una baqueta.
Después de un intermedio excesivamente largo e impropio del MUWI tocó otro grupo de Subterfuge Records, Lady Banana. A pesar de no guardar ningún tipo de criterio en el vestuario, el andrógino dúo zaragozano al estilo The White Stripes ofreció una distorsión brutal y una calidad que se apreció desde los primeros acordes. Solo guitarra y batería pero que sonaron como una banda de 'stoner metal', como Karma to Burn. Una auténtica bomba de hidrógeno a la que no se opondría ni Robert Oppenheimer. Para entonces ya se había hecho de noche y el público superaba el millar de espectadores. Quien se acercase esperando ver a un grupo pop se encontró con una perfecta banda de rock, eso sí, de desafortunado nombre. Lady Banana es como mezclar a Cala Vento con los primeros Los Planetas, casi no se entiende nada pero su música emociona incondicionalmente.
Al cierre de esta edición, tras acabar el segundo concierto, pinchaban Tangerine Sistas y el último grupo, Kokoscha, aún no había subido al escenario.
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