Vetusta Morla, en un concierto el año pasado. PACO SANTAMARÍA / efe

«Hemos creado una intimidad para 35.000 personas»

El grupo Vetusta Morla ultima los detalles para publicar 'Bailando hasta el apagón', un trabajo basado en el concierto multitudinario que ofrecieron en el Wanda Metropolitano

Lunes, 12 de diciembre 2022, 18:52

Quienes vieron aquel concierto de Vetusta Morla lo recordarán siempre. Era el 24 de junio de este año y los de Tres Cantos estuvieron acompañados por dos formaciones folclóricas: El Naán, de Palencia, y Aliboria, de Galicia. Unas 35.000 personas se congregaron en el ... Wanda Metropolitano de Madrid, toda una gesta a la que pocos grupos son capaces de aproximarse. En medio de esa celebración de masas, la liturgia colectiva quedó interrumpida cuando el sonido se esfumó. Fueron cuatro minutos que se hicieron eternos pero que impusieron su impronta a aquella actuación vibrante. Lejos de deprimirse o desesperarse, Pucho, el cantante, lanzó un grito tribal. «Pase lo que pase, que nada os impida disfrutar de esta noche. Que seamos plenamente conscientes de la puta suerte que tenemos de estar aquí». Y el público aulló.

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Cuando aún no se han apagado los rescoldos del entusiasmo de aquella noche, el sexteto lanza este viernes el álbum 'Bailando hasta el apagón', en formato de doble CD y DVD. Es una oportunidad para resucitar la magia de aquel día, impregnada de alegría y el sabor de unas cuarenta canciones, incluidas todas las del disco 'Cable a tierra'. Temas memorables para una noche hipnótica, en la que se juntó el sonido del rock con los ritmos urbanos, la estridencia de las pandeiras con las vibraciones de la guitarra eléctrica.

El trabajo indaga en las formas y los sonidos tradicionales para incorporar en un contexto contemporáneo el sentido del rito, la identidad y la comunidad. En tiempos de globalización galopante, el pública mira a lo local y a lo auténtico. En el audiovisual se combinan efectos visuales sorprendentes con la presencia de instrumentos rústicos y arcaicos, que van desde panderos cuadrados a tinajas, pasando por cedazos, pandeiras, latas de pimentón, azadas y rabeles. «Con la disrupción digital, la gente ha empezado a escuchado sonidos más tradicionales. Y la cosa les ha encantado. Los jóvenes se lo toman sin prejuicios», alega Jorge González, percusionista de la banda.

Vetusta Morla, seis tipos baqueteados y con 25 años de historia a sus espaldas, idearon un nuevo espectáculo en el que se fundió el rock con la música de raíz, las canciones estructuradas con los imprevisibles versos de Wos, un rapero de estilo libre dotado de un ingenio verbal inigualable. «El disco es una manera de poder revivir de alguna manera la emoción de aquel concierto, porque cuando actúas atiendes a los millones de cosas que ocurren en cada momento», dice Pucho.

Pese a que el grupo esta bregado en reventar estadios, pabellones y plazas, los de Vetusta Morla sintieron cierto vértigo cuando le propusieron grabar un directo multitudinario. «Al final no solo dio resultado, sino que logramos crear una intimidad para 35.000 personas. Lo que al principio nos dio muchísimo pavor ha acabado siendo una de las experiencias más alucinantes que hemos tenido».

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Desbarajuste

La banda ha decidido respetar aquellos cuatro minutos que sembraron el desbarajuste. No se fue la luz, pero sí el sonido a la cuarta canción, justo cuando atacaban 'El hombre del saco'. Solo los micrófonos que recogían el ambiente del público funcionaron. Por fin la tranquilidad se recobró después de momentos de zozobra. «Lo primero que se te ocurre pensar es '¡mierda!'. No sabíamos lo que iba a pasar ni si podíamos volver a tocar. Había mucha gente trabajando en arreglarlo», dicen después del susto, un silencio que han reconstruido, pero sin la duración real del lapsus. «Curiosamente, el público no se tomó a mal. Y nosotros, que estábamos embebidos en la fiesta y el divertimento, supimos remontar la situación», argumenta Pucho.

 

El grupo está decidido a explorar los folclores de tierras diversas, incluidas las que proceden del otro lado del Atlántico.

 

 

No es el primer apagón que sufren, pero el del Wanda Metropolitano sí fue el que se produjo ante una enormidad de auditorio. «No obstante, la gente empatizó con nuestro sufrimiento. Tienes que ser muy cafre para no sacar algo positivo de un problema técnico», sostiene el guitarrista Guille Galván.

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Un momento sobresaliente, pero no el único. Igual de memorable es la invocación a los ancestros plasmada en las 'Panaderas de pan duro', un canto de labor entonado por los del Naán, el grupo de Tabanera de Cerrato (Palencia), quienes entonan una especie letanía que se ejecuta con acompañamiento de puñetazos sobre la mesa. «Es una gente que traen una bagaje cultural importante del que nosotros nos hemos desprendido», aducen.

Si bien Vetusta Morla son un exponente genuino del pop rock español, el grupo está decidido a explorar los folclores de tierras diversas, incluidas las que proceden del otro lado del Atlántico. Es una música que está cobrando nuevos bríos. Ahí están Rozalén, Rodrigo Cuevas o Silvia Pérez Cruz como ejemplos más exitosos. «Lo nuestro no es un ejercicio etnográfico, es una conexión de la raíz y de la música popular con nuestra raíz y nuestra música popular, que al final es el rock. ¿Y qué mejor catedral hay para el rock que un estadio», dice el batería David García.

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El disco 'Bailando hasta el apagón' se podrá escuchar en todas las plataformas de audio digital, así como en un formato de doble CD y en una edición exclusiva y limitada que se acompañará además del DVD.

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