Antonio Paniagua
Miércoles, 13 de enero 2016, 19:36
El Teatro Real estrena este sábado 'La flauta mágica', con dirección escénica de Barrie Kosky y la compañía 1927, que ofrecen una innovadora y audaz propuesta en la que los cantantes interactúan con la gran pantalla. Con esta puesta en escena se intenta conferir a ... la producción el carácter popular con el que la concibió Mozart.
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'La flauta mágica' se estrenó en 1791 en un teatro de los suburbios de Viena del que era propietario el autor del libreto, Emanuel Schikaneder. La composición es un 'singspiel', un género preñado de melodías populares y que incluía estilos y una gran libertad de composición. Aunque era tenido por un género menor, Mozart le insufló nuevos aires, de modo que la obra bien hubiera podido ser estrenada en un escenario de mayor empaque. "Estoy muy orgulloso del trabajo que hemos hecho, es una de las obras más rompedoras que conozco. Fue escandalosa en su momento y recibió quizá el pateo más sonoro de la historia del Reino Unido, pero luego se convirtió en todo un clásico", ha asegurado hoy el director musical del Teatro Real, Ivor Bolton.
El montaje, inspirado en la imaginería de Buster Keaton y en el cine mudo de los años veinte, carece de decorados, que son reemplazados por imágenes animadas. Por añadidura, las partes habladas se proyectarán en cartelas que evocan el cine mudo, acompañadas por la interpretación, en pianoforte, de fragmentos de las 'Fantasías en Do menor y en Re menor' de Mozart.
Bolton, experto en el repertorio mozartiano, sostiene que la ópera es fiel al "sonido natural del siglo XVIII, con trompas y trompetas". Esta versión de 'La flauta mágica' ya se estrenó en la Komische Oper de Berlín en 2012 y ha recorrido medio mundo.
Tobias Ribitzki, asistente de Barrie Kosky y encargado de todas las reposiciones de la producción, dice que todo el proceso ha sido divertido, aunque no exento de dificultades. "Era necesario actuar sin mirar atrás, para que los intérpretes no perdieran la condición de personajes y la suplieran por la de espectadores", comenta.
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Para Bolton, la adaptación que se podrá ver este fin de semana capta perfectamente el espíritu de la ópera original, dado que fue pensada para el disfrute del pueblo. Pero además la producción trata de reflejar el origen masónico de la trama, centrada en la lucha entre el bien y el mal, una batalla en la que la luz se "enfrenta al oscurantismo". El director musical del Real declara que es la de Kosky es su producción favorita, pues "captura de un modo brillante la idea de Mozart de la Ilustración". "Es la primera ópera masónica, con la necesidad del paso del oscurantismo a la luz", ya que tanto Mozart como Schikaneder eran masones. No obstante, la posibilidad de hacer muchas lecturas de la obra que hace que ésta no pase de moda.
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