Matisyahu, durante la actuación.

Matisyahu capea el temporal

El artista estadounidense suspendió la rueda de prensa previa al concierto y aseguró después estar muy contento por participar

JOAN MOLANO

Domingo, 23 de agosto 2015, 12:04

Matisyahu pudo actuar finalmente en el festival Rototom pese a toda la polémica creada en los días previos por su participación. El festival lo recibió a las 0.15 horas y un buen número de de asistentes lo acompañaron durante 45 minutos. El artista había ... convocado una rueda de prensa para las 22 horas, pero finalmente se suspendió sin explicación.

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Tras conocer la reincorporación del cantante judío estadounidense Matisyahu al cartel del Rototom, las manifestaciones públicas dentro y fuera del recinto se convocaron cada día. Las horas previas a su actuación estuvieron marcadas por actos a favor de Palestina.

A las ocho menos diez de la tarde, algo más de un centenar de personas se dieron cita frente a una estatua que ocupa el festival en honor a Bob Marley. Allí se exhibieron carteles y banderas del estado palestino, se realizó una sentada y se consensuó la posibilidad de llevar a cabo otro encuentro pacífico similar a las once y cuarto de la noche. El sí ganó por unanimidad y se realizó. Los asistentes negaron pertenecer al colectivo BDS País Valencià, que inició una dura campaña en contra de la participación del artista en el festival logrando que la organización lo apartara finalmente. «Somos particulares, formamos parte de un movimiento ciudadano», afirmaban. «El Rototom debería ser la banda sonora de los oprimidos y de los pueblos que buscan justicia. Se ha convertido en el Mc Donald's del Reggae» o «No es compatible con el espíritu de este festival» fueron algunas frases que se pudieron escuchar a modo de crítica.

Una hora antes de que comenzara el concierto de Matisyahu los manifestantes se concentraron en el mismo lugar del homenaje al rey del reggae. Esta vez se desplazaron en grupo por el recinto portando pancartas y banderas acabando su recorrido en las primeras filas del escenario. Algunos de los presentes temían que el movimiento pacífico pudiera tornarse violento si los fans del cantante reaccionaran de manera agresiva. No ocurrió.

Matthew Paul Miller arrancó su participación en la vigésimo segunda edición del Rototom Sunsplash ante los abucheos y pitidos de una pequeña parte del público, incluso algunos de ellos fueron más allá arrojándole una zapatilla y una botella de agua mientras otro le apuntaban con un puntero láser al rostro.

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«Estoy muy contento por estar aquí con vosotros, gracias por venir» y «Los que habéis traído el corazón como bandera alzad vuestras manos», «Paz, paz, paz en cualquier lugar» fueron sus frases de presentación. El norteamericano dedicó alguna sonrisa a los que ondeaban banderas palestinas. Supo capear el temporal pese a los silbidos en los descansos y culminó su actuación secundado por un grupo de fieles entregados a su música, mezcla de influencias de los géneros sincopados como dub y el ska.

Contra todo pronóstico, la nueva edición del Rototom ha adquirido un tinte político causando reacciones en las más altas instancias de la administración. En su mayoría contrarios a dejar al cantante estadounidense fuera, el Rototom se convertía por primera vez en una cuestión de Estado. La embajada de Israel en Madrid denunciaba esta semana la «censura ideológica» que suponía la primera decisión del director del festival, Filippo Giunta, de prescindir de la actuación de Matisyahu, una postura inicial que causó el mismo furor que la de su reincorporación posterior.

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El Gobierno español lo reprobó porque «cuestiona el principio de no discriminación y lo considera una forma de actuar que violenta la conciencia» y el secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Iban García del Blanco, tildó la determinación de impropia «de nuestros tiempos, de nuestro ordenamiento jurídico y valores». También Mónica Oltra, presidenta en funciones de la Generalitat Valenciana, calificó de «intolerable» un «tercer grado» a Matisyahu. El frente común de las diferentes administraciones forzaron que Giunta diera marcha atrás, invitando de nuevo al artista a Benicàssim. Su vuelta, por supuesto, tampoco llegó sin polémica. El grupo La Gossa Sorda, liderado por Josep Nadal, diputado autonómico por Compromís, se sumó al boicot de otros cinco grupos de reggae que, finalmente, no actúan en el Rototom como protesta contra la presencia del cantante hebreo. (Más información)

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