Rosario González
Martes, 7 de octubre 2014, 02:27
Lleva más de medio siglo arrollando en los escenarios, marcando tendencia, acumulando prestigio y firmando noches para el recuerdo, pero afirma Raphael que todavía no ha llegado su momento. El incombustible artista, recién cumplidos los 71, se insufla a sí mismo la suficiente energía para ... superarse en cada nuevo proyecto que presenta incansable desde hace 55 años. «He tenido muchas noches impresionantes, pero siempre espero que la próxima va a ser mejor porque necesito que así sea, necesito demostrarme a mí mismo cada día más y que estoy donde quiero estar sin imponérselo a nadie. Es algo personal», defiende Raphael.
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Su última apuesta ha sido revisar los éxitos de su carrera junto a la Orquesta Sinfónica de RTVE en 'De Amor & Desamor' (Universal Music), que sale hoy a la venta, y prepara ya un nuevo disco de canciones inéditas escritas por una nueva hornada de jóvenes autores. Asegura que la clave está en no ser «nostálgico» ni «presumir» de lo que ha logrado.
Todo ello bajo un mantra que repite sin descanso: «El pasado ya pasó y ahora toca hacer». Quizá sea ahí donde reside la clave de su éxito, tan heterogéneo que consigue entroncar a diferentes generaciones en el encaje de bolillos que conforma su cohorte de seguidores. Lo demostró el pasado agosto, cuando el de Linares marcó récord de asistencia en el festival Sonorama de Aranda de Duero (Burgos), donde encandiló a un público eminentemente juvenil y se ganó la moderna etiqueta de músico 'indie'.
Intento de encasillarlo
El artista se toma con humor el enésimo intento de encasillarlo. «Siempre he sido independiente, he hecho lo que he querido hacer y de mi carrera la culpa es mía», afirma. «Se ha intentando etiquetarme, torcerme y dirigir mis pasos, pero yo no quería cantar otra clase de género que no me gustaba», explica.
Expectante ante la acogida que tendrá 'De amor y desamor', explica que «está dedicado a la gente joven», un público que en su mayoría conoce algunas de sus últimas canciones pero no el grueso de un repertorio que, afirma, «ha hecho posible que sea lo que soy en la música».
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Su primera sorpresa fue comprobar que su voz está en plena forma y lista para interpretar canciones nacidas hace tres o cuatro décadas e incluso mejorarlas. «Estoy igual pero con millones de matices más que la vida te va enseñando», asegura orgulloso y anuncia su intención de continuar intercalando discos de «rescate» con otros de nuevos autores más jóvenes. «Creo que va a ser muy interesante», avanza.
Y mientras llega enero para empezar la nueva grabación, Raphael mantiene su gira 'De amor & desamor' y prepara su gran regreso tras casi dos décadas de ausencia al madrileño Teatro Real, donde ofreció su último concierto en 1997, justo antes de la remodelación del emblemático edificio. «Será una cosa espectacular, un especial televisivo en el que estaré acompañado de la Orquesta Sinfónica», avanza.
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Allí podrá seguir dando rienda suelta a su nuevo disco, formado por quince temas que defiende como las «joyas de la corona» de una carrera jalonada de éxitos y de cuyos arreglos y producción se han encargado tres músicos: Jacobo Calderón ('Qué sabe nadie', 'Amor mío', 'Ámame'), Paco Salazar ('Será mejor', 'Provocación', 'No puedo arrancarte de mí'), y Fernando Velázquez ('En carne viva', 'Desde aquel día', 'Frente al espejo') y acompañado de la sabia mano de Manuel Martos en la producción ejecutiva.
Una gira llena de «amor y desamor» que tiene previsto continuar, ya en el 2015, por diversos países de América.
Un IVA "imposible"
El artista, que ha vivido tiempos mejores y peores, admite sentirse perplejo por la situación de la industria en España, con una cultura «vapuleada» y un IVA «imposible» que, asegura, no permite a un bolsillo mediano lanzarse a la producción sin un riesgo considerable. Aunque no es la crisis del sector -«hemos salido de peores»- la que le quita el sueño. «Lo que me preocupa más es la crisis de talento, aunque tampoco hay que preocuparse porque va por rachas, son como oleadas», apunta Raphael .
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«Puede haber una década en la que surgen numerosos talentos y luego pasar años en los que está como dormido, pasa en muchos sectores e incluso con los grandes políticos», reflexiona el artista. «Esperemos que las cosas vuelvan a su sitio, pero creo que somos nosotros los que tenemos que arreglarlo».
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