Luís García Montero

«La muerte es un animal doméstico que hace mucho daño»

Poeta y director del Instituto Cervantes ·

El viudo de la escritora Almudena Grandes busca en el trabajo y en la poesía el bálsamo que mitigue su inmenso dolor

Lunes, 20 de diciembre 2021, 00:06

Almudena Grandes era colchonera, rojiblanca hasta la médula. Luis García Montero es un forofo del Real Madrid. En sus muchos años de convivencia, veían los derbis por separado para evitar malos rollos. «Pero el minuto de silencio que el Atleti guardó por Almudena me partió ... el alma», dice con la voz quebrada y los ojos húmedos Luis García Montero (Granada, 63 años). Viudo de la escritora y director del Instituto Cervantes, vuelve al trabajo y se aferra a la poesía como un bálsamo reparador. Apenas tres semanas después de enterrar a su mujer, preside junto a la reina en San Sebastián la cumbre anual de directores del Cervantes que se inicia este lunes.

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- ¿Cómo está de ánimo?

- Tirando. Me entretengo con los niños, que me cuidan mucho, y con los amigos. Resolviendo cosas familiares y utilizando el trabajo para estar ocupado. Confiando en el poder balsámico del tiempo para que acabe con el dolor. En una situación tan inconsolable, el cariño que ha despertado Almudena entre la gente ha sido espectacular. Agradezco las palabras dichas con cariño y oportunidad. Es mentira que falten las palabras para expresar las emociones.

- Y eso que hubo sectores que ignoraron su muerte.

- Sí. No se me ocurrió que el alcalde de Madrid o la presidenta de la Comunidad aparecieran ni por el tanatorio ni en el entierro. No los eché de menos. Cuando lo leí en la prensa, pensé que, políticamente, se trataba de un enorme mezquindad.

- ¿Le gustaría una calle Almudena Grandes en Madrid?

- Sí. Y la tendrá, a pesar de que Vox y el PP votaron en contra de nombrarla hija predilecta. Frente a ese desaire, el cariño de los amigos, los medios, e incluso en las redes, me desbordaron. Tampoco es verdad eso de que no hay consuelo. En épocas de tanta oscuridad, el cariño hacia Almudena demuestra que la vida y la honestidad tienen sentido. Es un punto de luz. Vivimos en una sociedad vertiginosa y apasionada, con espacios que dan miedo, porque no son propios del respeto. Pasa con las redes sociales, pero ha habido poquísimos desplantes y salidas de tono en las redes o en el fútbol.

- Y lo aprecia un madridista acérrimo, casado con una atlética de pro.

- Soy muy futbolero, y cuando el Atleti guardó un minuto de silencio por Almudena en su estadio, me emocionó enormemente. Soy un niño de provincias con doble militancia. Mi equipo es el Granada Club de Fútbol y, entre los grandes, el Real Madrid. Almudena siempre decía que eso demostraba que el fútbol tampoco es tan importante. Ella era una atlética apasionada, pertenecía a una peña y veía todos los partidos.

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- En los derbis ¿saltaban chispas en casa?

- No. Cada vez que había uno nos separábamos. Yo lo veía en casa de algún amigo, y según quién ganará o perdiera, al volver a casa, el que estaba en la cama se hacía el dormido y no pasaba nada. El último año vi muchos partidos del Atlético con ella. Al principio por una decisión razonable, pero después, de corazón, quería que ganará el Atlético. Sabía lo que significaba para ella en un momento tan difícil llevarse un alegrón. Así que ese minuto de silencio lo llevo clavado en el alma. No se me olvidará.

- ¿Leeremos la sexta y última entrega de sus 'Episodios de un guerra interminable?

- No. 'Mariano en el Bidasoa' está inconcluso. Almudena lo dejó en barbecho para escribir otra novela que se le cruzó, que tenía que ver con la pandemia y que sí dejó prácticamente acabada. Tengo una libreta con las indicaciones y tres posibles títulos. Con frecuencia nos consultábamos sobre los títulos de nuestros libros. Pero esta vez espero ayuda de nuestro amigo Juan Cerezo, editor de Tusquets. Fue un faro para ella, para corregir pruebas y ofrecer sugerencias.

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- ¿Ha escrito poemas en estos meses?

- Sí. En el año y dos meses que duró la enfermedad escribí muchos. Y en estos días he escrito alguno reflexionando sobre el significado de la muerte. Tenía claro que la muerte no iba a suponer un misterio metafísico, pero me he llevado la sorpresa de que la muerte es un animal doméstico que hace mucho daño.

- Y genera una ausencia y un enorme vacío.

- Sí. Cuando paso ante la puerta del despacho de Almudena, creo que la veré tecleando en su ordenador y veo su butaca vacía. Cuando voy a ducharme y veo solo una toalla en el perchero del baño en lugar de dos. El otro día, al llegar al hotel en Dakar, tras inaugurar la sede del Cervantes, eché mano al teléfono para llamarla. Se te rompe el corazón al comprender que no podrás llamarla nunca.

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- A pesar de tanto dolor, celebra sus 30 años de convivencia.

- Nos decíamos que hay gente que tiene la mala suerte de vivir y morir sin haberse enamorado nunca. He tenido la suerte de vivir casi 30 años con ella, desde que en 1992 la conocí en uno de los encuentros de Verines que organizaba Víctor García de la Concha. Tuvimos los jaleos de todas las parejas, siempre desde el respeto a nuestra libertad. Pero ahora, celebro la suerte de compartir tantos años amparados por un amor que es difícil tener la suerte de conseguir.

«Fichan a nuestros profesores como si fueran futbolistas»

La reina Letizia inaugura hoy la reunión de directores del Instituto Cervantes, encuentro que el año pasado impidió la pandemia. Creada hace 30 años y presente en 47 países con 88 centros, la institución mira al futuro con confianza. «Los españoles no son conscientes del valor y la importancia de nuestra lengua», dice Luis García Montero. Recuerda que en el mundo hay 24 millones de estudiantes de español, pero lamenta que en algunos lugares «los centros privados nos roban los profesores». «Tienen mucho prestigio y les hacen ofertas que duplican sus sueldos. Los fichan como si fueran futbolistas», explica.

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