
Dos cortometrajes de factura riojana compiten en el 28 Festival de Málaga, que se celebra desde mañana y hasta el 23 de marzo. Lo hacen ... con dos propuestas y en dos secciones muy diferentes. Luis Arrojo estrena 'Marciano García', una historia de ficción sobre un hombre con Síndrome de Down que encuentra en su fantasía de convertirse en astronauta la excusa perfecta para no afrontar la muerte de su abuelo. Fernando Vílchez presenta el corto documental 'Recuerdos para el que por mí pregunte', donde rescata las últimas cartas escritas por represaliados asesinados en La Rioja en el año 1936 a través de la voz de sus descendientes. Para ambos cineastas es la primera vez en el Festival de Málaga, donde más que en lograr un premio confían en la repercusión de su trabajo y la oportunidad de que sus cortometrajes se proyecten en otros festivales y en cines de todo el país. En mayo próximo se podrán ver en Logroño.
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Los cortos de Arrojo y Vílchez han sido rodados en escenarios riojanos y con actores y equipos técnicos tanto locales como nacionales. A partir de ahí, poco o nada tienen en común. De hecho, 'Marciano García' es una idea original de Luis Arrojo, con la que el joven cineasta riojano nos muestra otra forma de enfrentarnos a los problemas y a la vida en sí a través del juego, de la desinhibición emocional. La memoria histórica rubrica la propuesta de Fernando Vílchez, quien concibe su documental a partir del libro de Jesús Vicente Aguirre 'Escríbeme a la tierra. Las cartas de los que van a morir. La Rioja, 1936' (Pepitas de calabaza).
Luis Arrojo Cineasta
El próximo domingo despega desde el malagueño Cine Albéniz 'Marciano García', uno de los 27 títulos que compiten en la sección Cortometraje de Ficción del Festival de Málaga. Su director, Luis Arrojo (Logroño, 2002), sabe que la competencia es grande pero «la esperanza no la quiero perder», nos comenta poco antes de viajar a la capital andaluza. Allí estrena la historia de Marciano García, un hombre con Síndrome de Down –al igual que su actor protagonista, el riojano Fernando Martínez– que encuentra en su fantasía de ser astronauta la excusa para no afrontar la muerte de su abuelo ni el examen que demostraría que es capaz de gestionar la herencia recibida. Junto a su mejor amigo, José (el actor Pepe Carrasco), hará todo lo posible para cumplir su sueño.
Este corto de 19 minutos se rodó en su mayor parte en El Rasillo en el verano de 2023. También en el Museo Würth La Rioja, en lo que aparenta ser la sede de la NASA en España, y en las Bardenas Reales, territorio navarro y un tanto extraterrestre. En el equipo hubo mucho talento local (como el de la actriz Mabel del Pozo), así como del grupo de compañeros de Arrojo en la Escuela de Cine de Barcelona que le arropan en cada rodaje. «Ellos son lo mejor que me llevo de la Escuela (este año finaliza su formación). El cine es algo muy colectivo y necesito a mi lado no solo gente buena sino gente que sean mis amigos», comenta.
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El punto de partida de 'Marciano García' fue su intención de mostrar «cómo el juego y la desinhibición emocional son muchas veces la respuesta a los problemas o a la propia vida. Esa parte infantil que perdemos con la madurez es lo que yo intento recuperar».
Y lo hace a través de un personaje y un actor con Síndrome de Down, Fernando Martínez. «Más que la calidad interpretativa buscaba que esa persona me diera un poco el papel, y la verdad es que él fue increíble». Reconoce que la parte de memorización y dicción exigió con él más ensayos y tomas, pero la parte de implicación emocional y de verdad fue más fácil que con otros actores. Y nos pone un ejemplo: «Cuanto le decía a Fernando que tenía que llorar él me preguntaba: ¿Con lágrimas de verdad? Y lo tenía llorando a lágrima viva en dos segundos. Entraba en esa situación con la misma facilidad que salía».
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Luis Arrojo ha dirigido y escrito numerosos proyectos audiovisuales (ficción, documental, videoarte y animación). Su trabajo más personal es un cine social con guiños de humor. «La comedia abre la oportunidad de tratar temas muy sensibles, muy comprometidos y difíciles sin que el espectador sufra tanto. Además, para mí también es importante hacer un cine de entretenimiento, muchas veces criminalizado por los eruditos cinematográficos», dice.
Además de la vorágine que supone competir en el Festival de Málaga y tratar de llevar su 'Marciano García' a otros festivales de cine (estará en el de Barcelona) Luis Arrojo tiene pendiente rodar su corto de Trabajo Final de Máster. También trabaja en la escritura de su primer largometraje. «Creo que ha llegado el momento. Lo de los cortos está muy bien pero tengo ganas de saltar la franja de los 20 minutos para contar las cosas sin esa limitación de tiempo», concluye.
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Fernando Vílchez Cineasta y programador
El trabajo de Fernando Vílchez Rodríguez (Lima, 1980) ha recorrido y ha sido reconocido en festivales nacionales e internacionales. De hecho, sus cortometrajes 'La calma' y 'Solo te puedo mostrar el color' se estrenaron en la Berlinale. Su próximo estreno será el 20 de marzo en el Festival de Málaga, donde compite con el documental 'Recuerdos para el que por mí pregunte'. «Estoy muy ilusionado por la repercusión que tiene este festival y además es un trabajo muy riojano: filmado en distintos pueblos y espacios de LaRioja, con familias de aquí, basado en un libro de Jesús Vicente Aguirre y editado por Pepitas de Calabaza. Es algo muy familiar», reconoce el cineasta peruano afincado en Logroño.
El suyo es un corto muy localista y, al mismo tiempo, tan universal como la propia memoria histórica a la que apela a través de las últimas cartas escritas por represaliados asesinados en LaRioja en 1936. Cartas que sus descendientes leen en voz alta ante la cámara super-8 de Vílchez.
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El proyecto nace de dos momentos. El primero, cuando en 2021 acudió con unos amigos al primer acto organizado en Tudelilla por la memoria de los fallecidos en la guerra civil. «Fue un evento de muchas personas, muy emotivo y me sorprendió la cantidad de gente joven que había», explica. Un par de meses después asistió a la presentación del libro de Jesús Vicente Aguirre 'Escríbeme a la tierra', donde se leyeron algunas de las cartas reunidas en sus páginas. Para el cineasta, «hubo algo esplendoroso en volver a esas palabras, que eran la crónica de una guerra bastante dolorosa e injusta y, al mismo tiempo, una manifestación de vida, pruebas de gente que existió y estuvo aquí».
Aquella lectura es la que posteriormente trasladaría a su documental. «Hicimos una selección de 13 cartas, a través de las que contamos el relato de lo que ocurrió en La Rioja y que, poco a poco, va revelando el horror que hay detrás de esas palabras».
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Los descendientes de aquellos fusilados pusieron voz a las misivas y señalaron los escenarios para su lectura, repartidos por toda la geografía riojana. «El documental empieza con un amanecer en los Sotos de Alfaro, parece un corto turístico. Entra a cámara una persona y lee la carta de su bisabuelo. Buscamos ese tipo de irrupciones en lugares que para nosotros son una cosa y para estas familias tienen un significado muy concreto», explica el director.
¿Por qué la filmación en super-8? «Por el viaje temporal al que te transporta y porque tiene algo de simbólico; es el material fílmico más pequeño y usarlo para poner en el centro historias de personajes aparentemente secundarios me pareció relevante». Y concluye Fernando Vílchez que este documental «es una manera de devolver a mis amigos riojanos algo de lo que me han dado».
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