Memoria a tragos de una ciudad y de sus ciudadanos

Y es que 'Logroño en sus bares' comienza como una ronda de bares por el corazón de la capital riojana y finaliza casi como un tratado filosófico. Durante sus cerca de 300 páginas, Alacid transita por el alma de estos espacios, que constituyen pilares fundamentales de nuestra cultura y educación, al tiempo que traza un retrato de Logroño desde los 60 hasta la actualidad. En definitiva, dibuja nuestra vida y la memoria de esta ciudad. De este modo, quedó de manifiesto durante la entrañable charla que, ante un grupo de asistentes, mantuvo Alacid con Bernardo Sánchez, profesor de la UR y articulista de este periódico, a pie de calle (y de bares) para comentar la obra.

Alacid y Sánchez, otrora compañeros de pupitre en los Maristas, ofrecieron una conversación entre amigos (como a buen seguro tantas tuvieron en el colegio) durante la que fueron hilvanando reflexiones y confidencias en torno a los bares, el Logroño del ayer y la vida. A Alacid fueron sus padres los que, a finales de los sesenta, le adentraron en el alma de esta ciudad a través de sus bares. En el caso de Sánchez, le guiaron unos tíos. «En esos espacios para la socialización aprendías los trucos para conducirte por esta experiencia tan rara que es la vida», situó el autor.

Porque, como se resaltó durante la charla, los bares son lugares para el encuentro, para compartir con los amigos, vivir las celebraciones familiares o los triunfos de tu equipo. «A un bar no se va a sufrir, sino a disfrutar e incluso socializar cuando entablas conversación con un desconocido», apuntó Alacid.

Y, ante sus puertas, también pasa la historia, según recordó Sánchez, cuando rescató el trágico atentado que ETA perpetró en la calle Ollerías, muy cerca del lugar donde se desarrolló el acto. Porque tras las barras de estos establecimientos «hemos ido creciendo y madurando», coincidieron. «En los bares nos reconocemos tanto individual como colectivamente», remarcó Alacid. Porque los bares, concluyó, suponen un retrato y un nexo. «Fueron una forma de red social compartida, no tan diferente al Internet de hoy en día», dejó para la reflexión el autor.