La masacre que tiñó Briñas de luto

El 15 y el 16 de agosto de 1822 celebraba la localidad riojana de Briñas las tradicionales fiestas en honor a la Virgen de la Asunción y San Roque. El ambiente estaba enrarecido por las disputas entre los defensores de la Constitución de 1812 y los absolutistas, partidarios del Antiguo Régimen, y para que nada extraño ocurriera treces jóvenes voluntarios nacionales vigilaban los accesos al pueblo. La tragedia fue que nunca más volvieron a sus casas.

Tras la Guerra de la Independencia, el regreso a España de Fernando VII supuso que la Constitución de Cádiz fuera derogada, así como la vuelta al Antiguo Régimen, hasta que el pronunciamiento de Rafael del Riego, el 1 de enero de 1820 -hace 200 años-, inauguró lo que se denominaría el Trienio Liberal.

Sin embargo, el sustrato absolutista y tradicionalista buscó revancha desde el primer momento, generándose un conflicto larvado, que una década después desembocaría en la I Guerra Carlista (1833-1840).

Ocurrió en este contexto la ejecución de los trece de Briñas. Al amanecer del 16 de agosto de 1822, mientras los jóvenes controlaban el paso de las Conchas en la desaparecida venta del Moral (junto a la actual N-124), fueron sorprendidos por un centenar de experimentados realistas, a cuya cabeza estaban el antiguo guerrillero Ignacio Alonso Cuevillas y sus hijos Ignacio e Hilario.

Explica el investigador José Ángel Apellániz que en un primer momento los riojanos se parapetaron en la posada, pero ante la superioridad del enemigo algunos murieron en el acto, otros resultaron heridos y el resto fueron apresados cuando intentaban escapar.

Unas obras de rehabilitación en el año 2010 de la ermita de la Asunción, en la localidad alavesa de Ocio, sacaron a la luz una fosa común con trece cuerpos. Fue entonces cuando al arqueólogo Miguel Ángel Berjón comenzó unas excavaciones -junto el también arqueólogo e historiador José Ángel Apellániz-, cuyos resultados publicó años más tarde junto a los también expertos Lourdes Herrasti y Francisco Etxeberria. Ahora es Apellániz quien prosigue con las investigaciones, que formarán parte del libro que la Diputación de Álava ultima sobre el 275 aniversario del Fuero de Villazgo de Zambrana.

En un reciente reportaje publicado por El Correo, Apellániz desvela que «a tenor de los orificios que presentan los esqueletos de los jóvenes de Briñas, cinco de ellos murieron en la refriega inicial, a causa de las heridas sufridas, y otros dos por heridas mortales en el cuello cuando se encontraban frente al enemigo. Los restantes fueron apresados y maltratados físicamente».

Tras el fusilamiento, los trece cadáveres fueron transportados en carreta durante cuatro kilómetros hasta Ocio, e inhumados en el cementerio. «Es probable que sus verdugos les hubieran sustraído sus armas, objetos de valor y prendas más vistosas, como gorros o calzado en el mismo lugar donde fueron asesinados», añade Apellániz.

En una conferencia ofrecida en Ocio, el propio historiador sugirió llevar a cabo «algún tipo de acto de homenaje y de recuperación de la memoria histórica, tanto en Briñas como en Ocio», con motivo del 200 aniversario de su muerte, en agosto del año 2022.

• Temas
• Briñas
• La Rioja