Marta Gellhorn junto a Ernest Hemingway, con quien estuvo casada casi cinco años y a quien dejó en 1945. R.C.

Rosario Raro

Escritora

Martha Gellhorn, la única mujer en el infierno de Normandía

Su quinta novela rescata del olvido a «la mejor reportera de guerra», la única que cubrió el desembarco aliado / «Hemingway quería a una mujer en la cama, y no a la periodista en el frente», dice la autora sobre el escritor y premio Nobel que eclipsó la carrera de su esposa

Miguel Lorenci

Port-en-Bessin (Francia)

Miércoles, 17 de abril 2024, 00:57

Entre los 160.000 soldados que desembarcaron en las playas de Normandía el 6 de junio de 1944 solo hubo una mujer. Martha Gellhorn (1908-1998), se hizo pasar por camillera para estar en aquel infierno. Desembarcó en la playa de Omaha en la primera ... oleada, bajo la artillería nazi y entre cuerpos desmembrados. «Sus crónicas debían ser las primeras, pero los militares, que prohibían la presencia de mujeres, las frenaron», cuenta sobre la arena de Omaha Beach Rosario Raro (Segorbe, 1971). Con 'Prohibida en Normadía' (Planeta) la escritora rescata del injusto olvido a «la mejor corresponsal bélica». Era la esposa de Ernest Hemingway, cuya larga sombra eclipsó a Gellhorn.

Publicidad

-¿Por qué se merecía esta novela?

-Había que devolverla al primer plano que le fue arrebatado. Se jugó la vida por contar la verdad. Personifica lo que debe ser el periodismo de primera línea.

-¿Cómo se coló en el desembarco?

-Escribía para 'Barras y Estrellas', la revista del ministerio de Defensa de EEUU, y para Collier's Weekly, pero no la acreditaron por ser mujer.Tenía plena credibilidad y mucha experiencia. Se curtió en la segunda guerra de China y Japón, en la guerra civil española con Hemingway, y en las campañas de Finlandia. Cruzó el Atlántico como polizón en un carguero noruego. Era la única pasajera. Fue humillada por ser muy masculina. Llegó a Dorchester y luego a Londres, pero debió cruzar oculta el Canal de la Mancha. Aparece en la playa de Omaha haciéndose pasar por un camillero. Sólo su compañero supo que era una mujer. Ser mujer la excluyó de muchas cosas.

La escritora Rosario Raro en la Playa de Omaha, en Normandía. Javier Ocaña

-¿También ser esposa de Hemingway?

-Dijo que no quería ser una nota a pie de página en la vida de otra persona, pero se referían a ella como la mujer del escritor. Su relación fue un paréntesis de apenas cinco años, entre el 40 y el 45 en una larga vida, pero le hurtó la importancia que merecía como corresponsal de guerra. Él llegó a decirle que quería una mujer en la cama y no una periodista en el frente. Caroline Moorehead la describe en su biografía como un espíritu indómito. Su credo era la libertad y Hemingway no lo avaló.

Publicidad

-¿Fue la la única que abandonó a Hemingway como François Gillot a Picasso?

-Sí. Y él nunca se lo perdonó. No podía aguantar a nadie que le hiciera sombra. Ella también escribió novelas pero no triunfó. En la guerra civil española se frustró por no poder escribir todo lo que vivía. En lugar de ayudarla, Hemingway le dijo que no tenía ni idea de armas ni de estrategia militar a pesar de todo lo que había vivido. Debía enfrentarse a la guerra, al desprecio de su marido y al del alto mando aliado que prohibía alistarse a las mujeres. Para ella fue una triple guerra.

-Pero Hemingway sí le dio un gran consejo

-Que escribiera de la gente, «que es lo que de verdad te importa». Gellhorn nos cuenta la intrahistoria de las guerras, las vidas anónimas de quienes sufren sus terribles consecuencias. Había escrito 'La angustia americana', gran crónica de la depresión y luego fue acusado de antipatriota por contar sucesos oscuros del desembarco y los desmanes de las tropas estadounidenses con la población civil. Abordó el gran tabú: la las violaciones de los soldados aliados a mujeres francesas.

Publicidad

-¿Cómo se frenaron sus reportajes?.

-Estaba empeñada en que su crónica fuera la primera. Consideraba un deber moral que estadounidenses y canadienses supieran qué pasaba con sus hijos, novios y maridos en el desembarco. Dictó su crónica por teléfono pero nunca se publicó. Collier 's las enterró. Cuando volvió a la redacción y vio que no estaban, pisoteó con furia la revista. Se había jugado en la vida y su relato del desembarco dormía el sueño de los justos. No pudo demandarlos por no estar acreditada. Un par de meses después apareció un texto muy mutilado con el humillante título 'Alguien dijo que estuvo allí'.

Soldados norteamericanos desembarcando en la playa de Omaha, en Normandía, el 6 de junio de 1944. R.C.

-Hemingway, por contra, apareció en muchas portadas.

Publicidad

-Sí con los soldados y declarando haber dirigido parte de las maniobras en las playas de Normandía. No está documentado ni avalado por nadie que pisara la playa, pero le condecoraron. Puede que estuviera en un buque cercano. Martha estuvo en la primera línea de fuego de todos los conflictos que cubrió. En Normandía la metralla le hizo un pequeño orificio en la cabeza al que llamaba el 'souvenir del averno'. Debió escapar de Inglaterra tras ser condenada a un campo de trabajo por infiltrarse sin permiso en el desembarco. Reunió sus crónicas en 'El rostro de la guerra' (1959).

-¿Quién la bautizó como 'El peligro rubio'?

-Sus compañeros de redacción. Cuando empezó a despuntar muchos dijeron que se debía a los favores sexuales que había concedido.

-¿Hasta cuando estuvo activa?

Publicidad

-Con 81 años cubrió la invasión de Panamá por EEUU. Siempre estaba donde ocurría la acción para contar verdades incómodas. Se suicidó con 90 años y muy enferma. En eso sí se igualó con Hemingway.

Martha Gellhorn de caza, un afición que compartió con Ernest Hemingway. R. C.

-Ha escrito cada capítulo en el lugar donde se desarrolla.

-Sí. No quiero que el lector sienta que le están contando una historia. Estuve en Hollywood, en San Luis, en Nueva York, Londres, Dover, Canfranc y en Normandía por supuesto, Deseo que el lector tenga una experiencia inmersiva. Que se sienta en ese lugar y entonces. Trasladarle esas vivencias. No escribes de lo que lees sino de lo que has vivido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

¡Oferta 136 Aniversario!

Publicidad