La escritora Marta Sanz, que ha presentado en Barcelona su libro 'Parte de mí. Efe

Marta Sanz se deja «canibalizar» por Instagram

La escritora convierte en libro el diario de pandemia que compartió en las redes durante el confinamiento / «Los escritores damos la alarma, como esos pajaritos enjaulados en las minas para detectar el grisú»

Viernes, 21 de mayo 2021, 17:31

Marta Sanz (Madrid, 54 años) publicó 'Primeras mujeres rojas' en pleno estallido de la pandemia. El confinamiento frenó en seco la promoción de la novela y la autora, muy crítica con las redes sociales, inició una aventura en Instagram para tratar de conectar con sus ... lectores. Fruto de aquella contradictoria iniciativa es 'Parte de mí', (Anagrama), un diario originariamente digital en el que la escritora conjura sus miedos y comparte sus inquietudes a lo largo de ocho meses.

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«Instagram ha sido una mina. Me ha permitido mezclar palabras e imágenes, conectar con el lector, romper la burbuja y explorar nuevas sendas narrativas. Me ha canibalizado, en cierta manera, pero yo también lo canibalizo llevándole la contraria», dice. «Lo hago alargando las historias y reivindicando el derecho a la lentitud, a reflexionar y escribir despacio para que la inercia la vida cotidiana no te no te arrastre en tiempos de vértigo digital», explica risueña la autora en una comparecencia virtual y presencial desde Barcelona.

Debió vencer todas sus reticencias sobre la parte oscura de las redes y la sobreexposición de la intimidad, a las que acabó sacando partido. «Soy irónica y muy crítica con las redes, que están cambiando nuestra manera de pensar, y no precisamente para bien», asegura. Pero celebra, por otro lado, haber descubierto «un fabuloso campo de experimentación artística y de nuevos modos de representación». «He perdido el miedo y los resultados han sido provocadores para mi y para el lector», se felicita.

Celebra su editora, Silva Sesé, que Sanz haya convertido en «alegre, divertido y cordial» un libro que se presumía triste y duro «al tocar teclas muy íntimas que llegan a todos los lectores». «El sentido del humor ha sido un medio salud para mí, para los lectores y para el diario», dice la escritora, preocupada «por mis padres y por mis familiares sanitarios». Unas congojas «a las que no me podía sobreponer, que me impedían dedicarme a escribir otras cosas y me causaban a veces ataques de ñoñería», confiesa.

«Soy una hija de mi tiempo y digitalmente activa, pero me sentí como un colibrí enjaulado. Para entender que la resurrección y la resucitación, término religioso el primero y médico el segundo, me fui sumergiendo en el mundo de las redes. Cuando vi que Instagram no daba calambre, empecé una carrera frenética», explica la autora de 'Clavícula' o 'Amor fou'. Una carrera en la que para superar la atenazante tristeza se lanzó «a buscar la alegría y la vitalidad en el encierro». «La casa empezó a transformarse mágicamente, dando relevancia a las cosas nimias y pequeñas, algo de conecta mucho con mi literatura», se felicita Sanz, que junto a lo textos muestra viejas fotos familiares, sus libros y su biblioteca, el sol de su balcón durante el encierro o postales de estrellas como Cyd Charisse, Vivien Leigh y Catherine Deneuve.

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'Influencer' marxista

Asomada a esa nueva ventana digital, confiesa que a veces se ha sentido «como una 'influencer' marxista, porque el espíritu crítico no se ha adormecido y no estilizo ni hermoseo los cosas crudas que pasaban». Percibió, con todo, que ese canal «tenía en alguna manera que ver con la cordialidad de un espacio amigable, con la necesidad de tender hilos hacia fuera, hilos que partían de mí para conectar con los demás cuando todos queríamos solidarizar nuestro ensimismamiento y necesitábamos abrazos».

«Como escritora intento no ser jamás igual a mí misma y esta nueva vía me ha permitido cambiar; me ha ayudado a entender mejor la literatura como conversación entre autor y lector a través de los textos y a reforzar mi actitud intrépida y curiosa hacia la literatura», se ufana la escritora.

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El doble ejercicio ha sido «muy positivo y me ha ensañad muchas cosas» agradece una Marta Sanz que mira al futuro con un poso de pesimismo. «Pensamos que íbamos a salir mejorados de esta experiencia y, por desgracia, estamos viendo lo contrario», lamenta. «Seguimos perdiendo derechos conquistados, se perpetúan discursos agresivos y xenófobos, se habla de invasiones, se trata de aplastar la cabeza de los más débiles y aumentan las demandas nacionalistas. Ese es el miedo que siento ahora», confiesa la escritora.

«Kurt Vonnegut tenía razón al decir que los escritores son como esos pajaritos encerrados en una jaula en los túneles de las minas para detectar el grisú y dar la alarma. Eso es lo que hace en parte la literatura», dice la narradora. «Para escribir es importantísimo tener actitudes lingüísticas y atreverte y salir de lo previsible. Pero lo más importante es construir vidas y tener la mente despierta para ver lo que pasa e tu entorno», concluye.

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