«María es una mujer compleja; sería injusto reivindicarla solo porque la victimización vende»

«Es un error simplificar a María como 'la negra' de Gregorio o juzgarla como una tonta esclavizada por su marido. Si hay algo que caracteriza a esta mujer extraordinaria es su complejidad. Hay muchas Marías».

Isabel Lizarraga (Tudela, 1958) conoce bien a «la María enamorada, la desengañada, la feminista, la exiliada...» «Ella va cambiando a lo largo de sus cien años de vida y de las circunstancias que le tocaron vivir y yo he tratado de verla desde dentro», afirma la autora de 'Luz ajena. El enigma de María Lejárraga'.

«En la novela me permito hacer literatura con algunos personajes y tramas –cuenta–, pero con María y sus razones he procurado ser muy fiel a la verdad».

Esa, que sería una cuestión importante con cualquier personaje histórico, lo es más si cabe en el caso de Lejárraga ahora que por fin empieza a ser conocida, pero tal vez con cierto sesgo anacrónico. Lizarraga advierte de ese peligro: «No podemos tratar de entenderla con la mentalidad de hoy; son épocas muy diferentes. Sería injusto reivindicarla únicamente como autora a la sombra de su marido por el hecho de que la victimización de la mujer vende. Ella es una mujer más compleja que todo eso».

También era una mujer muy celosa de sí misma, a pesar de que en su día la falsa autoría de Martínez Sierra ya era un secreto a voces. «No sé qué pensaría ella, pero creo que se sorprendería de que hoy se hable tanto de sí era o no quien escribía», afirma Lizarraga. E incluso aventura que «se escandalizaría de algunas reivindicaciones feministas actuales cuando todavía siguen sin resolver problemas como la desigualdad o la prostitución, contra los que tanto luchó».