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María Moliner con uno de los dos volúmenes de su mítico diccionario en una imagen sin datar R. C.
María Moliner, solitaria escaladora del Everest de las palabras

María Moliner, solitaria escaladora del Everest de las palabras

El homenaje a la filóloga y lexicógrafa, autora del legendario 'Diccionario de uso del español' pero que no entró en la RAE, llega cuatro décadas después de su muerte

Lunes, 3 de febrero 2020, 18:49

Un artículo de Gabriel García Márquez elogiaba en 1981 la hazaña que supuso el 'Diccionario de uso del español' de María Moliner (1900-1981). Le otorgó el Nobel colombiano un valor que a la comunidad científica le costaba reconocer. Y lo hizo cuando acababa de fallecer la insigne filóloga y lexicógrafa que culminó una de las mayores proezas de nuestra lengua. En absoluta soledad y con encomiable rigor, escribió su magno diccionario que con dos tomos, aparecidos en en 1966 y 1967, tres kilos de peso y 3.000 páginas, era para Gabo «dos veces más largo que el de la RAE y dos veces mejor».

Casi 40 años después de su muerte, el Círculo de Bellas Artes (CBA) le rinde homenaje bautizando como María Moliner una sala aneja a la dedicada a María Zambrano y organizando el encuentro 'Con M de Moliner: el lenguaje a debate', coordinado por Amalia Iglesias Serna, filóloga, poeta y periodista. Un homenaje que presentó, paradojas de la vida, el académico y catedrático Pedro Álvarez de Miranda, miembro de la docta institución que negó el paso a Moliner en 1972, cuando debió ser la primera académica.

Portazo clamoroso

Para muchos aún retumba el clamoroso portazo de la RAE a una gran mujer, a una fuerza de la naturaleza capaz de elaborar sola su legendario diccionario. Una aventura parangonable en el montañismo a escalar el Everest en solitario y sin oxígeno, y que en cualquier país desarrollado le habría granjeado el mayor reconocimiento.

Propuesta por Rafael Lapesa y Pedro Laín, tuvo que ver doña María cómo el lingüista Emilio Alarcos Llorach le ganaba por la mano y se quedaba en con el sillón B al que aspiró la filóloga, lexicógrafa y bibliotecaria aragonesa en 1972. Moliner, que realizó su titánica labor sin renunciar al cuidado de su casa, sus hijos y su cátedra –«mi verdadero oficio es remendar calcetines», ironizó– no quiso someterse a una segunda votación.

«Encajó bien que se eligiera a otro gran lingüista, pero no quiso otra votación», dijo Álvarez de Miranda. «En la RAE es habitual el acceso en segunda votación, como ocurrió con Galdós, pero cuando en 1974 se tentó de nuevo a Moliner desde la RAE, el alzhéimer empezó a hacer estragos», recordó. Sin negar «la fuerte misoginia» que lastraba a la RAE «y sin justificar nada», le parece obvio que «debiera haber sido la primera académica», por delante de Carmen Conde, que ingresó en 1978. «Aunque ser académico no tenga tanta importancia y sea un relumbrón adventicio», destacó que las mujeres entraron en la RAE antes que en la Academie Française, «que en 1980 eligió a Marguerite Yourcenar».

Elogió el académico el «callado, meticuloso y solitario» trabajo de «una verdadera autodidacta en filología», creadora de un diccionario «de un peso imperecedero en la historia de la lexicografía», pero «de fama póstuma y reconocimiento tardío». Reconocía además que le «irritan» algunos tópicos sobre la filóloga perpetuados por Gabo, como la mención a que escribiera en una mesa camilla, o la broma sobre su 'auténtica' vocación de remendar calcetines.

«El diccionario fue para ella el proyecto de una vida consagrada al lenguaje, a su pasión por las palabras, a la educación y el conocimiento», aseguró Amalia Iglesias, que recordó cómo Moliner «puso también en marcha 105 bibliotecas en lo que hoy llamamos la España vaciada», y reivindicó «los valores de la cultura para poner en valor la cultura de los valores».

Por familias

Nacida en Zaragoza y fallecida en Madrid, Moliner trabajó durante 15 año su «única obra». «Hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana», escribió García Márquez. Incluyó definiciones, sinónimos, expresiones y frases hechas que ordenó por familias de palabras, aunque a partir de su segunda edición, en 1998, se retornó al orden alfabético puro.

El Cine Estudio del CBA proyectó este lunes dos películas con el lenguaje como protagonista: 'Bola de fuego' (1941), de Howard Hawks, y una pieza pionera del vídeo feminista estadounidense, 'Semiotics of the Kitchen' (1975), de Martha Rosler. Se celebró luego el coloquio que reunió a Manuel Alcántara Pla, lingüista, investigador y autor de 'Palabras invasoras: El español de las nuevas tecnologías'; Susana Guerrero, filóloga especializada en lenguaje inclusivo, profesora en la Universidad de Málaga, y Valeria Ros, licenciada en Comunicación, codirectora y presentadora del programa radiofónco 'La lengua moderna'.

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