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«El marido que, sorprendiendo en adulterio a su mujer, matare en el acto a esta o al adúltero o les causare alguna de las ... lesiones graves será castigado con la pena de destierro. Si les causare lesiones de otra clase, quedará exento de pena». Así rezaba el artículo 438 del Código Penal en 1927. Y contra este 'artículo rojo' batallaron Clara Campoamor y Matilde Huici como letradas (las primeras en España junto a Victoria Kent), una campaña que la investigadora Isabel Lizarraga novela en su último libro, 'Contra el artículo rojo', y que este miércoles presenta en Espacio Santos Ochoa (19.00 horas).
– A pesar de aquel logro legal, el maltrato de la mujer continúa siendo una realidad vigente.
– Aquel artículo que Campoamor y Huici lograron que se derogase, aunque luego volvió a estar vigente con Franco hasta 1963, afortunadamente ya no existe. Ahora las leyes son iguales para hombres y mujeres, pero los hombres siguen matando a las mujeres. Hoy la mujer puede denunciar, pedir auxilio y hay una voluntad de las administraciones, la justicia y la policía de protegerlas, aunque no siempre se consiga.
– En su libro documenta casos reales de violencia y asesinato de mujeres de la época y habla de las pioneras del feminismo de entonces. ¿En qué más ha consistido su labor documental?
– Lo más original o novedoso es el registro de los pasos de Huici y Campoamor durante los meses de marzo y abril de 1927 en una campaña con diferentes actos en Madrid para que se derogara este artículo. Lo argumentaron en una memoria que se discutió en la Academia de Jurisprudencia.
– Recupera la figura de Campoamor (tras su libro 'Los casos de Clara Campoamor'), con quien se diría que mantiene una íntima relación literaria.
– Sí, me hago la ilusión de que le hablo y me responde.
– La retrata con mucha cercanía, recreándose en su fisonomía, carácter, gestos… además de en sus discursos.
– Es que yo pretendo retratarla como tuvo que ser, y para eso he visto muchas fotos suyas, he leído entrevistas que le hicieron para conocer su forma de expresarse, la ironía con la que respondía, cómo la describían los periodistas… He querido hacerme una idea de ella como mujer viva.
– Las todas las mujeres que han desfilado por sus novelas –entre otras Isabel Oyarzábal, Matilde Huici, María Lejárraga y Clara Campoamor– ¿con quién tiene más o mejor sintonía?
– Aunque a los riojanos no les va a parecer bien, la que más me gusta es Clara Campoamor. María Lejárraga tiene muchas facetas como feminista, como política, exiliada pero la veo más formal, mientras que Campoamor me parece más gamberra, más libre y rebelde, sin cortapisas.
– A la hora de abordar sus novelas históricas, ¿decide primero el tema o sus protagonistas?
– Depende. Cuando escribí sobre la diplomática Isabel Oyarzábal (en 'La canción de mi añoranza') o sobre Lejárraga ('Luz ajena') quería abordar a la persona, pero en este caso me interesaba el tema exacto del 'artículo rojo'.
– ¿Por qué ese interés?
– Porque me llama la atención el hecho de matar a alguien a quien has querido. Cómo se puede llegar a eso es algo que he querido comprender. Además es un tema que Campoamor y Huici lucharon como abogadas, no solo como feministas, y eso me parece interesante también.
– ¿Cree que, hoy por hoy, el movimiento feminista discurre por los cauces correctos?
– Es una pregunta muy difícil, sobre todo porque en el feminismo hay diferentes caminos. Además, hoy es cada vez más difícil expresarse libremente; estamos viendo que nos cancelan por aquí y por allá, y me parece una especie de involución en cuanto a las libertades de expresión.
– ¿Además de entretener, con qué vocación ha escrito este libro?
– Quiero dar a conocer hechos importantes que han pasado en la historia y no se deben olvidar. Esa es mi intención y mi deseo, pero para conseguirlo tengo que procurar que sea una lectura amena, divertida y para el público general.
– ¿Ha aprendido algo nuevo sobre este artículo o sobre estas dos mujeres?
– Sí, he aprendido que en la lucha de estas mujeres por anular el artículo 438 otros abogados las apoyaron, y es importante destacarlo. Son mujeres que tuvieron en contra muchísimas cosas en una sociedad que había que cambiar de arriba abajo, pero también había hombres justos que buscaban lo mismo que ellas.
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