Acaban de pasar los Reyes Magos, repartiendo algunos de los juguetes y cosas materiales que hemos solicitado en las cartas. Ha habido y me consta otras peticiones como: tener una estufa, reunir a la familia, comida para todos, tiempo para que «mis padres me hagan ... más caso, que «mis hijos me visiten en la residencia» o que cesen las guerras y las violencias.

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Podemos decir que todas las peticiones son deseos. ¿Pero qué es un deseo? Según la RAE es un «movimiento afectivo hacia algo que se apetece. Un afán, anhelo, pretensión, capricho, empeño, berretín,...». Es curioso como todos los sinónimos encierren algo que queremos por antojo o que ansiamos por ilusión o como una meta en la vida. Según las diferentes acepciones del término un deseo puede ser algo voluble que se cumple por azar o por los Reyes Magos. O se puede entender como un objetivo que uno mismo trabaja para conseguir. Así el niño –el niño de clase media, si aún existe– que pide un juguete a los Magos porque son más «ricos» confía en tener o buscar otras opciones si el regalo no le llega. Sin embargo, cuando pedimos paz, comida o atención a los ancianos sabemos que podemos hacer pequeñas y eficientes acciones, pero no parar, por ejemplo, una guerra, porque los que sí tienen el poder de realizar nuestro deseo no tienen el deseo de ejercer ese poder.

Complicado parece lo de los deseos. Hay algunas deliciosas películas sobre ellos donde vemos esta doble cara de un anhelo. Una es 'Wish: El poder de los deseos'. Un filme infantil que habla sobre entregar el deseo más íntimo de nuestro corazón esperando que en un momento determinado un mago ejerza su poder y lo convierta en realidad. El otro, del director Díaz Lorenzo, es 'La lista de los deseos' y cuenta con ternura, humor y realidad el viaje de tres amigas –dos de ellas enfermas de cáncer– para cumplir sus deseos.

Como mi azar es reservado en eso de venir a regalarme algo, opto por hacer lo que pueda cerca de mí –si es pretencioso, digamos sobre el hambre, la soledad, la paz– y en trabajar con todas mis fuerzas por hacer realidad los más asequibles, digamos estudios, escritura...

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En nuestras manos está lograr, o al menos intentar materializar, nuestros afanes más profundos –y en esto confluyen las dos cintas anteriores al igual que otra muy entrañable, 'Cadena de favores' dirigida por Mimi Leder–.

Además, dicen los numerólogos que el 24 del nuevo año es un 'número de Harshad'. 'Harshad' proviene del sánscrito, significa «gran alegría». Así, que si no viene por sí misma, la que esté a nuestro alcance habrá que buscarla, trabajarla y traerla a nuestra vida y a la de los que nos rodean. Al final, como expresa la poeta Margaret Deland, «uno debe desear algo para estar vivo».

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