El Teatro Real «cumplió y reforzó» la normativa sanitaria vigente que «no exige separación» entre los espectadores que asisten las funciones. El presidente de su patronato, Gregorio Marañón, recuerda que como en el transporte público, «es obligatorio el uso de mascarilla, pero no la distancia». Respondía así tras la traumática suspensión el domingo de la función de 'Un ballo in maschera', (Un baile de máscaras), una circunstancia inédita en el Real y que no habían vivido antes ni el director Musical Nicola Luisotti, ni el responsable artístico del teatro, Joan Matabosch, ni los mas antiguos de la casa.
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Adelantó Marañón que estudiarán «nuevas vías para complacer a todo el mundo», sin que se modifique, de momento, el sistema de venta de entradas, y negó que se trate mejor a los espectadores de las localidades caras que a los de las baratas, desde donde partieron los gritos y pataleos que obligaron a suspender la función.
«Imagina que compras un billete de avión, de tren o autobús y no viajas porque no hay separación. No sé a qué reglas se refieren quienes dicen que las hemos incumplido: no hay normas de separación», insistió Marañón al explicar que el Real tenía el domingo un aforo del 51%, «muy por debajo del 65% que nos hemos fijado, cuando la norma nos impone el 75%». Reiteró que se cumplió a rajatabla la normativa y negó que se trate mejor al público del patio de butacas que al del gallinero, llamado 'paraíso' en un Teatro Real «que no afronta un problema de lucha de clases».
No obstante tratará de ser «sensible» respecto a quienes tengan «sensaciones subjetivas» de inseguridad por la pandemia. «Estamos esforzándonos para entender a los espectadores de 'paraíso'. Habrá que echarle imaginación en próximas funciones, no solo para cumplir las medidas, sino para empatizar e infundir tranquilidad a quienes sienten prevención por el virus. A ver si lo conseguimos».
Marañón abrirá una investigación para averiguar lo que califica de «lamentable incidencia». El miércoles habrá otra función de 'Un ballo in maschera' y el Real admite que no se ha tomado ninguna medida distinta a las de anteriores funciones, «aunque se están estudiando».
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Marañón no ve «una mano negra» tras las quejas que llevaron a la cancelación de una función por primera vez desde la reapertura del Teatro. «La condición humana es plural. Pero es evidente que el que haya personas que teniendo una alternativa sigan vociferando cuando el maestro levanta la batuta, es porque están deseando que se suspenda la función», aseveró, con todo, el presidente del patronato.
No comprende a quienes no aceptaron la devolución del importe de la entrada ni la reubicación en otra localidad. Antes del inicio de la función se informó de que había 905 localidades ocupadas, el 51,5% de una sala con capacidad para 1.700 personas. Dos centenares de espectadores aceptaron ser recolocados, pero un grupo se negó a abandonar la sala y expresó a gritos su disconformidad.
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«Desde su reapertura en junio el Real ha celebrado 29 funciones de 'La Traviata' y el estreno de 'Un ballo in maschera' sin incidentes», recordó Marañón. Precisó que las normas para 'La Traviata eran distintas, que exigían no superar el 50% del aforo, mantener un metro y medio de distancia y no obligaban a usar mascarilla. «Ahora el aforo es del 75%, no se exigen criterios de separación y sí mascarilla», reiteró. «En el estreno del viernes el aforo fue del 63% y había más ocupación en platea y el patio de butacas que en el 'Paraíso' y no hubo quejas». «Nos importa más el futuro que el pasado», agregó Marañon reiterando que en el Real «no tenemos un problema de lucha de clases y sí una situación anómala que vamos a solucionar. Todos los espectadores son iguales para nosotros, no ha habido ningún tipo de discriminación», concluyó.
Al comprar las entradas, la página web del Real indica si las localidades aledañas están ocupadas o no, con lo cual el espectador sabe a que atenerse. Es imposible implementar un sistema que establezca separación automática con cada compra, dado que buena parte de las entradas son abonos con plazas fijas para toda la temporada. Las próximas funciones se mantienen en su fecha y con las entradas vendidas en un aforo superior al 50% y con el mensaje de 'agotadas' en la web.
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«Jamás había vivido algo parecido en toda mi carrera» dijo el director de orquesta Nicola Luisotti, que tras dos intentos de retomar la interpretación de la ópera de Verdi y ante las protestas de un reducísimo grupo, decidió suspenderla. Explicó que «no podía escuchar nada ni de los músicos ni de las voces». «El tenor me miraba como diciendo 'para la función' y los cantantes lloraban. Fue algo terrible para el arte y la cultura», declaró. «Así no se puede seguir. Lo siento», dijo desde su atril, poníendose la mascarilla, bajándose del podio y dando por concluida la función.
«Tampoco yo he vivido nunca nada semejante. A veces se suspende una función por enfermedad del algún cantante o por circunstancias imponderables, pero nunca había visto nada igual a lo que pasó el domingo», dijo Joan Matabosch. El director artístico del coliseo dijo que tampoco conoció una suspensión de este cariz durante su etapa en el Liceo de Barcelona.
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