'Espejo de conciencia' de Juan Bautista de Viñones, obra impresa en Logroño en 1507 por Arnao Guillen de Brocar, es la última adquisición –hace un par de semanas– de la biblioteca del Instituto de Estudios Riojanos (IER), que ya roza la docena de ejemplares ... del reconocido maestro impresor.
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Sin embargo, apenas es un ejemplo del amplísimo catálogo de este archivo y biblioteca, gestionado desde hace quince años por Ignacio Peso y que contabiliza más de 43.000 títulos de patrimonio histórico-artístico. El director general de Cultura, Roberto Iturriaga, detalla algunos datos más, como sus 17.612 títulos de fondo antiguo y 1.368 de hemeroteca; las 421 obras adquiridas en este último año; los 50.000 documentos aún pendientes de catalogar, o los 68.900 euros presupuestados para la adquisición de nuevos fondos en 2025.
Ambos han girado este jueves una visita por la biblioteca del IER junto a la gerente de la institución, Penélope Ramírez, a modo de balance de año. Un año, el 2024, que ha traído a La Rioja tesoros como un privilegio de Santa María de Nájera firmado por los Reyes Católicos. Otra joya de la biblioteca es su pieza más antigua, un fragmento de biblia del año 960 del monasterio de San Martín.
Además de privilegios medievales o documentos de entre los siglos XVI al XIX, en el IER valoran especialmente el material relacionado con ilustres riojanos como Sagasta, Marqués de la Ensenada o Espartero, «para intentar que sean utilizados en futuras exposiciones», señala Peso, quien también menciona atractivas rarezas como los apuntes de matemáticas de un Sagasta con 19 años o una caricatura suya desplegable que en cada doblez le recrea con patas, cabeza o tronco de animales.
Manuscritos, incunables, fondo antiguo, mapas, propaganda, fotografías... e incluso partituras engrosan el archivo y biblioteca del IER. Pero, ¿con qué criterio se adquieren e incorporan a su sede del Palacio de los Chapiteles? «Principalmente nos fijamos en la disponibilidad, precio, rareza de la obra y el estado de conservación, y para ello acudimos a casas y ferias del libro, el mercado de internet, casas de subastas o a los catálogos de los libreros», explica Ignacio Peso, rastreador de este patrimonio. Y cuenta como anécdota la semana que pasó viendo telediarios nacionales para dar con la noticia en la que se hablaba del mencionado privilegio de los Reyes Católicos, información que le puso sobre la pista de este documento.
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Cada nueva adquisición, sobre todo de fondo antiguo, exige catalogar, restaurar, conservar, digitalizar y poner este material al servicio de estudiosos y ciudadanos. Los libros y documentos antiguos se guardan en la planta baja de la institución con los pertinentes criterios de limpieza, temperatura, humedad y control de plagas, y organizados por tamaño «como se hacía en los monasterios». El fondo moderno, el más consultado, se ubica en la primera planta clasificado por materias, como en las bibliotecas públicas. Por su formato y volumen, la colección de hemeroteca y numerosos documentos se encuentran depositados en un bajo de Duquesa de la Victoria.
Ante de concluir la visita, Ignacio Peso no deja pasar la oportunidad de mencionar al sacerdote y antropólogo autoleño Pedro González y González, «que confeccionó la primera y única biblioteca especializada en temática local y conformó el núcleo original de la actual biblioteca del Instituto de Estudios Riojanos».
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