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Resulta difícil poner una cifra al numeroso legado que dejó el escultor Vicente Ochoa Moreno, nacido el 6 de enero de 1919 en Cervera del Río Alhama. Hay quienes hablan de 3.000 obras y le consideran 'el Miguel Ángel de La Rioja', destacando los elementos de clasicismo y realismo de sus creaciones.
Su huella está presente en infinidad de lugares, plazas, calles, jardines, iglesias y distintos espacios de la geografía riojana, además de formar parte de celebraciones como la Semana Santa. En 1968 realizó el paso de la Cofradía de la Flagelacíón de Jesús que procesiona desde la parroquia de Santa Teresita de Logroño y en 1970 el Cristo Crucificado de la Cofradía de las Siete Palabras y el Silencio (Escolapios).
El ciervo de bronce de Cervera, los monumentos al peregrino' en Santo Domingo de la Calzada, a la vendimiadora en Briñas, a la batalla de Clavijo y al rey Fernando III El Santo en Nájera, San Felices en Haro, el busto del Doctor Castroviejo y los niños de la Glorieta del Doctor Zubía de Logroño, esculturas de San Bernabé, El Buen Pastor, la Inmaculada Concepción, el Sagrado Corazón de los jesuitas, Gonzalo de Berceo, Javier Adarraga son algunos ejemplos de una larga lista que forma parte de su extensa y variada obra.
También trabajó por encargo para porcelanas Bidasoa, fue autor del trofeo de la Fiesta de la Vendimia y de numerosos dibujos y bocetos.
Se trasladó a vivir a Logroño con su familia en 1931, regresó a su pueblo natal durante unos meses en plena Guerra Civil y al terminar el conflicto bélico se marchó a Barcelona como asistente de un capitán. En la capital catalana estudió en la Escuela de Artes y Oficios y dio sus primeros pasos artísticos en el taller de imaginería de Jerónimo Homs y avanzó en su formación.
En 1957 volvió a Logroño donde desarrolló su faceta como docente. A lo largo de casi treinta años ejerció como profesor de la Escuela de Artes y Oficios, hasta que se jubiló a mediados de los años ochenta. Entonces pudo dedicarse en exclusiva a la producción artística en su taller.
La Consejería de Educación, Cultura, Juventud y Deportes reconoció su labor con el primer Galardón de las Bellas Artes Riojanas el 22 de mayo de 1998 y el Gobierno de La Rioja publicó el libro 'Vicente Ochoa, maestro de la escultura riojana' escrito por Miguel Ángel Marrodán. El escultor murió en Logroño meses después, el 16 de noviembre, a la edad de 79 años.
En octubre de 1999 sus herederos donaron al Museo de La Rioja 144 piezas (esculturas, moldes, bocetos y herramientas).
En la capital riojana un colegio tiene su nombre, una calle y un polideportivo. En Cervera el Ayuntamiento le dedicó la calle de acceso al polideportivo y a los centros escolares en 2019, en el centenario de su fallecimiento.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
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