Luis Landero (Alburquerque, Badajoz, 74 años) ha ganado este lunes el Premio Nacional de las Letras, dotado con 40.000 euros. Escritor de filiación cervantina, Landero consiguió un hueco en la literatura española cuando publicó en 1989 'Juegos de la edad tardía', toda una revelación ... con la con la que obtuvo el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana, así como el Premio Nacional de Narrativa. El extremeño ha entregado a la imprenta 16 libros, 11 de ellos novelas.
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Antes dedicarse a la literatura probó suerte en diversos oficios: aprendiz en un taller mecánico, recadero en una tienda de ultramarinos, auxiliar administrativo en Clesa y Central Lechera... Sin embargo, dos vocaciones destacan entre todas ellas, la de guitarrista flamenco y la docencia. Fue profesor primero en el instituto Calderón de la Barca de Madrid y luego en la Real Escuela de Arte Dramático.
El jurado que concedió el galardón destacó el talento del autor para imaginar historias a partir de la anécdota más nimia y la portentosa capacidad de Landero para escribir ficciones «con personajes y atmósferas de gran expresividad». Tocado con el don de la ironía, el escritor ha buceado con singular fortuna en la candidez de la infancia, aunque sus últimos libros indagan en parajes más sombríos del alma.
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Procedente de una familia campesina, los libros estuvieron ausentes de su casa durante la infancia, algo paradójico en un hombre poseído por la voracidad lectora. En sus libros, desde 'Caballeros de fortuna' a 'El huerto de Emerson', Landero ha abordado los grandes conflictos del ser humano, siempre sin un ápice de dogmatismo. Gran amante de la parodia, su escritura hunde sus raíces en un humanismo empático y afectivo.
Una de las claves de su escritura es la de identificarse con el perdedor: investiga en su naturaleza hasta presentarlo con una mirada compasiva y cariñosa. Su estilo se aleja del realismo canónico y se asienta en el simbolismo, la paradoja y una interpretación del mundo un tanto carnavalesca, según pone manifiesto Alfonso Ruiz de Aguirre, uno de los estudiosos de su obra.
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La aparición de 'Juegos de la edad tardía' supuso su irrupción en el panorama literario, una voz de fundamental surgida en las últimas boqueadas de la Transición. De hecho, la crítica le tiene por uno de los exponentes más conspicuos de la primera generación de la democracia española. «Ha mantenido, con el mismo afán, el pulso y la originalidad que ya asomaron en sus comienzos literarios y que le ha llevado a conservar entre sus lectores una enorme capacidad de asombro», dice el acta del jurado.
Con 'El balcón de invierno' investigó en su propia biografía, la del hijo de un hombre humilde, taciturno y autoritario, un tipo humilde que siempre quiso para su hijo sacar un hombre de provecho, un abogado, un médico, un militar de carrera... Solo así se entiende que Landero se dedicara a la guitarra una vez muerto su progenitor. Se plantó con su primo en los tablaos y salió adelante, hasta que un monstruo llamado Paco de Lucía llegó y mandó callar.
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Los hombres de la familia de Landero era gente soñadora, torturada, frustrada, buenos narradores orales, mientras que las mujeres gastaban un tono amable y bondadoso. No pedían a la vida más de lo que podía dar.
La trayectoria literaria de Luis Landero dio un giro hacia aspectos más oscuros del comportamiento humano en 2017, cuando publicó 'La vida negociable', novela en la que el protagonista se proponía como objetivo vital deshacerse de escrúpulos y de afectos.
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Con 'Lluvia fina' (2019), su siguiente novela, esa erosión moral continúa y se convierte en una atmósfera que enturbia los sentimientos más bonancibles de los personajes. En 'El huerto de Emerson' (2021), el escritor extremeño regresó al calor de los recuerdos familiares. En tiempos de desmemoria, Landero hizo memoria y volvió la mirada a su tío Paco y a su tía Santa, a esas historias de los pueblos, como la que dice que si se deja un pelo de vaca en un charco de lluvia formado por su pisada, pasados quince días se convierte en una culebrilla.
El jurado que distinguió a Landero estaba compuesto por Inés Fernández-Ordóñez, en representación de la Real Academia Española; Rosario Álvarez, por la Real Academia Gallega; Sagrario Aleman, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Ángela Vilallonga, por el Instituto de Estudios Catalanes; Rosa María Agost, de la Academia Valenciana de la Lengua; Montserrat Iglesias, a propuesta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE); Manuel Rico, por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE); Francisco José Díaz de Castro, por la Asociación Española de Críticos Literarios; Carmen Rodríguez, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE); Juan Manuel Goig, a propuesta del Centro de Estudios de Género de la UNED; Marta Sánchez y Nieves Fernández por el Ministerio de Cultura y Deporte; y el escritor José María Merino, premiado en 2021 con este mismo galardón.
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El Premio Nacional de las Letras empezó a darse en 1984, cuando recayó Josep Vicenç Foix. En la primera década, recibieron esta distinción José Hierro (1990), Francisco Ayala (1988) o Carmen Martín Gaite (1994), y en ediciones más recientes han sido premiados Rosa Montero (2017), Francisca Aguirre (2018), Bernardo Atxaga (2019), Luis Mateo Díez (2020) y José María Merino (2021).
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