Con él llegó el escándalo

La figura de Seidl es habitual de los festivales de cine y alguno de sus trabajos se han visto en la cartelera comercial. Sus piezas no son para todos los estómagos y la mala levadura de sus historias genera malestar y mucho debate.

Rizando el rizo de la controversia, 'Sparta' llegó a la sección oficial de San Sebastián envuelta en un escándalo originado por la información publicada en un semanario alemán que atestiguaba que los padres de los niños no actores que participaron en el rodaje ignoraban que la trama abordaba el tema del comportamiento inapropiado de un hombre. El director del certamen donostiarra, José Luis Rebordinos, defendió el pase del largometraje y su recibimiento causó impacto, se la juzgó como obra artística y la fuerza de sus imágenes acapararon opiniones favorables.

El personaje central de la trama es Ewald –al que da vida George Friedrich, un fijo del clan de Seild–, un ingeniero infeliz que se despide de su trabajo y se traslada a la Rumanía profunda a reformar escuelas decrépitas para reconvertirlas en gimnasios y atraer a muchachos con los que se siente satisfecho.

Ewald instruye a los chicos en disciplinas espartanas a la vez que juega con ellos, se ducha con ellos, los fotografía en calzoncillos y en su soledad observa las fotos de los jóvenes con placer perturbador. Este inquietante retrato enfermizo (indeseable) contrasta con la actitud de los padres, todavía más repelente. Esta es la paradoja de la película.